DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Germán Ferrari, escritor, para revista Todo es Historia, Nº 458, director Dr. Félix Luna, setiembre de 2005, Buenos Aires:

La exaltación de las figuras de Evita y Perón en los textos de enseñanza es uno de los cuestionamientos más insistentes que siempre se le hace a la política educativa de los dos primeros gobiernos justicialistas. Pero los militares y los civiles que integraron la autodefinida " Revolución Libertadora " no escaparon al vicio de la ponderación desmedida:

" Nuestra Patria, recuperada para la Libertad, está en plena tarea de reorganización nacional ".

" Un émulo moderno de Rosas, durante doce años, infamó a la República ".

" La preocupación por salvar a la juventud de la Patria de la afrentosa influencia de los hábitos inculcados por la tiranía, ha renacido en la Argentina ".

Así se presenta en el prólogo el Manual de Educación Democrática, para segundo año, de Oscar Roberto Gómez y Virgilio Horacio González ( editorial Losada, año 1957 ).

En el capítulo dedicado a " La República y sus formas " se refiere al " dictador Juan D. Perón, que desde sus primeros actos mostró su desprecio por la democracia y su ambición de poder ". Y más adelante, luego de cuestionar la Constitución de 1949, se agrega: " En 1951 fueron reelegidos el presidente y el vicepresidente, y desde esa fecha hasta septiembre de 1955, Argentina soportó una tiranía que llegó a extremos abominables y mantuvo la suma del poder en la sola mano del dictador, quien alardeaba siempre de obrar con el consentimiento del pueblo ".

A casi diez años del golpe de 1955, el historiador Salvador Ferla escribe Mártires y verdugos, donde analiza las consecuencias trágicas de la dictadura, en especial los fusilamientos del 9 de junio de 1956, y reivindica el papel de la resistencia peronista: " El ni vencedores ni vencidos se transforma en una implacable persecución ".

Desde un peronismo crítico, Salvador Ferla asegura que la administración instalada en 1943 " epilogó en un gobierno popular que intentó la superación ( de la crisis ) con buenos éxitos, pero sin ejecutar un cambio de estructuras adecuado y estable ". " La República Argentina que jamás sufrió la humillación de una invasión extranjera, siente desde septiembre de 1955 una extraña sensación de país ocupado. Sus Fuerzas Armadas en una sorprendente metamorfosis se han convertido en fuerzas de ocupación ", reflexiona en el primer capítulo del libro, " 1955, Tiranía en nombre de la libertad ".

También con un estilo de ensayo, Julio Godio elabora un completo trabajo en La caída de Perón - De junio a septiembre ( Granica Editor, año 1973 ). Pero ya no es la voz de un protagonista directo o comprometido con los hechos la que se refleja en las páginas: " El 17 de septiembre de 1955, por la mañana, salí de mi casa en La Plata. Junto con un amigo nos sentamos en el cordón de la vereda de la esquina de 13 y 43. Había transcurrido un día del comienzo del golpe de Estado y todo indicaba que en esa esquina presenciaríamos cosas importantes, porque la avenida 13 conduce a la Capital Federal ". Más adelante, agrega: " Durante todo ese proceso yo viví desdoblado. En tanto, estudiante de diez y seis años me sentía atraído por las consignas " libertarias ", al mismo tiempo me daba cuenta de que los obreros estaban en contra de la " Revolución Libertadora ".

Ya en ese entonces, el autor se lamenta de que el peronismo no haya producido " ninguna obra profunda sobre los acontecimientos, incluidos algunos trabajos del mismo Perón, dedicados más a justificar su comportamiento que a explicar los hechos " ( aquí se refiere a La fuerza es el derecho de las bestias y Del poder al exilio - Cómo y quiénes me derrocaron, ambos escritos y publicados durante su exilio ). También se queja de que las " únicas obras de consulta " sean de " autores norteamericanos reaccionarios ", como Arthur Whitaker.

El estudio del golpe de 1955 también es encarado desde el trostkismo: en 1974, Nahuel Moreno publica El golpe gorila de 1955 ( editorial Elevé ). Y hasta hay una reedición de Crónica interna de la Revolución Libertadora, de Bonifacio del Carril, un año más tarde.

