Visiones / Opiniones sobre Eva Duarte de Perón


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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Eva Perón

Por David Solar. Articulo publicado en la revista HISTORIA 16 Nº 254.

María Eva Duarte Ibarguren nació el 7 de mayo de 1919 en Los Toldos, un pueblo de la provincia de Buenos Aires, en el hogar ilegítimo de un ganadero, que tuvo cinco hijos con Juana Ibarguren. Eva se quedó huérfana cuando tenía unos ocho años y emigró con su madre y hermanos hasta la ciudad de Junín, donde viviría hasta los quince... La miseria de aquellos años la lanzó hacia la capital, a donde llegó con una compañía de tangos... Malos años para todos y más para una muchacha con escasa formación intelectual y artística, que pasó todo tipo de trabajos y penurias para abrirse un pequeño camino artístico.

Hacia 1937, con 18 años, comenzó a trabajar con cierta asiduidad en la interpretación de novelas radiofónicas y, después, en papeles secundarios de teatro y de cine. En 1944, cuando conoció a Perón, contaba 25 años y era una discreta actriz todo terreno.

Eso ocurrió en enero de 1944, con ocasión de una gala benéfica * celebrada por múltiples personajes del espectáculo para ayudar a los damnificados de San Juan, una población andina destruida por un terremoto. Eva se encontraba entre los actores y el entonces coronel Perón, que tenía 47 años, asistía en calidad de Secretario de Trabajo y Previsión. Perón estaba divorciado, era hombre proclive a los romances y se encontraba en plena ascensión política. Parece que hubo un inmediato flechazo y ambos comenzaron a vivir juntos.

Perón obtuvo en los meses siguientes el ministerio de la Guerra y la Vicepresidencia de la República. Era un personaje famoso y envidiado. Alguien le reprocha sus relaciones con Eva y comenta: Hablan mal de mí porque estoy enamorado de una actriz ¿Qué quieren? ¿Que me enamora de un actor? Al socaire de la vertiginosa carrera de su amante, Eva se convierte en una actriz de primeros papeles y se toma cumplida revancha contra antiguas competidoras, como Libertad Lamarque, que optó por abandonar Argentina y afincarse en México.

Sin embargo, Perón padeció un fuerte revés político en octubre de 1945 y hubo de renunciar a sus cargos; luego fue detenido y Eva sufrió todas las incertidumbres propias de la situación. Cuando superó la crisis se casaron y, a continuación, se lanzó a la campaña presidencial que le llevaría hasta la Casa Rosada , sede de los presidentes argentinos. Eva le acompañaba, escuchaba sus mítines, participaba en las reuniones electorales...por entonces se limitaba a aprender, pero en febrero de 1946 Perón ganó las elecciones y Eva se convirtió en la primera dama, a los 27 años de edad. Fue entonces cuando liberó el torrente de energía que llevaba dentro.

Desde el principio Eva estuvo rodeada de toda la consideración social debida a la primera dama y parece que la disfrutaba con una enorme naturalidad; por eso dicen que no era sobornable: recibía los regalos y los honores como algo natural que se le debía al peronismo, no a ella, humilde chica de provincias. Parece que la obra política de su marido se convirtió para ella en una especie de religión, que la había redimido de la insignificancia para encomendarla una misión en favor de los descamisados. Ella los conocía muy bien, mucho mejor que su marido, tras una infancia plagada de humillaciones y estrecheces y tras una dura pelea por sobrevivir en su juventud.

Por eso pidió y obtuvo de Juan Domingo Perón un despacho en la Secretaría de Trabajo y Previsión, * que convertiría en su base de operaciones durante seis intensos años. Algo que su marido le dio como un capricho que pronto olvidaría, terminó convirtiéndose en una de las más firmes bases del justicialismo.

En aquella oficina Eva comenzó recibiendo a todo el mundo, escuchaba sus quejas, sus penas, sus demandas y trataba de dar satisfacción, justicia, meDios o consuelo a cuantos acudían a ella. Como aquello cobró enormes proporciones, se constituyó la Fundación Eva Perón, una forma primaria y paternalista de Seguridad Social, para lo cual obtenía fondos de donaciones, del Estado y, sobre todo, por medio de venta de favores o de chantajes a grandes comerciantes y empresarios... Así se convirtió en una especia de hada madrina de los desheredados.

Su segunda campo de acción fue el sindical, dentro del sindicato justicialista al que su marido, metido en los trabajos presidenciales, no podía atender. Ella tenía la sensibilidad popular, el lenguaje, la garra y la expresividad para lidiar con unos sindicalistas que comenzaron desconfiando de ella y terminaron deificándola.

