DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


Eva Ibarguren EVA IBARGUREN EVA DUARTE EVA PERON EVA PERON EVA PERON EVA PERON

María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De la editora Cooperativa del Pilar, en la edición bilingüe ( english - spanish ) del libro María Eva Duarte de Perón - Mi Mensaje, colección Evita, Buenos Aires, con ilustraciones y fotografías, 108 páginas, año 2009:

Durante décadas, los historiadores del campo nacional y extranjero y militantes del movimiento peronista especularon sobre el destino corrido por el último texto escrito de Eva Perón y que ella titulara Mi Mensaje.

Muchos creyeron que la llamada " Revolución Libertadora " de 1955 lo había destruido. Otros aseguraban que estaba en manos de grupos militares interesados en que no se difundiera.

Providencialmente, en septiembre de 1987, un aviso aparecido en los matutinos porteños, señalaba que en uno de los más aristocráticos salones de remates de Barrio Norte, iba a ser subastado un " texto inédito " de Eva Perón. Investigaciones realizadas inmediatamente, permitieron comprobar que se trataba de Mi Mensaje, un vigoroso y dolorido testimonio escrito por la " abanderada de los humildes " en sus últimos meses de vida, cuando ya la enfermedad mortal había reducido su peso a menos de 38 kilos. En él se unen la pasión tumultuosa y ardiente de Evita por los desposeídos y los desamparados, a una aguda visualización de los graves desafíos que enfrentaba e iba a enfrentar la Revolución Justicialista.

Potente, claro, dramático, esperanzado, vital pese al dolor, corajudo; esos son algunos adjetivos que bien pueden definir este libro que revela dimensión humana y revolucionaria de la mayor mujer que el siglo XX dio a la Argentina y a la América criolla. Un documento de valor histórico incalculable, de absoluta vigencia para esta tierra que aún espera que hombres y mujeres con la decisión inquebrantable de Eva Perón hagan que los más infelices sean los más privilegiados.

My Message - Chapter XXVI:

  If anyone asked me, in this difficult and sour moment of my life what would be my burning desire and my most absolute will, I would tell them live for ever with Peron and my people.

Many times, in my long hours of my illness, I wish I lived no longer, I have received everything I could ask for and more ... but for Peron and for my "grasitas " and for my descamisados.

My illness and pain have approached me to God and I have learnt that is not unfair all that is happening to me and makes me suffer.

I have every chance to take, when I married to Peron, the wrong path that leads to dizziness of the high peaks.

However God led me in the way of my people for following him I have received the men´s, the women´s, the children´s and the elderly people´s tenderness.

But I ask God to give me some holiday for my suffering.

Nota:

El Dr. César Calcagno, abogado, y Alberto Schprejer, político y empresario, expresan que:

Son frecuentes en los medios de comunicación las referencias al libro Mi Mensaje. Las muy variadas reflexiones empiezan o culminan, invariablemente, con dudas sobre la autoría de Evita, sobre el destino del original y sobre las circunstancias de un juicio que permitió, mediante el dictado de una sentencia, dejar de lado las controversias sobre su autoría. Por ello, los medios le han dado amplia cobertura.

Pero como las dudas subsisten, en nuestra respectiva condición de abogado y de editor del texto, queremos aportar información que despeje incertidumbres.

El 20 de octubre de 2006, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 101 de la Capital Federal dictó sentencia resolviendo que el libro Mi Mensaje pertenece a María Eva Duarte de Perón. Apelado ese fallo por la hermanas de Evita, lo confirmó la Cámara Nacional en lo Civil de la Capital Federal, Sala " F ", por sentencia del 12 de marzo de 2008.

El fallo está firme y, por lo tanto, el juicio definitivamente concluido. De la muy abundante y contundente prueba presentada, los jueces hicieron hincapié en las reiteradas pericias caligráficas que demostraron que las iniciales " E P ", insertadas en letra manuscrita al pie de cada una de las 79 páginas del breve texto " pertenecen al puño y letra de la Sra. María Eva Duarte de Perón ".

El sacerdote Hernán Benítez y las hermanas de Eva Perón han sostenido que Evita no escribió Mi Mensaje.

La sentencia judicial y las numerosas pericias caligráficas realizadas no clausurarán el debate sobre el contenido polémico de este libro.

La coincidencia de testimonios revela que entre marzo y junio de 1952 escribió, y esencialmente dictó Mi Mensaje.

El dirigente peronista Antonio Cafiero, que fue testigo en el juicio, aportó el recuerdo de sus conversaciones con Evita entre mayo y junio de 1952, en la residencia de Agüero y Libertador. " Me trató con una gran deferencia personal. En nuestras largas entrevistas me leyó parte de un libro que estaba escribiendo y nunca se publicó ... Ella notaba dos cosas en ese momento: una era la actitud de las jerarquías eclesiásticas, ya que consideraba que allí se estaba incubando algo contra Perón. Y también la actitud de los militares, sobre todo después del fallido golpe de septiembre de 1951. Me parece que ella todo eso lo volcó en un libro, o en un proyecto de libro " ( Desde que grité: ¡ Viva Perón !, Antonio Cafiero, Ediciones Pequén, Buenos Aires, 200 páginas, año 1983 ).

El 17 de octubre de 1952, luego de que un locutor oficial leyera el testamento de Evita, conocido como " Mi voluntad suprema ", Perón se dirige a los trabajadores y les anuncia:

" Compañeros, ésta es la voluntad de Eva Perón. Yo he de ejecutarla al pie de la letra. Para ello ha de constituirse la Fundación Evita, que se destinará a cumplir los fines señalados por la señora de Perón.

Con letra tambaleante, Evita escribió en ese documento:

" Yo considero que mis bienes son patrimonio del pueblo y del movimiento peronista, que es también del pueblo, y que todos mis derechos como autora de La razón de mi vida y de Mi Mensaje, cuando se publique, serán también considerados como propiedad absoluta de Perón y del pueblo argentino ".

Los hechos, datos, constancias materiales y testimonios demuestran, con irrefutable claridad, que Eva Perón, en los últimos meses de su vida, dictó ese libro. Lo hizo a personas de su confianza, y apenas escribió de su puño y letra algo más de una carilla. Entre otros, a Juan Jiménez Domínguez, uno de sus más estrechos colaboradores. Fundador y primer secretario general de Unión de Docentes Argentinos, en diálogo con el periodista Juan Salinas describía así las circunstancias de su participación: " Si no pasé a máquina todas las hojas fue porque tenía que cumplir misiones lejos de la Capital y porque Evita se las dictaba en sus momentos libres al colaborador que tenía más a mano " ( Eva en su plenitud, Mi Mensaje, el testamento silenciado de Evita, editorial Futuro, Buenos Aires, año 1994 ).

El propósito de Perón, sin embargo, no pudo cumplirse. Mi Mensaje nunca fue publicado y el texto apareció recién el 20 de septiembre de 1987 en el diario La Nación, cuando la Casa de Remates " Posadas S.A. Bullrich, Gaona y Guerrico " informó que los días 22, 23 y 24 de septiembre de ese año se llevaría a cabo un remate así anunciado: " Eva Perón. Mi Mensaje: original de 79 hojas con membrete. Iniciales al finalizar el texto de cada una. Correcciones manuscritas a tinta y a lápiz. Inédito ". El texto original fue adquirido en la subasta por el militante peronista Jorge Benedetti, quien años después lo facilitó al juzgado civil para que se realizara una pericia caligráfica.

La mencionada empresa contrató al historiador Fermín Chávez como perito y éste dictaminó su autenticidad. El inédito desaparecido fue llevado a remate por la familia del Escribano Mayor de Gobierno, Jorge Garrido, al poco tiempo de su fallecimiento. Este, cuando derrocan a Perón en 1955, recibe la orden de realizar un inventario de los bienes de Juan y Eva Perón y decide ocultarlo convencido de que el mismo sería inexorablemente destruido por la " Revolución Libertadora ".

Como pago de su tarea, Chávez solicitó una copia de los originales con los cuales realizó la primera edición en 1987. Uno de sus ejemplares llegó a nuestras manos, y en septiembre de 1994 hicimos la segunda edición, cuestionada por las hermanas de Evita, que consideraron que el texto era apócrifo. Lo editamos porque, a nuestro criterio, es un antecedente importante en el debate que permitirá explicar la génesis de la rebelión juvenil de la década del ´70, y porque Evita expone allí con pasión y transparencia las ideas que dieron origen al primer peronismo, que nada tenían que ver con las que guiaron la destrucción neoliberal de los ´90.

" No puede haber, como dice la doctrina de Perón, más que una sóla clase: los que trabajan ... Yo no hago cuestión de clases. Yo no auspicio la lucha de clases, pero el dilema nuestro es muy claro: la oligarquía, que nos explotó miles de años en el mundo, tratará siempre de vencernos. Con ellos no nos entenderemos nunca, porque lo único que ellos quieren es lo único que nosotros no podremos darles jamás: nuestra libertad ... El trabajo es la gran empresa de los hombres ... Cuando todos sean trabajadores, cuando todos vivan del propio trabajo y no del trabajo ajeno, seremos todos más buenos, más hermanos y la oligarquía será un recuerdo amargo y doloroso para la humanidad " ( Mi Mensaje, Eva Perón ).

El fallo judicial impide su edición oficial hasta que lo autoricen sus herederos, aunque la vigencia de sus palabras seguirá despertando polémica, porque millones las consideran la guía del camino a recorrer.