Luego del silencio que impone la dictadura que usurpa el poder en el año 1976, aparece Mi padre y la revolución del ´55 ( editorial Cuenca del Plata, año 1980 ), un valioso testimonio, mezcla de memorias con recopilación de documentos, escrito por Marta Lonardi, hija del militar que lideró la caída de Perón. La autora hace una defensa de su padre, que soportó el " golpe palaciego del 13 de noviembre de 1955 ", y cuestiona a quienes lo sacaron del poder, los " dueños absolutos de la libertad y la democracia que persiguieron, encarcelaron y fusilaron, reviviendo odios que los argentinos creíamos históricamente superados ".

Con el retorno de la democracia, en diciembre de 1983, varias obras prohibidas o acalladas en tiempos de la última dictadura militar son reeditadas, tal es el caso de Mártires y verdugos ( editorial Peña Lillo, año 1983 ) y La caída de Perón - De junio a septiembre ( Centro Editor de América Latina, año 1985 ).

La visión de los " vencedores " es retomada por el historiador Isidoro Jorge Ruiz Moreno en La Revolución del ´55 ( editorial Emecé, año 1994 ), dividida en dos tomos: Dictadura y conspiración y Cómo cayó Perón.

Desde el sector de los " vencidos ", Gonzalo Cháves publica en 2003 La masacre de Plaza de Mayo ( editorial De la Campana ), una investigación sobre uno de los hechos más terribles que antecedieron al golpe: los bombardeos del 16 de junio de 1955, donde murieron cientos de personas y hubo miles de heridos.

Revisar estos libros, redescubrirlos, confirma la falsedad de aquella famosa frase " Ni vencedores ni vencidos ".

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De Penélope García, escritora, articulista de revista Todo es Historia, Buenos Aires, Argentina:

Si uno revisa los manuales de historia de la escuela secundaria podrá apreciar fácilmente la ausencia que existe sobre el tema del bombardeo sobre Buenos Aires, junio de 1955.

El libro Bombas sobre Buenos Aires, de Daniel Cichero, editorial Vergara, año 2005, a través de una exhaustiva investigación periodística aborda un tema lamentable e incomprensible. No se trata de poner adjetivos a un hecho irracional sino de entender mejor cómo se gestaron esos alocados planes y qué errores del gobierno permitieron que esta gente estuviera dispuesta a todo, aún a costa de centenares de muertos inocentes.

Daniel Cichero define aquel nefasto 16 de junio de 1955, como el día en el que veintiocho bombarderos navales inauguraban no sólo el primer combate aéreo de la historia argentina sino que también el comienzo de la aplicación sistemática y directa de la fuerza militar sobre blancos civiles.

Cichero demuestra cómo pesó sobre la decisión que tomó el contralmirante Samuel Toranzo Calderón para iniciar los bombardeos el hecho de haber sido descubierto por los servicios de inteligencia leales al presidente de la Nación. Su apresuramiento provocó la muerte de una cantidad de gente inocente que cerca del mediodía estaba en la Plaza de Mayo.

El libro ofrece respuestas a muchos interrogantes, un intento serio y honesto de explicar lo inexplicable.

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De César Maranghello y Andrés Insaurralde, investigadores cinematográficos, coautores del interesantísimo y muy documentado libro Fanny Navarro o Un melodrama argentino, Ediciones del Jilguero, Buenos Aires, 384 páginas, con fotografías, año 1997:

La Fundación de Ayuda Social era para Eva Perón un espacio alternativo de poder, donde podía ejercer con libertad su creatividad, en beneficio de los necesitados. Todo dependía de su enorme capacidad de trabajo y del aporte ( espontáneo o no ) del pueblo. Evita se encargaba de resolver las desigualdades con ética incorruptible.

Si bien en lo social, su actividad gremial o como conductora del peronismo femenino, Evita se mostró insustituible; en el ejercicio político era ( a diferencia de su esposo ) intolerante, sectaria y despótica. No podía entender que hubiese argentinos que no fuesen peronistas.

Más allá de los resentimientos que sus biógrafos le acreditan, el peronismo experimentaba una tremenda necesidad de acrecentar su prestigio. Serían necesarias figuras del deporte, las artes y la cultura; y quiénes mejor que los actores cinematográficos, vastamente conocidos en Latinoamérica. Darían al movimiento un halo de respetabilidad burguesa. Servirían de voceros o testigos de la Nueva Argentina que proponía el justicialismo. De la propaganda ya se ocuparía Raúl Alejandro Apold, secretario de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación, quien respondía fielmente a sus órdenes.