La tercer actividad, que la convirtió en primera recaudadora de votos para el peronismo, fue su liderazgo femenino. Eva Perón consiguió una ley que equiparaba los derechos civiles femeninos con los masculinos.

Estos trabajos la ocupaban todas las horas del día. Comenzaba a trabajar tarde, hacia mediodía y cerraba su jornada muy cerca de la medianoche, como se había habituado a hacer en el mundo del espectáculo. Luego solía sostener prolongadas tertulias con sus amigos y se acostaba de madrugada, con frecuencia cuando su marido ya se levantaba.

Su viaje a España se inscribe en el interés del general Perón en hacer un ejercicio de independencia respecto a Estados Unidos, que había intentado su ruina política en 1945. Cuando la envió a aquella especial embajada de 1947, Eva estaba todavía en su primera época: aún usaba aparatosos tocados, lujosos vestidos, pieles y joyas... que aquí -a comienzos del verano de 1947- llamaron la atención en una mujer que ya entonces no hacía otra cosa que hablar de sus descamisados y de la justicia social que en Argentina gozaban los obreros.

Eva Perón estuvo en España, en olor de multitudes, un par de semanas. Luego salió rumbo a roma y realizó una gira por Europa, donde no hubo recepciones multitudinarias y donde tuvo que aguantar algunos desplantes. Al parecer, ese viaje la cambió profundamente, al menos en su aspecto exterior: a partir de entonces empezó a cultivar una imagen más austera: el pelo recogido hacia atrás, como pasará a la iconografía oficial, nada de aparatosos tocados y escasas joyas.

Probablemente, en su fanatismo justicialista, el peronismo se convirtió para ella en una auténtica misión. Las lacras sociales que atendía a diario y a las que era sensible la imbuían de un inmenso celo asistencial; le parecía que poder solucionar algunas de ellas le daba un poder casi divino; el agradecimiento de aquellos desheredados la mantenía en una nube; el poder dictatorial de su marido, la elevaba por encima de los demás mortales; su dominio de los sindicatos la convertía en una Juana de Arco, dado el machismo de la época y más en Argentina... Todo eso la tenía en trance y afectaba a quienes la rodeaban.

Ella, además, sabía cultivar y ensanchar su aureola. Poseía los recursos aprendidos en el teatro; manejaba bien las situaciones melodramáticas, tan habituales en las novelas radiofónicas; conocía bien los secretos del micrófono... En ese proceso de divinización interviene, claro, su temprana muerte, en 1952, a los 33 años de edad, en plena juventud y belleza, en el mejor momento del peronismo y en la cúspide de su prestigio.

Supo que tenía cáncer en 1949 y no quiso operarse. Aseguran que abofeteó al Ministro de Educación, un ilustro médico, que insistía en la urgencia de una intervención quirúrgica. ¿Lo hizo por miedo? ¿Por inconsciencia? ¿O fue, acaso, porque estaba convencida de lo irreversible de la situación y prefirió afrontarla de pie y seguir mientras pudiera? Quizás esta última posición concuerda con su carácter pasional e iluminado.

Todavía en su último discurso, en mayo de 1952, amenazaba a los enemigos del peronismo de esta guisa: Yo le pido a Dios que no permita a esos insensatos levantar la mano contra Perón, porque ¡guay! de ese día ¡Ese día, mi general, yo saldré con el pueblo trabajador, con las mujeres del pueblo, con los descamisados de la Patria, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista!. Mes y medio después, media Argentina lloraba su muerte y la otra media se regocijaba discretamente por su desaparición.

Tras la caída del peronismo, los restos momificados de Eva Perón fueron robados de la sede del sindicato justicialista, la CGT, donde eran objeto de auténtica veneración. Tras haber estado escondidos en diversos lugares, terminaron siendo sepultados en Italia. A mediados de 1972 le fueron devueltos a Perón, que residía como exiliado en la zona residencial madrileña de Puerta de Hierro. Así ocurrió que Eva Perón regresó 25 años después a Madrid y allí, en el ático del chalet que ocupaba el ex-presidente argentino, estuvo su cuerpo momificado, hasta que volvió a su país cuando el general recuperó el poder en 1973.

* Aunque en todos las biografías y en las películas se habla de la gala convocada para conseguir ayudas para los damnificados del terremoto de San Juan, no lo explica así el general Perón en sus memorias. Ver Cómo conoció Eva a Perón según las palabras del propio general Perón.

* Según Perón, fue él quien le pidió que trabajaran juntos en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Ver Cómo conoció Eva a Perón.




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