   

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De Adolfo Coronato, periodista:

No resulta sencillo hacer una semblanza del libro del filósofo, docente y escritor José Pablo Feinmann. No sólo porque, como él dice, contar qué fue, qué es y qué terminará siendo siendo el peronismo es aceptar el desafío de lo inabarcable e infinitamente contradictorio, sino también porque la propuesta " no hay hechos, hay interpretaciones ", enmascara arbitrariedades que tornan elusivo el contenido de la obra. No es que el peronismo sea incomprensible  -  agrega  - sino que comprenderlo ( pensarlo, hacer con él filosofía política ) " en totalidad " es una tarea gigantesca, desaforada, de modo que para una aproximación a Peronismo - Filosofía política de una persistencia argentina, editorial Planeta S.A.I.C., Buenos Aires, 740 páginas, año 2010, parece prudente apelar a las intenciones que lo guían para acometer el reto.

De entrada, el autor nos propone el " gran relato ", entendiendo por esto que " no podrá ser reducido a nada ni a nadie. Ni a Evita. Y menos aún a Juan Domingo Perón ", ya que " el peronismo es más que todos los sujetos que han desarrollado su praxis en él ". El autor distingue tres Perón: el primero es el idílico de los " años felices ", que nace con el golpe del 43 y cae en el 55; el segundo es el prestidigitador del exilio, muy creativo en un tiempo rico en contradicciones, que a veces escapan a su liderazgo ( la resistencia, la izquierda ) y el tercero, el del retorno que apela al comisario Alberto Villar, al coronel Jorge Osinde para poner fin a la " juventud maravillosa ". Con este Perón hay enojo: el autor ha dicho que " él mismo aniquiló su imagen histórica ". Pero el primer Perón y el del exilio son defendidos plenamente: contra la oligarquía, el odio gorila, el PC, la socialdemocracia ... y todo lo que no sea peronismo.

Conviene aclarar que el trabajo publicado constituye sólo el primer tomo que ya vio la luz por entregas en el diario " Página / 12 ". En esta versión " persistencia " reemplazó al término original " obstinación ", que el autor encuentra ahora con " una carga subjetiva que incomoda ", en tanto " nadie dudará de la persistencia del fenómeno en nuestra historia " ( en otro pasaje sostiene que también " el odio gorila es una persistencia argentina " ). La necesidad de un término menos corrosivo encuentra su razón en que persistencia expresa " linealidad histórica " ( Michel Foucault ), que el autor extiende desde el golpe militar del 4 de junio de 1943 hasta la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Esta recurrencia al presente se repite en  numerosos capítulos ( el campo, los partidos de oposición, los medios de comunicación, etc. ) a modo de " actualización peronista ".

Al concebir al peronismo como totalidad que los contiene a todos, totaliza a las partes que sólo pueden comprenderse por el lugar que ocupan en la totalidad. La " trama histórica " foucaultiana  -  señala  -   será " entreverada " con la dialética libre sartreana, que implica que el experimentador forma parte del sistema experimental. Para el sustento de su filosofía, acudirá a Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger y a Carl Schmitt, quien encontrará que la " distinción específica " que guía a las acciones políticas es la que distingue entre amigo y enemigo, categoría que parece haber desplazado a la lucha de clases.

Por otro lado, la inclusión de géneros, como el guión cinematográfico, la novela, el teatro, amenizan la densidad del trabajo en la dirección buscada.

Sobrevuela en la obra un tono fuerte, ofuscado, por momentos de reproche, en tanto Feinmann no se priva ( más bien, se regodea ) de un lenguaje " pagano ", según dice, para expresar un folclore peronista " insolente, desvergonzado y definitivamente ramplón, rústico, vulgar de esas masas " que dieron contenido al movimiento.

Nota:

El periodista Osvaldo Pepe, sostiene que:

José Pablo Feinmann tiene un espacio bien ganado entre los intelectuales del peronismo.

Desde hace décadas Feinmann procura explicar la madeja peronista desde la mirada, digamos, de " un hegeliano de izquierda ". Ese esfuerzo intelectual lo ha llevado a identificarse con las bases de la juventud peronista en los 70, para asumirse una década después, en el retorno de la democracia y desde la revista " Humor ", como severo fiscal de " los mariscales de la derrota " peronista ante el alfonsinismo avasallante de entonces. Supo despreciar al menemismo y enamorarse del kirchnerismo, aunque sin dejar de lado su rechazo visceral a la maquinaria partidaria y electoral del PJ. Algo ha permanecido invariable en el pensamiento de Feinmann y es su mirada sobre Evita como legitimadora del verdadero peronismo, de mayor trascendencia histórica, incluso, que el pensamiento político del propio Perón. Ese evitismo explícito se pone de manifiesto en este ensayo, un texto escrito en estilo coloquial y cautivante. Por esta vez, Feinmann no ha sido original, ya que el supuesto de que la pasión de Evita fue el verdadero factótum peronista no es sino una versión fantasiosa del peronismo real, sujeto histórico concreto en la vida política argentina desde los años 40. Esta visión es propia de los jóvenes que se acercaron con fascinación al fenómeno peronista desde cunas y culturas profundamente " gorilas ", como buena parte de la cúpula fundacional de Montoneros: un evitismo tardío, del cual la dirigencia de Montoneros fue su expresión más sublime y tanbién más trágica, que bien podría definirse como " la enfermedad adolescente del peronismo ". Y Feinmann no ha dejado de rendirle tributo a través del tiempo, como ahora en su nuevo libro, en desmedro de la influencia de Perón, de quien dice que " su casamiento con Eva es el acto más revolucionario que realizó en su vida. Y acaso sea el único ", en tanto que Evita " mientras vivió, fue el adversario político más importante que tuvo Perón ". Feinmann retrata al último Perón, aquel " león herbívoro " del regreso, el estadista ya consumado y despojado de las pasiones exacerbadas del tiempo confrontativo, poco menos que como a un traidor decadente y viejo, que entregó las banderas que habían cultivado la palabra y la acción revolucionaria de Evita. Exagerando, casi se roza con el Juan José Sebreli del libro Los deseos imaginarios del peronismo, editorial Sudamericana, 272 páginas, año 2000, en cuanto a la satanización de Perón. O con aquel delirio de la " juventud maravillosa " que, en un error monumental, cantaba aquello de " Si Evita viviera sería montonera ". Cuando lo más probable haya sido que Evita, de haber envejecido con Perón, habría sido la primera en expulsar a las legiones montoneras de Mario Firmenich de la Plaza de Mayo, aquella tarde crepuscular del viejo General, desafiado en su balcón por los imberbes que bramaban en defensa de un peronismo trasmutado en socialismo, que en verdad sólo había sido un fantasma de la imaginación política en estado de pubertad.

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Del Dr. Alberto González Arzac, abogado, historiador, periodista y escritor:

La Constitución de la Nación Argentina de 1949 fue concebida dentro de los cánones tradicionales del derecho constitucional, pese a que en numerosos aspectos puede considerársela una " constitución revolucionaria ". No fue su fuente, como en el caso de otras constituciones revolucionarias, un acto de poder constituyente " originario "; fue el ejercicio de poder constituyente " derivado " o " instituido " ( como se dice en el léxico jurídico ) por la Constitución de 1853 - 1860, cuyos requisitos observó. No modificó en líneas generales la tradicional estructura de 1853, conservando su parte " dogmática " ( declaraciones, derechos, garantías individuales ) y su parte " orgánica " ( estructura de los poderes ). No innovó en su carácter " rígido ", ni modificó la forma " representativa, republicana y federal " ). No cercenó los derechos y garantías individuales, sino que incorporó nuevos, como el " habeas corpus ", el " beneficio de la duda ", la irretroactividad de la ley penal, etc. No destruyó la clásica división de poderes, ni modificó la organización bicameral del Congreso; ni dio atribuciones omnímodas al Poder Ejecutivo; ni retaceó la independencia del Poder Judicial.

Por el contrario, en muchos aspectos perfeccionó al modelo de 1853. Conservó el Preámbulo, incorporándole el tríptico ideológico del movimiento peronista, al ratificar " la irrevocable decisión de constituir una Nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana " e incorporó en las cláusulas constitucionales los principios fundamentales, necesarios para inyectar vida nueva en el anciano texto, respondiendo a grandes interrogantes con afirmaciones claras y terminantes; en fin, definiendo nítidamente su rol.

La afirmación preliminar de constituir una Nación " económicamente libre y políticamente soberana " no era una enunciación meramente declarativa. Los constituyentes de 1853, en su afán civilizador y europeizante, habían abierto el país " para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino ", otorgando al extranjero " todos los derechos civiles del ciudadano ", declarando que la navegación de " los ríos interiores de la Nación es libre para todas las banderas "; posibilitando la concesión de " privilegios " al capital extranjero, etc. Pero lo que es más grave, el sistema liberal instaurado posibilitó la acción de los grandes intereses económicos extranjeros, que expandieron hasta el país sus dominios, imponiendo de esa manera sus conveniencias e influyendo poderosamente en la política nacional.

La Constitución de 1949 prohibió desempeñar funciones públicas a los integrantes de organizaciones internacionales contrarias al sistema instaurado ( artículo 15 ); supeditó a las exigencias " de la defensa, la seguridad común o el bien general del Estado " la navegación de los ríos interiores ( artículo 18 ); impuso nuevos criterios sobre naturalización, tendientes a nacionalizar los contingentes inmigratorios que afluyeron al país ( artículo 31 ); cambió el vocablo " privilegio " por " franquicia " ( artículo 68 inciso 16 ) impidiendo exenciones impositivas totales, lesivas al interés nacional como las acordadas por la ley Mitre en favor de las empresas ferroviarias inglesas. Pero por sobre todas las cosas nacionalizó las riquezas fundamentales del país, los servicios públicos, el sistema financiero y el de intercambio comercial con los demás países ( artículos 40 y 86 inciso 5º ). Esas reformas estuvieron cimentadas en un concepto de la " soberanía nacional "; aspiraban a concretar el ejercicio de la autoridad suprema e independiente, sin tutorías extranjeras y sin observar otro interés que el del pueblo argentino.