A mediados de 1950 Evita pensó que había llegado el momento de instrumentar ese apoyo, y captar a quienes, entre los más prestigiosos artistas, se oponían al peronismo. A su hermano Juan le confió sus planes de fundar un Ateneo Cultural desde donde influiría en el ambiente teatral y cinematográfico. Le comentó que necesitaba una persona joven, que cumpliera órdenes sin discutirlas. Juan Duarte sugirió a Fanny Navarro: por su carácter, personalidad y carencia de ambiciones políticas, además de su prestigio de actriz. Poco después, en voz baja, muchas figuras conocidas anhelarían su situación aparentemente privilegiada.

Una tarde de ensayos en el Teatro Cómico, se escuchó la voz del traspunte:

- Fanny Navarro, ¡ teléfono ...! De la Presidencia de la Nación.

En el camarín, aparte de la vestidora, se encontraba su hermana menor, " China ". Ella se dió cuenta de la impresión que recibió Fanny, a la que nadie llamaba al teatro. Al rato, Fanny regresó, demudada. Las mujeres la miraron.

- ¿ Saben quién me acaba de hablar ? ¡ La señora Eva Perón ! Quiere verme dentro de unos días, y no sé para qué ...

El silencio fue total.

" China " preguntó: Fanny ¿ no será una broma ?

Esa noche Fanny no durmió. ¿ Para qué la llamaba Eva Perón ? ¿ Estaba disgustada por su relación con Juan ? Se decían tantas cosas en el ambiente ...

Dos días después, se realizan las últimas secuencias de la película Marihuana. La escena tenía un fuerte voltaje: el actor Pedro López Lagar debía buscar ansiosamente un sobre con droga, en un tacho de desperdicios. Vibrante, Fanny Navarro le entregaba un sobrecito y decía: ¡ Tomá ...! ¡ Para que no tengas que meter las manos en la basura !. No debieron repetir la toma, porque tanto el director, León Klimovsky, como el fotógrafo, Alberto Etchebehere, dieron el O.K. Fanny se estaba reponiendo de la emoción de la secuencia, cuando la reclamaron de producción: Señorita Navarro, teléfono para usted ... Es urgente . Juancito Duarte le recordaba que en una hora tenía que estar en Trabajo y Previsión, porque comenzaba la reunión de Evita con las actrices.

- Mirá Juan, estoy filmando ...

- ¡ Dejá todo y veníte con lo puesto ... ! - urgió " Pebete ".

Percibió un tono autoritario que le disgustó. Su profesionalismo se rebelaba: tener que alterar el plan de trabajo no era su costumbre.

Fanny ignoraba que días antes antes la señora de Perón se había reunido con actrices peronistas, como Pierina Dealessi y otras. Había preguntado qué opinión les merecía Fanny Navarro. Brindaron buena opinión, aunque la conocían poco, dado que apenas frecuentaba el medio. La Dealessi le recomendó que incorporara a Iris Marga.

Vistiendo el tapado que usaba en la película, Fanny atravesó el umbral de la Secretaría de Trabajo y Previsión y subió apurada las escalinatas, porque la reunión ya había comenzado. Ingresó en el despacho de Eva Perón, donde estaban varias colegas que la saludaron sonrientes. Al notarla sobresaltada, la actriz Herminia Franco le dijo por lo bajo:

- ¡ No te asustés, que no es para nada malo !

Evita se levantó de su sillón y comenzó a hablar, con tono reposado y seguro. Les comentó que iba a crear una entidad para las actrices, un lugar donde pudieran reunirse, comentar los estrenos, ensayar. Como ex actriz, Eva sabía que era necesario un lugar acogedor donde leer y que, sin ser un sindicato, tuviese función similar en lo social y mutual. También existía una finalidad política: captar adherentes para mayor brillo del partido. Evita sabía que las grandes divas del espectáculo eran antiperonistas, y también ignoraba los comentarios despectivos que hacían sobre su persona, pero necesitaba aglutinarlas a su alrededor.

Luego de una pausa, Evita se dirigió a sus invitadas y les comunicó:

- " Y la presidenta del Ateneo será la señorita Fanny Navarro ... "

Mientras lo decía se dirigió a su encuentro, con los brazos abiertos.