Y consecuente con esa concepción, aspiró la Constitución de 1949 a que la enseñanza esté " al servicio de los fines espirituales y del engrandecimiento de la Nación ".

Es también sensible la influencia de la doctrina tomista en el concepto de Justicia incorporado a la Constitución de 1949. Observando la división aristotélica, advirtió Santo Tomás que la justicia " distributiva " es aquella que es debida por la comunidad a sus miembros, en tanto la " conmutativa " es la que los particulares se deben entre sí, y la justicia " social " es aquella que los miembros deben a la comunidad.

La idea de Justicia es medular en la Constitución de 1949; de ahí que se la denominara " Constitución Justicialista ". Un Estado inspirado en el bien común; sustentado en un régimen que aseguraba el control político de la mayoría y un derecho de propiedad basado en la función social de la riqueza, eran instituciones que armonizaban en el conceto de justicia social, virtud que nos muestra cuáles son nuestros deberes sociales de cumplimiento necesario para el logro del bien común.

La Constitución de 1949 incorporó, como derechos especiales, los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad, de la educación y la cultura ( artículo 37 ):

a ) Como base constitucional de una frondosa legislación obrera, la reforma llevó a la Carta fundamental un cuerpo de disposiciones destinadas a la protección del trabajo, entendiendo que éste tiene jerarquía equivalente a la libertad, ya que es también condición para la dignidad humana. Se incorporó así la Declaración de los Derechos del Trabajador al texto constitucional, aspirando a la tutela del trabajo en todas sus formas ( intelectual, técnico, manual ), como " medio indispensable para satisfacer las necesidades espirituales y materiales del individuo y de la comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento de la prosperidad general ".

b ) Por primera vez en la historia de nuestra vida constitucional, se dictaron normas directamente relacionadas con la institución de la familia, " núcleo primario y fundamental de la sociedad ". El individualismo había considerado al matrimonio como un mero contrato civil, y por esa razón la Constitución de 1853 había omitido cualquier disposición al respecto; la Constitución de 1949 restableció el orden natural, encargando al Estado la protección del matrimonio, garantizando la igualdad jurídica de los cónyuges, la patria potestad, instituyendo la unidad económica familiar y el bien de familia, etcétera.

c ) La reforma Constitucional de 1949 elevó a categoría constitucional los derechos que tienen los ancianos de ser asistidos, llegándose incluso, en los casos en que los parientes no estuvieran en condiciones de afrontar sus obligaciones alimentarias, a convertir al Estado en deudor de la pensión de los ancianos.

d ) Los derechos de la educación y la cultura completaban la declaración de derechos especiales, reconociendo a la familia el derecho a la educación y a la instrucción y dando los lineamientos generales del Estado en tal sentido.

   El 27 de agosto de 1948 se dictó la ley 13.233 declarando necesaria la revisión y reforma de la Constitución Nacional, a fin de suprimir, modificar, agregar y corregir sus disposiciones " para la mejor defensa de los derechos del pueblo y del bienestar de la Nación ". 

El presidente Juan Domingo Perón encomendó la preparación de un anteproyecto de reformas constitucionales al secretario de Asuntos Ténicos, José Figuerola, quien efectuó un minucioso trabajo. El material que sirvió para componer la doctrina del proyecto, fueron los discursos presidenciales. Todo se archivó ordenadamente en un fichero de 105.000 tarjetas, puestas a disposición de quien quisiera consultar la documentación. La labor de Figuerola, fatigosamente estadística, tenía dos antecedentes valiosos: el Plan Quinquenal ( 1946 ) y el IV Censo Nacional ( 1947 ).

Lo cierto es que el anteproyecto Figuerola no fue del agrado de Perón, quien lo utilizó no obstante para la reedición de otro que hiciera personalmente ( con el consejo de algunos ministros ) y que sometiera al bloque de convencionales peronistas como iniciativa oficial del partido. A dicho anteproyecto se sumaron numerosas iniciativas de convencionales peronistas, organismos oficiales y particulares que fueron considerados por la Comisión de Estudio del Anteproyecto de Reformas a la Constitución Nacional del Bloque Peronista, donde se elaboró finalmente el texto sancionado. Presidía esa Comisión el Dr. Arturo Enrique Sampay, quien habría de ser miembro informante en la Convención y que tuvo relevante actuación en su desempeño.

Así como se reconoce en Juan Bautista Alberdi la paternidad de la Constitución de 1853 y en Dalmacio Vélez Sarsfield la redacción de las reformas de 1860, debe individualizarse a Sampay como el artífice final de las de 1949. Admirador en sus mocedades del radicalismo yrigoyenista, había iniciado su obra jurídica en 1936 con dos trabajos sobre la Constitución entrerriana de 1933: un artículo en la revista radical Hechos e Ideas ( nº 10 ) y su libro " La Constitución de Entre Ríos ante la moderna Ciencia Constitucional ". Allí manifestaba Sampay su adhesión al más enérgico factor de la historia universal contemporánea: " el magnífico movimiento ascensional de las clases obreras ", indudablemente la razón primordial de su adhesión al movimiento peronista.

La firme convicción de Sampay dio por fin al proyecto constitucional el toque definitivo, impregnándolo de un sentido cristiano y de una filosofía. Como miembro informante de la Comisión de Reformas produjo discursos que, según Perón dijera, " integran la doctrina auténtica de la Constitución Argentina de 1949 y a ellos deberá remitirse el conocimiento científico jurídico para interpretarla ".

El 11 de marzo de 1949 quedó sancionada la reforma constitucional, que fue jurada por el presidente Perón el 16 de mayo de ese año, en un acto que contó con gran apoyo popular.

La actitud del radicalismo sería respetuosa hacia la Constitución Nacional sancionada en 1949. El propio Dr. Ricardo Rojas, en su carácter de presidente de la Convención Nacional de la UCR produjo un memorándum y un discurso durante las deliberaciones de ese organismo realizadas el 17 de abril de 1949, que sirvieron de base a las decisiones partidarias y fueron publicadas en el Boletín del Comité Nacional.

La oposición, en términos generales, se limitó a poner reparos políticos y formalistas o a fustigar la cláusula de reelección presidencial.

Fue la Constitución de 1949 la realización más prístina del peronismo, movimiento político de ideología heterogénea que en ese acto constituyente definió, sin embargo, una concepción coherente del hombre y del Estado; concepción que nació de una interpretación cristiana de la vida.

Si en el ámbito social fueron las conquistas obreras la obra imperecedera del peronismo, en el campo del derecho, la Constitución de 1949 dio la imagen de las grandes transformaciones que aquellas conquistas habían puesto en marcha, aun cuando no se cumplieran integralmente. Al modelo liberal de 1853 se lo cambió por un modelo social. No importa que el peronismo haya dejado incumplidos muchos de los fines proclamados en 1949; esas son las frustraciones de un movimiento que, como en el caso de la reforma agraria, no quiso o no pudo llevar adelante la política adecuada.

El 27 de abril de 1956 la Constitución de 1949 fue derogada, mediante un ocurrente procedimiento del general Pedro Eugenio Aramburu: una proclama declarando vigente la Constitución Nacional de 1853, con las reformas de 1860, 1866 y 1898, excluyendo la de 1949.

El mundo ha evolucionado notablemente en los años que van desde 1949 hasta nuestros días y son ahora diferentes las aspiraciones populares. El desarrollo de la ciencia y de la técnica contemporáneas han creado en los pueblos la apetencia de acceder a sistemas de vida superiores.

La Argentina  -  sin estar entre los países de mayor desarrollo  -  cuenta en cambio con una clase obrera con sentido nacional, tanto como el que se da en países de alto desarrollo.

Cuando ese fenómeno acontece, los sectores populares están en los umbrales del poder, porque a la pujanza natural de los movimientos obreros se agrega su convicción en soluciones nacionales. Y cuando esos sectores hayan llegado a detentar el poder político, necesitarán estructurar un Estado ideado a la manera de su gran empresa, adecuada para ordenar su capacidad de trabajo, los recursos naturales y financieros, en forma tal que consoliden el sistema político y aseguren una equitativa distribución de la riqueza. Entonces sí, habrá llegado el momento de mirar los principios de la Constitución de 1949, pero no ya por inquietud histórica, sino para reactualizarlos.

 

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De Clementina " Beba " Gil, histórica delegada censista, compañera cercana a Evita:

El amor del pueblo hacia Evita es verdadero, porque el amor de Evita hacia el pueblo trabajador fue verdadero. Ella fue un ser inigualable, una bendición de Dios.

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Del Equipo Didáctico A - Z, en el libro Historia - Instituciones políticas y sociales de la Argentina y de América a partir de 1810, para 5º Año, bachillerato, director Alfredo Rampa, editorial A - Z, Buenos Aires, con ilustraciones y fotografías, 372 páginas, año 1993:

El peronismo llegó al poder en 1946 exhibiendo un pensamiento político debido casi exclusivamente a su líder y condensó influencias que incluyeron aportes nacionalistas, así como otros provenientes de diferentes corrientes políticas ( conservadores, radicales, socialistas ). El nuevo presidente contaba con la incondicional adhesión de grandes sectores populares, sustentada a través de un lenguaje directo como rasgo más saliente de su personalidad.

En ese momento, el país era acreedor de 17.700 millones de dólares, saldo de exportaciones realizadas durante la guerra, lo cual significaba la posibilidad de encarar un programa orgánico de transformaciones. Pese a ello, Perón prefirió moverse con un criterio personalista que, mientras tuvo el apoyo financiero de los saldos favorables, marcó una trayectoria de opulencia, pero acabadas las reservas, se hizo evidente la falta de adecuación de las estructuras económicas nacionales.

La Confederación General del Trabajo ( CGT ), a través de un proceso gradual de verticalización, se constituyó en la columna vertebral del sistema. El gobierno encaró una política económica que incluyó la nacionalización de importantes empresas de servicios públicos ( Ferrocarriles, Teléfonos ) y la creación de otras ( Gas del Estado, Flota Aérea Mercante Argentina, etc.). Se creó el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio ( I.A.P.I.), organismo encargado de regular las importaciones y exportaciones. En cuanto a las obras públicas, merecen mencionarse el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, el gasoducto Comodoro Rivadavia - Buenos Aires, y la construcción de hospitales y escuelas. También se advirtió un apoyo a la industria liviana.

En el plano social, esta política se complementó con una legislación laboral que contempló reales necesidades de los sectores obreros, tradicionalmente postergados. En cuanto al campo, se propiciaron leyes   -  como el Estatuto del peón  -  que beneficiaron al trabajador rural. La incipiente industria local, aun con el camino limitado por la ausencia de una industria pesada de base, atrajo hacia los núcleos urbanos a los habitantes del interior, produciéndose una verdadera migración interna.

Las grandes ciudades  -  especialmente Buenos Aires  -, vieron llegar un nuevo elemento humano que, deseoso de participar de los beneficios urbanos , se injertó en los suburbios creando verdaderos cordones. Estos sectores determinaron la llegada de la sociedad de masa al medio local e incorporaron a la actividad ciudadana su trabajo, su capacidad de consumo y las expresiones de su cultura vernácula. Resulta interesante analizar el fenómeno porque rechazados en principio por la clase media, terminaron por influir sobre ésta apartándola de criterios extranjeros. Se presenta entonces un surgimiento de las expresiones folclóricas, auspiciadas por el gobierno como un elemento de cohesión política.

El gobierno era evidentemente popular. El creciente apoyo de la clase obrera y el otorgamiento del voto a la mujer ampliaron sus recursos electorales. No obstante, paulatinamente la Universidad Nacional, la Corte Suprema de Justicia, periódicos e incluso legisladores, sufrieron los embates de un sistema empeñado en combatir la oposición, aun cuando conociera su gravitación minoritaria.

Un paso decisivo para la continuidad del sistema creado, fue logrado a través de una reforma constitucional, realizada en 1949, por lo cual se modificaron las disposiciones relativas a la reelección presidencial, permitiendo hacerla en forma sucesiva. Además, se cambió gran parte del texto original de la Carta Magna, agregándose los derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la cultura. Se prohibió la enajenación o concesión a particulares de las fuentes de energía y servicios públicos, que se declararon como pertenecientes al Estado.

Con respecto a la política internacional, se sostuvo una " tercera posición " frente a las dos potencias que polarizaban la política internacional.

Perón encontró a su más eficaz colaboradora en su propia esposa, Eva Duarte, Evita, quien supo granjearse, a través de la Fundación que llevó su nombre, la simpatía de los sectores más desvalidos: niños, ancianos y especialmente las mujeres que se constituirían en un factor político importante.

Para noviembre de 1951 se convocó a comicios en medio de la euforia general. La fórmula Ricardo Balbín - Arturo Frondizi, de la Unión Cívica Radical, votada por los sectores antiperonistas, fue vencida holgadamente por Perón quien prácticamente dobló los votos de sus antagonistas.

La enfermedad y muerte de Evita, la pérdida del crédito exterior, la creciente inflación y la incapacidad para resolver urgentes problemas fueron señalando la decadencia del gobierno. Se acentuó la rigidez y la verticalidad del Partido Peronista, desplazándose de los sectores gremiales y políticos a los dirigentes que no ofrecieran garantías de absoluta adhesión al régimen, lo que derivaría hacia la obsecuencia al oficialismo.

Entre las filas opositoras fue tomando cuerpo la idea de un golpe armado. La desinteligencia entre Perón y la Iglesia, y las negociaciones con empresas petrolíferas extranjeras que amenazaban comprometer el patrimonio nacional, fueron los elementos desencadenantes del movimiento armado que lo derrocó en septiembre de 1955.

El movimiento cívico - militar que provocó la caída del peronismo estuvo encabezada por el general Eduardo Lonardi, quien el 16 de septiembre de 1955 inició la sublevación en Córdoba, donde estableció un gobierno revolucionario. El 23 del mismo mes asumió la presidencia de la Nación, en nombre de la autodenominada Revolución Libertadora. La vicepresidencia estuvo a cargo del contraalmirante Isaac Rojas. Entre las medidas tomadas se cuentan la clausura del Congreso de la Nación, la intervención de las provincias y de las universidades y la formación de una Junta Consultiva integrada por representantes de los partidos tradicionales.

La política desarrollada por Lonardi no satisfacía a importantes sectores de las Fuerzas Armadas que exigían una acción más enérgica contra el peronismo. Esta divergencia hizo crisis el 13 de noviembre de 1955, cuando Lonardi fue desplazado de su cargo por el general Pedro Eugenio Aramburu.

La acción política encarada por el nuevo gobierno  -  en el que quedó confirmado como vicepresidente el contraalmirante Isaac Rojas  -  se caracterizó por una total oposición al peronismo y la paulatina preparación de las circunstancias que posibilitasen el retorno a la normalidad institucional. El 23 de abril de 1956, el gobierno provisional puso en vigencia la Constitución de 1853, convocándose posteriormente a elecciones para una Convención Constituyente que se reunió en Santa Fe en septiembre de 1957. En esa Convención, de la cual estuvo excluído el peronismo, se declararon nulas las reformas de 1949 y se mantuvieron los artículos de la Constitución de 1853, adicionándosele un artículo 14 bis sobre derechos sociales.

El gobierno de la " Revolución Libertadora " auspició una política económica de neto corte liberal.

En el seno de la Unión Cívica Radical se produjo una división: los seguidores de Arturo Frondizi integraron la Unión Cívica Radical Intransigente ( U.C.R.I.), en tanto que los que apoyaron a Ricardo Balbín, constituyeron la Unión Cívica Radical del Pueblo.

Ante la proscripción del peronismo ( que había resuelto votar en blanco ), Frondizi y sus colaboradores lograron formalizar un pacto por el cual lograron la adhesión electoral de amplias fajas del peronismo.

En febrero de 1958 se convocó a elecciones presidenciales, las que fueron ganadas por la fórmula Arturo Frondizi - Alejandro Gómez de la Unión Cívica Radical Intransigente, con el apoyo del peronismo.

El gobierno de Frondizi estuvo convulsionado por continuos planteos militares y huelgas, al tiempo que los distintos partidos opositores recrudecieron sus ataques. Como consecuencia de las huelgas, el gobierno dispuso la aplicación del Plan CONINTES ( Conmoción del Orden Interno ).

El vicepresidente Gómez, en disidencia con la conducción política, presentó su renuncia, asumiendo el cargo efectivo de vicepresidente el senador Jose María Guido.

Frondizi encaró, en el aspecto económico, algunas reformas que no lograron satisfacer a los sectores en pugna. En diciembre de 1958 anunció su Plan de estabilidad y desarrollo, cuyas primeras medidas provocaron fuerte reacción popular. Puntos de profunda discordia serán ( en el plano económico ) las actitudes de Frondizi con respecto al petróleo y a los hidrocarburos en general, el problema energético, la disolución del complejo de empresas estatales DINIE ( Dirección Nacional de Industrias del Estado ) y la privatización de servicios públicos. En otros terrenos serán discutidas la ley de amnistía, la libertad de enseñanza y la ley de asociaciones profesionales.

El gobierno de Frondizi se caracterizó por el planteo de complejas obras de infraestructura de rendimiento a largo plazo que, según el pensamiento oficial, permitirían cambiar los esquemas agrícolo - ganaderos del país, pero que en rigor provocaron ciertos desajustes que agravaron las angustiantes necesidades de los sectores obreros . Así, mientras se consiguió el autoabastecimiento en petróleo y se encaró la construcción de algunas grandes obras ( se fabricaron automotores, se produjo acero ), el costo de vida aumentó considerablemente y la inflación llegó a límites alarmantes. Todo este panorama hizo crisis en 1962, ante las elecciones de renovación de gobernadores provinciales en las que triunfaron ampliamente los peronistas. En tales circunstancias, las Fuerzas Armadas, que ejercieron una constante presión sobre el presidente de la Nación y que habían conseguido no pocas veces concesiones y rectificaciones, lo depusieron el 28 de marzo de 1962 y lo llevaron preso a la isla Martín García. Se anularon las elecciones, se intervino las provincias y se dispuso el receso definitivo del Congreso Nacional.

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De Julio Canessa, docente y licenciado en Sociología; Gerardo Serrano, licenciado en Historia y docente, y Vilma Paura, profesora de Historia y docente, en el libro Historia / Polimodal - La Argentina ( 1930 hasta la actualidad ), editorial Longseller S.A., Buenos Aires, con ilustraciones y fotografías, 114 páginas, año 2005:

A fines de 1930, se libraban profundos debates en torno a la posición que debía adoptar la Argentina frente a la Segunda Guerra Mundial y del neutralismo que defendía el Gobierno.

Las Fuerzas Armadas  -  en especial, el Ejército  -  eran una caja de resonancia de las polémicas que dividían a la sociedad. La oficialidad superior tendía a politizarse y se formaban nuevas tendencias militares que se consideraban a sí mismas en condiciones de asumir un papel político y de solucionar las crisis.

A fines de 1943, cuando se acercaba el fin de su mandato, el presidente Ramón Castillo propuso como sucesor al dirigente conservador Robustiano Patrón Costas, partidario de atender a las demandas del gobierno estadounidense y, por lo tanto, de apoyar a los aliados. La actitud de Castillo aceleró el proyecto de los militares neutralistas de derrocar al Gobierno. En junio de 1943, éstos dieron un golpe de Estado.

El general Arturo Rawson ejerció la presidencia dos días, después de los cuales fue reemplazado por el general Pedro Pablo Ramírez, ex ministro de Guerra de Castillo. El anuncio de que se volvería al libre ejercicio de los derechos de la ciudadanía y a prácticas electorales correctas dio a las nuevas autoridades el apoyo de gran parte de la población y, naturalmente, de los políticos democráticos. Sin embargo, en el seno del Gobierno existía una división entre quienes pretendían reinstaurar el funcionamiento de las instituciones democráticas ( entre ellos, el general Ramírez ) y quienes buscaban permanecer en el poder. Estos últimos respondían al general Edelmiro Julián Farrell, que sucedió a Ramírez en 1944, y reconocían también el liderazgo de un hasta entonces desconocido coronel, Juan Domingo Perón. Su actuación al frente del Departamento Nacional de Trabajo y, después, de la Secretaría de Trabajo y Previsión le valió a Perón el apoyo de antiguos dirigentes sindicales.

Mucho se ha discutido y escrito sobre ese grupo, que reunía a oficiales nacionalistas de simpatías claras a favor del Eje y al que se conoce como GOU ( Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obra y Unificación ). El hecho es que, a principios de 1944, el gobierno del general Farrell rompió relaciones con el Eje. La Segunda Guerra Mundial estaba definida: el nazismo y el fascismo pronto serían derrotados.

Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, Perón había lanzado una serie de medidas que beneficiaban a los trabajadores: extensión del régimen de jubilaciones y pensiones, indemnización por accidente laboral, sistema de vacaciones pagas, regulación de las relaciones entre estancieros y trabajadores rurales.

Hasta 1944, ningún sector pareció alarmarse ante la acción y el discurso de Perón, orientados aparentemente a lograr una armonía entre los sectores vinculados al mundo del trabajo, fundamentalmente entre patrones y obreros . El conflicto se manifestó a partir de la fecha señalada.

Desde mediados de 1945, la Cámara de Comercio y la Unión Industrial Argentina ( UIA ), entidad que representa los intereses del sector industrial, comenzaron a condenar la política social implementada ( " inopinados aumentos de salarios ", " sofisticado decreto de jubilaciones ", " el despilfarro " ... ) y a criticar directamente a Perón.

Por su parte, los partidos políticos exigían a los militares la entrega del gobierno a la Corte Suprema de Justicia, tal como establecía la Ley de Acefalía, para efectuar el llamado a elecciones. Perón, que era uno de los firmes candidatos a disputar la presidencia, fue acusado por el gobierno de Estados Unidos de simpatizar con el fascismo. La resistencia de un sector del Gobierno a romper relaciones con el Eje ( Alemania, Italia y Japón ) y a mantener la neutralidad ante el conflicto internacional habían tensado las relaciones con ese país.

Socialistas, comunistas, radicales, demócratas progresistas y algunos conservadores formaron la Unión Democrática y, el 25 de septiembre, realizaron una multitudinaria manifestación en contra del Gobierno. Contaban con la anuencia del embajador estadounidense, Spruille Braden, que insistía en denunciar los vínculos existentes entre el Gobierno argentino y el de Adolf Hitler.

Entretanto, en Europa, el fascismo había sido derrotado. Benito Mussolini había sido fusilado en abril de 1945 y Adolf Hitler se había suicidado. La Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin. En poco tiempo, quedaría claro que los Estados Unidos habían salido de la contienda fortalecidos.

El 9 de octubre de 1945, Perón se vió obligado a renunciar a todos sus cargos por exigencia de sus colegas militares. Se lo detuvo y se lo trasladó a la isla Martín García.

Ante la detención de Perón y con el objetivo de asegurar los derechos adquiridos por los trabajadores, la CGT ( Confederación General del Trabajo ) llamó a realizar una huelga general el 18 de octubre. Pero el día 17 una multitud llegó a la Plaza de Mayo, reclamó la liberación del militar - funcionario y la logró. Esa jornada, que pasó a la historia como el Día de la Lealtad, se convirtió en el símbolo del nacimiento del liderazgo de Juan Domingo Perón entre los sectores populares.

En las elecciones de 1946, se enfrentaron dos alianzas: por un lado, el Partido Laborista, integrado por sectores sindicales y agrupaciones políticas que apoyaban a Perón y al candidato a la vicepresidencia, Juan Hortensio Quijano; por otro, la Unión Democrática, cuyos candidatos eran José Tamborini y Enrique Mosca.

Muchas fueron las interpretaciones sobre la división política que se estableció en la sociedad argentina. Sin duda, los dos bloques que se formaron en 1945 perduraron y tiñeron desde entonces las opiniones que negaron, recíprocamente, los aciertos y las virtudes del otro.

Perón resultó elegido presidente con el 52 % de los votos y se mantuvo en el cargo durante dos mandatos: el primero, entre 1946 y 1952, y el segundo, que terminó por un golpe de Estado, entre 1952 y 1955.

En una primera etapa, el gobierno de Perón logró organizar y, de alguna manera, disciplinar a los sectores que le habían dado su apoyo. Con este objetivo, intervino varias provincias para asegurarse la subordinación de los gobernadores. Además, desplazó de la CGT a los dirigentes sindicales Luis Gay, del gremio telefónico, y Cipriano Reyes, líder de los trabajadores de frigoríficos, quienes habían participado activamente en la organización del Partido Laborista y que, en busca de la autonomía del movimiento obrero, se enfrentaron con el líder peronista.

Durante la gestión peronista, se produjo una verdadera transformación institucional.

Eva Duarte, Evita, entró en la vida política a partir de su relación personal con Juan Domingo Perón.

Desde la campaña presidencial de 1946 hasta su muerte, en 1952, Evita desempeñó un rol protagónico que la convirtió en una de las figuras políticas más importantes del siglo XX.

Evita se dedicó a hacer política en una sociedad en que las primeras damas eran personajes inadvertidos y en la que la política estaba vedada a las mujeres. Ellas ni siquiera tenían derecho al voto.

Poco después de la asunción de Perón, Evita comenzó a visitar fábricas y talleres, y, rápidamente, montó una oficina para atender los pedidos de la gente. No se sabe si fue una estrategia de su marido o la propia dinámica de su accionar lo que la llevó a eso, pero pronto comenzó a hablar en nombre de Perón, a reunirse con diversas delegaciones y a pedir ayuda al Presidente en nombre de otros.

La Fundación Eva Perón, que ella dirigía, desarrolló una parte muy importante de la acción social que caracterizó al peronismo. Su lucha por el voto femenino y por la incorporación de las mujeres al Partido Peronista fortaleció la base política y social del peronismo.

Para los devotos obreros, Evita fue la " abanderada de los descamisados " y la " jefa espiritual de la Nación ".

En 1947, se fundó el Partido Peronista y en 1949, el Partido Peronista Femenino. Perón contaba con una amplia mayoría favorable en la Cámara de Diputados y con la totalidad de los miembros del Senado. Esta situación propició la sanción de leyes que concentraban el poder en el Ejecutivo y que dejaban a su cargo la definición de las políticas que quería plantear.

Los partidos rivales no tuvieron acceso a los medios de comunicación, que fueron invadidos por la propaganda oficialista, y los nombres de Perón y Evita pasaron a designar plazas, calles, ciudades y hasta provincias, como La Pampa y Chaco. Dirigentes de la oposición fueron encarcelados y se limitaron las libertades públicas.

Con el fin de reformar la Constitución de 1853, se convocó a una convención nacional reformadora. Con excepción de la UCR ( Unión Cívica Radical ), los partidos de la oposición se abstuvieron de participar. La Constitución, sancionada un año después, establecía, entre otros cambios, la posibilidad de reelección presidencial; definía un Estado económicamente nacionalista e intervencionista, e instituía derechos especiales de los trabajadores, de la familia y de la ancianidad. Entre la serie de derechos laborales y sociales, no se incluyó el de huelga.

Si las medidas comentadas muestran la imagen de un gobierno que restringió libertades y generó la oposición de sectores de la sociedad, las políticas implementadas en relación con el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores menos favorecidos aseguraron a Perón el apoyo incondicional de la mitad de la población. En efecto, durante estos años, se desarrolló una importante política social.

Por ejemplo, en el área salud, el ministro Dr. Ramón Carrillo impoulsó la creación de hospitales y centros de atención médica en todo el país, así como la mejora de la proporción entre la cantidad de médicos y la de habitantes.

Los salarios de los trabajadores aumentaron sensiblemente. La generalización del sistema jubilatorio hizo que de los 300.000 afiliados de 1944 se pasara a 3.500.000 en 1949. Además, se otorgó una pensión a toda persona mayor de sesenta años que no contara con recursos.

Desde 1952, año de la muerte de Evita, Perón enfrentó varios frentes de oposición. Aun cuando se anunciaban ciertos cambios en su política, la mitad antiperonista de la sociedad argentina encontraría un camino en otro golpe militar.

Durante los primeros años de gestión peronista, la relación entre la Iglesia católica y el Gobierno fue muy buena. La Iglesia había apoyado al peronismo en las elecciones de 1946, ya que Perón provenía de un gobierno que había establecido la enseñanza religiosa obligatoria en 1943. Perón elogiaba, entre otras cosas, las acciones de la Iglesia para elevar el nivel moral y cultural del pueblo aun en las zonas más remotas. Sin embargo, a fines de 1954 y hasta mediados de 1955, el gobierno peronista y la Iglesia católica se vieron envueltos en un conflicto serio. Perón acusó abiertamente a " ciertos sacerdotes " de actividades antiperonistas " y a " ciertos católicos ", de infiltración en las " organizaciones del pueblo ". Se produjeron incidentes que derivaron en incendios de templos religiosos. Los hechos mostraron una disconformidad profunda, recíproca, entre dos fuerzas que competían en aspectos diversos; entre ellos, la representación de los pobres. Lo cierto es que esta ruptura significó el viraje antiperonista de un sector muy amplio de la sociedad argentina, que apoyó el golpe militar que derrocó a Perón en 1955.

El 16 de septiembre de 1955, un golpe de Estado encabezado por el general Eduardo Lonardi, derrocaría al gobierno peronista. Lonardi se hizo cargo de la presidencia el día 23. Fue el enfrentamiento entre Perón y la Iglesia católica lo que llevó a Lonardi a precipitar el golpe. Católico practicante de tendencia nacionalista, compartía muchos de los principios sociales del peronismo. Así, orientó su política hacia la conciliación, lo que disgustó a los sectores militares más antiperonistas. Antes de cumplir dos meses de mandato, Lonardi fue depuesto. La presidencia fue ocupada por el general Pedro Eugenio Aramburu, activo protagonista del golpe.

Con Aramburu en la presidencia, el nuevo gobierno  -  que se denominaba a sí mismo " Revolución Libertadora "  -  inició su política antiperonista más encarnizada. La Confederación General del Trabajo fue intervenida; el Partido Perinista, disuelto y muchos de sus dirigentes, encarcelados. Se prohibió toda actividad política en nombre del peronismo, el uso de sus símbolos y mencionar a Perón y a Evita ( decreto nº 4.161 ). Los peronistas fueron expulsados de todas las instituciones estatales; entre ellas, las Fuerzas Armadas, en donde se reincorporó a los militares dados de baja en los años anteriores.

Como contrapartida, muchos dirigentes y militantes del peronismo se volcaron a realizar actividades violentas para enfrentar al nuevo gobierno: en lo que se conoció como " resistencia peronista ", promovieron huelgas, sabotajes y atentados.

En 1956, la Unión Cívica Radical se dividió en dos. Por un lado, se conformó la Unión Cívica Radical Intransigente ( UCRI ), liderada por Arturo Frondizi, agrupación crítica de la Revolución Libertadora que, más tarde, se mostraría propensa a buscar el aopoyo del peronismo. La otra vertiente, la Unión Cívica Radical del Pueblo ( UCRP ), dirigida por Ricardo Balbín, se mostró más favorable a hacer acuerdos con el gobierno militar.

Contra los pronósticos ingenuos, que consideraban que el derrocamiento de Perón y la represión habían acabado con el peronismo, en las elecciones de constituyentes de 1957, el voto en blanco, aconsejado por Perón desde el exilio, igualó la cantidad de sufragios obtenidos, respectivamente, por la Unión Cívica Radical del Pueblo y la UCRI.

A partir de su derrocamiento, en 1955, y durante casi 18 años, Perón vivió exiliado. Su primer destino fue el Paraguay, de donde se tuvo que retirar debido a las presiones del Gobierno argentino. A partir de 1960, después de un largo periplo por países latinoamericanos ( que incluyó estancias más o menos prolongadas en Venezuela, Panamá y Santo Domingo ), Perón se estableció de manera permanente en Madrid, España. Sus buenas relaciones con el gobernante español, el general Francisco Franco, le posibilitaron desplegar allí la actividad política que lo llevaría, en 1973, a regresar a la Argentina y ser reelecto presidente de la Nación.

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De Julio Imbert, poeta, periodista, pintor y escritor rosarino, autor del libro titulado Se dice de mí ... , editorial Ameghino S.A., Rosario, Argentina, con ilustraciones, 270 páginas, año 1999:

Resulta fácil encontrar en la historia argentina personajes maltratados por unos, que no hayan sido, a la vez, empinados por otros a la cumbre mayor del entusiasmo. Todo depende, no ya del cristal con que se mira, sino de quién mira y qué es lo que quiere ver. Bernardino Rivadavia, Juan Manuel de Rosas, Evita ...

Eva Duarte de Perón es de ahora. Palpita a nuestro lado. Diatribas sumamente acres y violentas e infamantes estigmas se entremezclan en choques permanentes con cantos y campanillas de sacralización. Están a la mano.

Todavía puede leerse en algún muro perdido la frase exaltada del opositor  -  bleque casi borrado por las lluvias y el tiempo  -, de " ¡ Viva el cáncer ! ", mal que padecía Evita y del que murió.

Evita recorrió el breve camino de su vida desde el más ponzoñoso descrédito hasta la más aparente dulce santidad.

" Ni siendo tan pura como la nieve, de la calumnia podrás escapar ". Hamlet, William Shakespeare.

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De Luciano de Privitellio, Alejandro Cattaruzza, Ana Ferrari, Romina Orlando, Alejandra Pasino, Ana Virginia Persello, Valeria Pita, Marcela Ternavasio y Claudia Touris, docentes e historiadores, autores del libro Historia del mundo contemporáneo, Serie Perspectivas, editorial Santillana S.A., Buenos Aires, con ilustraciones y fotografías, 256 páginas, año 2009:

El 4 de junio de 1943, un grupo de militares encabezados por el general Arturo Rawson derrocó al presidente Ramón Castillo. En un primer momento, el gobierno militar contó con el beneplácito de buena parte del espectro político, que confiaba en que habría un llamado a elecciones. Sin embargo, a dos días del alzamiento, el general Pedro Ramírez desplazó a Rawson y asumió la presidencia de la Nación. El nuevo gobierno inició una política de represión y control de los sindicatos, intervino los partidos políticos y las universidades e impuso la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Los partidos políticos, entonces tendieron a caracterizar como fascistas al nuevo régimen.

En 1944, debido a las presiones de Estados Unidos, el presidente rompió relaciones diplomáticas con el Eje. Esta decisión provocó su reemplazo por el general Edelmiro Farrell, quien se mantuvo en el poder hasta 1946.

En octubre de 1943, el entonces teniente coronel Juan Domingo Perón quedó al frente del Departamento Nacional de Trabajo, que en diciembre ascendió al rango de Secretaría de Trabajo y Previsión. Unos meses después, Perón ocupaba también la vicepresidencia de la Nación y era ministro de Guerra.

Desde la Secretaría de Trabajo, Perón estableció vínculos con los dirigentes sindicales, promovió la agremiación y otorgó beneficios laborales y sociales a los trabajadores. Así, fomentó convenios colectivos de trabajo que incluían aumentos de salario, extensión de las vacaciones pagas, mejoras en las jubilaciones y en las indemnizaciones por accidentes de trabajo e implantación del salario mínimo y del sueldo anual complementario ( aguinaldo ). También sancionó el Estatuto del Peón, que incorporaba derechos laborales para los trabajadores rurales. En forma simultánea, Perón intentó sumar a su proyecto de poder a las organizaciones empresariales y a los partidos políticos. Pero esta pretensión resultó fallida.

En 1945 creció la oposición al gobierno militar. Los partidos políticos lo consideraban fascista y clamaban por un retorno a la democracia. Los empresarios cuestionaban la política laboral y social del secretario de Trabajo. Entre los militares crecía la desconfianza a las aspiraciones y el sesgo obrerista de Perón.

La oposición pareció triunfar cuando logró, en octubre de 1945, la destitución y reclusión del ex secretario de Trabajo, en la isla Martín García.  Sin embargo, el 17 de octubre, una impresionante movilización popular se congregó en la Plaza de Mayo para pedir por su libertad. Perón fue liberado y, poco después, dirigió un mensaje desde los balcones de la Casa Rosada a la multitud reunida en la Plaza de Mayo. Así, confirmó su liderazgo.

El gobierno militar convocó a elecciones presidenciales para febrero de 1946. Rápidamente se conformaron dos grandes bloques. Por una parte, los partidos agrupados en la Unión Democrática, que también recibió el apoyo de las asociaciones empresariales y del diplomático y empresario estadounidense Spruille Braden. Por otra parte, las fuerzas agrupadas en torno a Perón. Ellas incluían a la UCR Junta Renovadora  -  un desprendimiento del radicalismo  -  y al recién creado Partido Laborista, integrado netamente por trabajadores. También lo apoyaban a Perón el Ejército, la Iglesia y algunos conservadores provinciales. La fórmula peronista triunfó en los comicios.

Durante su primer gobierno, entre 1946 y 1952, Perón fomentó un amplio programa de nacionalizaciones que incluyó los ferrocarriles, el gas, el teléfono y las aerolíneas. También amplió los gastos en salud, vivienda y educación, a la vez que incrementó un 40 % el salario de los trabajadores. Por otra parte, promovió la agremación y centralización de la actividad sindical, que en forma paralela perdió autonomía frente al Estado.

El Gobierno también creó el IAPI ( Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio ), con el que transfirió los recursos generados por las exportaciones agropecuarias hacia el sector industrial. Así, la industria sustitutiva ( textiles, electrodomésticos, caucho, metales ) se benefició con créditos y subsidios.

María Eva Duarte de Perón, Evita, esposa del Presidente, creó una vasta red de asistencia social e impulsó, en 1947, la ley de sufragio femenino. Dos años después, en 1949, el presidente promovió una reforma constitucional que incorporó los derechos sociales y permitió la reelección presidencial. Gracias a ello, pudo ser reelegido para un nuevo mandato, que comenzó en junio de 1952. El 26 de julio de 1952 fallecería Evita de un mal incurable.

Hacia 1949, las divisas acumuladas durante la guerra se habían agotado, el aumento del consumo interno de alimentos reducía la capacidad exportadora y las importaciones aumentaban a medida que la industria crecía. Fuertes sequías afectaron las cosechas de 1949 - 1950 y 1950 - 1952. Se hizo necesario, entonces, revertir el rumbo de las políticas económicas.

En su segundo gobierno, Perón limitó los aumentos salariales, implementó medidas que favorecían al agro y fomentó la radicación de capitales extranjeros para lograr el desarrollo de la industria pesada.

Si bien el peronismo tuvo mayoría en el Parlamento y en los gobiernos provinciales, su poder no sólo se asentó en los votos sino también en el control de los medios de difusión y la limitación de espacios de la oposición. Radicales, socialistas, conservadores y comunistas coincidían en que Perón era un autoritario y un demagogo. A medida que crecían las dificultades económicas, el gobierno peronista aumentaba la persecución a los disidentes y avanzaba en la propagación de la " doctrina peronista ". Así, la división entre peronistas y antiperonistas se acrecentó, y hacia 1954 adquirió un matiz violento. Por su parte, las Fuerzas Armadas y la Iglesia, irritadas por la imposición del pensamiento oficial y el avance gubernamental sobre esferas que consideraban propias, quitaron su apoyo al régimen.

Tras varias acciones, entre ellas el bombardeo a la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, el día 16 de septiembre se produjo un golpe de Estado. El golpe recibió el apoyo de los partidos políticos opositores, de los estudiantes universitarios y de las corporaciones industriales. En el plano social, estos sectores pertenecían, por lo general, a la clase alta y media.

El golpe de Estado de septiembre de 1955 adoptó el nombre de " Revolución Libertadora ", ya que sus protagonistas proclamaron que venían a " liberar al país del tirano " y a instaurar las libertades públicas y la democracia. A partir de entonces, sin embargo, se acentuaron la inestabilidad política y la oposición entre las fuerzas peronistas  -  sustentadas en el apoyo obrero y popular  -  y las antiperonistas. Estas últimas, a su vez, se dividieron entre quienes plantearon la necesidad de eliminar al peronismo y quienes adoptaron una actitud más conciliadora.

Como consecuencias de esas divergencias, el primer presidente de facto surgido del golpe militar, el general Eduardo Lonardi, afín a una política de integración con el movimiento depuesto, fue derrocado tras dos meses de gobierno. Su reemplazante, el general Pedro Eugenio Aramburu ( 1955 - 1958 ) intervino los sindicatos, suspendió los convenios colectivos de trabajo, reprimió las protestas obreras y proscribió al peronismo.

Surgió entonces la " resistencia " peronista , que se basó en acciones de sabotaje en las fábricas, pintadas de consignas en las calles y atentados contra edificios militares, entre otras acciones. En 1956, el general Juan José Valle se levantó en armas con el apoyo de algunos civiles y militares. Pero pronto fue aplastado y varios de los sublevados fueron fusilados.

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Del Dr. Luis Alberto Galcerán, abogado, político y escritor nacido en la provincia argentina de La Pampa, autor del libro Los pampeanos y el 9 de junio de 1956 - Una aproximación a la verdad histórica, impreso por Ayet, ciudad de Gral. Acha, La Pampa, con ilustraciones y numerosas fotografías, 240 páginas, año 1994:

Básicamente la " Revolución Libertadora " fue:

1 ) La creación de comisiones investigadoras que hurgaron en la intimidad de miles de personas.

2 ) La derogación de la Constitución Nacional.

3 ) La encarcelación de millares de argentinos por motivos políticos.

4 ) Disolución y proscripción del partido peronista.

5 ) La destrucción de la Fundación de Ayuda Social Eva Perón.

6 ) Secuestro y ultraje del cadáver de Eva Perón.

7 ) La creación del trístemente célebre decreto Nº 4.161, que prohibía nombrar a Perón, a Eva Perón y/o mencionar todo lo que tuviera que ver con el peronismo; en síntesis, la creación del dogma de la maldad del peronismo.

8 ) Los fusilamientos de junio de 1956.

El primer golpe que recibe el pueblo sucede el día 16 de junio de 1955, durante el gobierno constitucional del presidente Juan Domingo Perón. Ese día en Buenos Aires una formación de aviones navales bombardea la Plaza de Mayo y con el pretexto de matar a Perón ametrallan también la Avenida de Mayo; cientos de cadáveres quedan sembrados en la histórica Plaza. Mujeres, hombres y niños le dan al tradicional paseo de los porteños un aspecto desgarrador.

El 9 de junio de 1956 tiene lugar una acción de resistencia cívico - militar contra una dictadura militar con el propósito de restablecer el Estado de derecho, la plena vigencia de la Constitución Nacional y la realización de elecciones sin proscripciones en todo el país, en un plazo no mayor de 180 días. Este " Movimiento de Recuperación Nacional ", que así se llamó, fue conducido por los generales Juan José Valle y Raúl Tanco; por fallas en la organización este movimiento cívico - militar sólo se manifestó en: La Plata, en la ciudad de Santa Rosa en la provincia de La Pampa, en la Escuela de Suboficiales " Sargento Cabral " en Campo de Mayo y en la Escuela de Mecánica del Ejército ubicada en las cercanías del arsenal " Esteban de Luca ".

El gobierno de la dictadura Aramburu - Rojas, estaba en conocimiento de la planificación de los actos de resistencia del 9 de junio de 1956. No sólo dejó hacer, sino que hasta los alentó para que una vez producidos pudiese fusilar como lo hizo, y de ese modo desalentar en el futuro cualquier otro intento civil o militar de resistencia y rebeldía.

Aramburu y Rojas contestan con fusilamientos, con escarmiento; consistente en: ejecución de sospechosos en la localidad de José León Suárez, ametrallamiento de prisioneros en Lanús, fusilamiento de militares absueltos en Campo de Mayo, fusilamiento de un herido en La Plata con aplicación en todos los casos de la Ley Marcial con retroactividad.

Estos hechos constituyen un crimen político realizado desde el poder, que no tiene justificativo de circunstancia ni de antecedentes.

No son el producto de un medio ambiente excitante, de una reacción ante el peligro, ya que no se dan en el marco de enfrentamientos, ni de batallas, no estamos frente a un caso de represalia, en que las ejecuciones sean réplica a otras similares efectuadas por el bando adversario. No existe competencia en la crueldad, los rebeldes no fusilaron a nadie, ni siquiera maltrataron.

En nota editorial de " La Nación ", dedicada al acontecimiento, el día 11 de junio de 1956, afirma: " El Poder Ejecutivo tenía conocimiento de ciertas maniobras y se hallaba atento a reprimirlas apenas trataran de concretarse ".

Otra prueba irrefutable de que el escarmiento estaba planeado es que Aramburu y Rojas dejan el Decreto Ley Marcial firmado pero sin fecha.

El gobierno de la " Libertadora " pudo abortar la resistencia sin llegar a los fusilamientos, pero querían enseñarle, con sangre, a los oficiales del Ejército, que no deben asociarse con el peronismo ni asumir su defensa.

Estos fusilamientos fueron el crimen político de mayor proporción en la historia argentina. Sin normas jurídicas, moral o guerrera que los justifiquen. Más aún, ni siquiera se respetó el sagrado rito de toda ejecución, que son el auxilio religioso y la despedida de los familiares.

Si a los autores de una incruenta resistencia contra un gobierno de facto se los castiga con el fusilamiento, entonces ¿ qué castigo hubieran merecido quienes bombardearon la Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955, masacrando a cientos de inocentes, para asesinar a un presidente constitucional ?

 

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De Fernando Musante, actor, cineasta, director del filme documental " Maten a Perón ":

Nadie en su sano juicio puede pensar que para cometer un magnicidio hay que bombardear una concurrida plaza desde varias cuadras antes del objetivo, y nadie que haya leído el Evangelio puede pensar que Dios pueda aprobar semejante masacre de inocentes.

Fueron unos asesinos que, después, tomaron el poder y repartieron entre sus alcahuetes ministerios y embajadas, fusilaron, derogaron leyes que protegían a los trabajadores y llegaron al secuestro y la profanación de un cadáver.

Nota:

Para conocer más sobre " La Revolución Libertadora " clickear aquí.

Y para ver imágenes de Eva Perón, usar el navegador mozilla firefox y clickear, por favor, aquí.

   

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De Daniel Rodríguez Lamas, historiador y escritor, en el libro La Revolución Libertadora, colección Biblioteca Política Argentina, tomo nº 117, editorial CEAL ( Centro Editor de América Latina ), Buenos Aires, año 1985:

La represión fue sumamente eficaz y brutalmente sanguinaria. Un total de 27 personas ( 18 militares y 9 civiles ) fueron pasados por las armas por el efectivos del gobierno militar de la " Libertadora ".

Era la primera vez en el siglo XX que en Argentina se ordenaba fusilar a personas que se habían alzado contra un gobierno.

Las ejecuciones de junio de 1956 no tienen a los ojos de la historia más asidero que una actitud vengativa y con la sola proyección de atemorizar en el futuro un intento similar por partidarios del régimen depuesto.

No existió un responsable único de la terrible decisión de continuar con las ejecuciones, dado que tal vez, instigados por la multitud que se congregó, pasado el mediodía del 10 de junio de 1956 en las adyacencias de la Casa de Gobierno, para exigir " venganza " contra los rebeldes, el presidente de facto general Pedro Eugenio Aramburu, el contraalmirante Isaac Francisco Rojas y tres ministros militares decidieron continuar con la funesta y desgraciada decisión de proceder ferozmente para con los rebeldes. Se procedió de esta manera, a ordenar la ejecución de 7 suboficiales y 9 oficiales. El último en caer frente a un pelotón de fusilamiento fue el general Juan José Valle. Tras su trágico deceso, el gobierno procedió a suspender la Ley Marcial y con ella las ejecuciones, aún cuando algunas ya se habían ordenado.

Muchos de los que cayeron frente al pelotón de fusilamiento ni siquiera tuvieron un juicio previo, aún en momentos en que no se había proclamado públicamente la Ley Marcial.

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De Ricardo Marconi, licenciado en periodismo, docente, locutor, redactor, escritor, autor del libro titulado Conspiración comunicacional de gobiernos de facto - El miedo como construcción mediática, impreso en Editora UNR ( Universidad Nacional de Rosario ), Rosario, con numerosas fotografías, 166 páginas, año 2007:

Cuando el general Eduardo Lonardi, huérfano de experiencia política y de relaciones civiles, se negó a despedir a sus colaboradores, como se lo pidieron los grupos liberales del Ejército y de la Marina, e intentó apelar a los peronistas fue desplazado por las fuerzas militares más antiperonistas.

En el camino también quedaron desde liberales puros hasta católicos nacionalistas, componentes hasta ese momento del gobierno provisional, quienes habían intentado poner en funcionamiento un plan que consistía en un mandato corto, sin vencedores ni vencidos y con el objetivo de encontrar soluciones que no produjeran heridas al peronismo. Sus críticos lo consideraron como imposible de realizar.

La Armada ocupó el edificio de la calle Azopardo, en respuesta de un paro del sindicalismo peronista y Lonardi fue apremiado para que compartiera el poder con el generalato. Lonardi se negó y, sin resistencia, fue derrocado por un golpe palaciego ( 13 de noviembre de 1955 ).

Gravemente enfermo, Lonardi fallecería en Buenos Aires a causa de un derrame cerebral el 22 de marzo de 1956, poco después de haber sido sometido a una intervención quirúrgica en Washington, Estados Unidos.

El general Pedro Eugenio Aramburu, jefe del Estado Mayor, fue nombrado presidente de la Nación el 13 de noviembre de 1955, con el apoyo de sectores militares revanchistas y civiles ultraliberales, aunque la Armada conservó su enorme poder y se reservó el derecho de elegir al vicepresidente, que continuaría siendo el contraalmirante Isaac Francisco Rojas. Junto con Rojas el ministro del área, almirante Teodoro Hartung y el subsecretario, capitán de navio Arturo Rial, la Marina mantuvo fuerza propia y procuró aumentar su influencia. Los militares del Ejército y la Marina, enrolados en lo que se denominó la corriente " dura ", dirigieron una represión violenta contra el movimiento obrero y contra todo aquel sospechoso de peronista.

Según el historiador Robert Potash, el levantamiento de junio de 1956 trató de sacar partido del resentimiento de muchos oficiales y suboficiales en retiro, así como de la intranquilidad reinante entre el personal de servicio activo. Aunque contaba con muchos civiles peronistas y con el apoyo de elementos de la clase trabajadora, el levantamiento no logró la aprobación personal de Juan Domingo Perón, por entonces exiliado en Panamá.

El pronunciamiento de junio de 1956 trató de canalizar el descontento de oficiales nacionalistas, como los generales Juan José Uranga y León Bengoa, que acababan de dejar las filas del Ejército, pero las diferencias surgidas acerca de quién asumiría el poder una vez ganada la partida, terminó la participación de esos militares. En definitiva, el general de división Juan José Valle y el general Raúl Tanco tomaron la conducción de lo que se denominó el " Movimiento de Recuperación Nacional ". Ellos esperaban ser los beneficiarios políticos directos en lugar de Perón, quien  no figuró en la proclama peronista preparada para el 9 de junio de 1956.

Los dueños del poder, " la Libertadora ", con un eficiente control de los medios de comunicación fueron también los amos del lenguaje y se aprovecharon de ello para condenar a sus contrincantes al silencio.

Tras la asonada de Valle y sus acólitos, se profundizó una situación que ya estaba inserta en la realidad cotidiana del ámbito nacional: la militarización del sistema de seguridad policial, determinación que causó devastación en el campo de la represión del delito y que otorgó al régimen militar un rol preponderante en la seguridad interna, cuya consecuencia política fue alejarlos de su papel elemental: la defensa nacional.

La sangrienta represión de la sublevación de Valle, además, multiplicó socialmente un creciente sentimiento antimilitarista, a pesar de la estructura informativa construida a favor del Estado y en perjuicio de los componentes de la Resistencia.

La tarea de desperonizar estuvo a cargo de dirigentes antiperonistas y consistió en imponer a la población la aceptación de los principios liberales. Ante la necesidad de eliminar de cuajo al peronismo, utilizaron la proscripción del Partido Peronista usando el autoritarismo y la represión. El historiador Robert Potash aseguró que en un nivel político, esto llegó al extremo de incluir la prohibición o publicación del nombre de Perón y de cualquier símbolo, palabra e imagen que fuera sinónimo del movimiento peronista. Sobre este tema, vale acotar que el nombre propio tiene una importancia considerable en la información moderna. Se niega el nombre propio del adversario, ya que el mismo patentiza su existencia, su presencia y lo euforiza en los medios.

Para ampliar la " desperonización " aún más, en el Congreso de la Nación Argentina funcionó la Comisión Nacional de Investigaciones y fueron designados en el Ministerio de Educación quienes debían investigar la " inteligencia " del gobierno peronista, en lo referido a las organizaciones de espionaje y los mecanismos de delación. Se desbarató todo el aparato de propaganda peronista conducido por Raúl Alejandro Apold y Vicente Carlos Aloé, a la vez que se formaron comisiones para indagar en " actos de corrupción del régimen depuesto ". Asimismo, se disolvió la Fundación Eva Perón y se abandonaron obras como el Albergue Warnes, se devolvió el diario La Prensa a la familia Gainza Paz, fueron denunciados actos administrativos y se realizó una exposición de los objetos personales " del tirano y de su esposa " como demostración de " la vida fastuosa que llevaban ". A Perón se le imputaron " actos reñidos con la moral pública ", a la vez que se disolvieron el Partido Justicialista y la Alianza Libertadora Nacionalista.

El cadáver de Eva Perón fue secuestrado y hecho desaparecer.

El Poder Judicial fue declarado en comisión y se sustituyó un método de adoctrinamiento por otro. De esa manera " democratizar " fue sinónimo de " desperonizar ".

La " Revolución Libertadora " pretendió desprestrigiar constantemente a Juan Domingo Perón por medio de la búsqueda de contradicciones en su gestión y su discurso, aprovechando la escasa vocación del pueblo por defender la democracia. Además, reimplantar la Constitución de 1853  -  ya que había sido derogada la Constitución de 1949  -  y a desatar una serie de persecuciones y fusilamientos para destruir a la Resistencia peronista.

Tanto Aramburu como Rojas, protagonistas fundamentales de la " Revolución Libertadora ", violaron la Constitución y otras leyes fundamentales, un delito mayor si comparamos con lo preconizado por los golpistas: " los excesos del tirano y del peronismo en el gobierno ".

Las pretensiones de Aramburu eran reorganizar al país uniendo los intereses de algunos sectores de las Fuerzas Armadas, ansiosos de revanchismo, junto con civiles de orientación liberal. Los objetivos eran muy claros: denunciar a la ciudadanía " los errores y excesos de la gestión peronista "  denominada " la Gran Estafa "; crear conciencia antiperonista y luego de un período prudencial, ubicar en el poder, por medio de un mecanismo democrático, a un antiperonista consensuado con la cúpula de la " Libertadora ".

A pesar de todo ello, la " Libertadora " no logró su objetivo de " desperonizar ", ya que no pudo borrar la memoria colectiva. Los descendientes de los peronistas heredaron la memoria de sus padres y algunos de ellos se integrarían a la Resistencia.

La ausencia de Perón engrandeció su imagen y también la de Evita, así como toda su acción de gobierno.

Nota:

Para ver imágenes de Eva Perón, usar el navegador mozilla firefox y clickear, por favor aquí.

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De Marcelo Larraquy, licenciado en Historia, periodista, escritor, autor del libro titulado Marcados a fuego - La violencia en la historia argentina - De Yrigoyen a Perón, editorial Aguilar, Buenos Aires, 328 páginas, año 2009:

El día 16 de octubre de 1945, cuando muchos sindicatos ya habían llamado a la huelga en forma independiente, el Comité Ejecutivo de la CGT ( Confederación General del Trabajo ) decidió, en una votación de 16 contra 11, un paro para el 18 de octubre. La central obrera no hizo un reclamo explícito por la libertad del coronel Juan Domingo Perón en los propósitos de la huelga, no quería atarse a su destino; lo hizo en defensa de las conquistas laborales amenazadas y en rechazo a la posible inclusión de la oposición en el gabinete, que mencionó en el primer punto del comunicado.

En la mañana del 17 de octubre de 1945, cuando Perón estaba en el Hospital Militar, miles de trabajadores, en su mayoría jóvenes, recorrieron kilómetros y se dirigieron hacia la Plaza de Mayo. Se anticipaban en un día a la convocatoria de la CGT.

La Policía Federal dejó que los manifestantes cruzaran el Riachuelo y llegaran a la ciudad de Buenos Aires al grito de " ¡ Viva Perón ! ". El reemplazo del coronel Filomeno Velazco por el coronel nacionalista Emilio Ramírez se había demorado. Había jurado el día anterior, pero los mandos policiales no le respondían.

Al atardecer, la multitud ya completaba la Plaza de Mayo. Hacía calor. Muchos de ellos, que llegaban al centro porteño por primera vez en sus vidas, refrescaron sus pies en el agua de la fuente.

El general Eduardo Avalos, del ministerio de Guerra, los observaba desde la Casa Rosada.

Instalado en el departamento del capellán, en el Hospital Militar, el detenido coronel Perón recibió la visita del general Avalos. Advirtió que se encontraba en una posición de poder. Le reclamó su renuncia al Ministerio de Guerra, la del almirante Héctor Vernengo Lima en Marina, la designación de un nuevo gabinete y de una nueva jerarquía castrense y el mantenimiento de la convocatoria a elecciones presidenciales. Esas eran sus condiciones para aceptar su traslado a la Casa de Gobierno.

Ya habían pasado las 23 horas. La multitud no se había movido ni había dejado de corear su nombre.

En el balcón, con la vista puesta en la Plaza de Mayo, Perón ordenó al locutor radial que invitara a todos a entonar el Himno Nacional Argentino. Perón permaneció a un costado.

Luego Perón tomó el micrófono y se dirigió al pueblo.

- ¡ Trabajadores ! - dijo.

A partir de esa noche, el vínculo entre ambos no se rompería jamás.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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