- ¡ Señora ... ! - exclamó Fanny -. No entiendo de cargos directivos, ni de política. Sólo soy actriz ...

- " No se preocupe, yo le enseñaré ... " - contestó Eva, con autoridad.

Y agregó:

- " A mi lado, aprenderá todo lo necesario ... "

Mientras avanzaban del brazo, Evita habrá reflexionado que si aquella mujer amaba a su hermano, iba a serle fiel. Fanny le había gustado siempre, y ahora, personalmente no desilusionaba sus expectativas. Era franca, leal y estaba enamorada de Juancito. Sería como su propia hermana.

Apold, conocedor de las costumbres de la señora, envió un fotógrafo de la Subsecretaría; y una vez que Evita terminó la predica, comenzó su tarea. Formó grupos, el primero encabezado por Evita con su elegante traje sastre gris y peinado tirante hacia atrás. Tomándola del brazo la flanquearon Fanny y la futura vice, Virginia Luque. A ambos lados, completaron la imagen Teresa Adelina Fiora ( delegada censista del Peronismo Femenino ), Perla Mux, Iris Marga, Pierina Dealessi, Nelly Daren, Silvana Roth y Emma Nicolini, una suerte de secretaria privada de Evita. También quedó claro que el Ateneo iba a ser anunciado como idea de grupo de actrices, y no se publicitaría como creación de la señora de Perón.

Cuando terminó la reunión Evita se acercó a Fanny y luego, otra vez del brazo, mientras la acompañaba hacia la puerta, le comentó:

- " Fanny, la espero cualquiera de estos días ... Charlaremos mientras atiendo a mi gente, y le iré comentando que necesito de usted, como presidenta del Ateneo Cultural. El General y yo tenemos grandes planes para el ambiente. Usted nos ayudará a concretarlos estoy segura. Usted es muy tímida, Fanny ... Recuerde siempre que es una estrella, y hágase valer ".

Cambiando el tono, Evita la miró a los ojos, le tomó una mano y dijo con suavidad:

- " Vamos a ser muy amigas, Fanny. Juan me habló tanto de usted, que me parece conocerla desde siempre ... ".

Después la besó y abrazó. Fanny Navarro se encontró en la puerta de Trabajo y Previsión, conmovida por la palabras de la mujer más poderosa del país y con el título de presidenta de una entidad de la que ignoraba todo.

El 1º de agosto de 1950, la Subsecretaría de Informaciones, con el rigor que la caracterizaba, distribuyó con obligación de publicación un texto que decía: " Es el propósito del Ateneo Cultural Eva Perón el desarrollo intenso de las actividades escénicas, poniendo al pueblo en contacto con las fuentes vivas del teatro universal. Luchará al mismo tiempo por la doctrina justicialista y por dar cauce a las nuevas formas de instrucción espiritual del pueblo, brindándole las máximas posibilidades de poner el arte al alcance de todos ".

Agregaba que se ocuparía además de todo lo atinente a las actividades artísticas para vincularlas a la difusión de la doctrina peronista, " ... inculcando a sus afiliadas la necesidad de participar activamente en la vida nacional, mediante el ejercicio de los derechos de la mujer, consagrados por la legislación justicialista ". Seguía después la constitución del Ateneo: presidenta, Fanny Navarro; vice, Virginia Luque; secretaria general, Perla Mux; tesorera, Silvana Roth; protesorera, Nelly Daren; vocales, Malisa Zini, Iris Marga, Tulia Ciámpoli, Rosita Contreras, Rosa Catá, Lea Conti y Adriana Alcock.

Septiembre de 1955 ...

Para la carrera de la actriz, su final coincidió con los sucesos de septiembre de 1955, que desalojaron a Juan Domingo Perón y lo empujaron al exilio.

Luego de una semana de interrupción de la actividad normal del país, el 23 de septiembre asumió el general Eduardo Lonardi, secundado por el contralmirante Isaac Francisco Rojas. En un célebre discurso, Lonardi expresó desde los balcones de la Casa Rosada que: Si las leyes que existen son justas, el camino está marcado y poco cuesta seguirlo. Si son injustas, las enmendaremos en la medida requerida por esos dos polos de la acción humana.

Pese a su promesa de que no habría " ni vencedores ni vencidos ", todos sabían que los habría.

La madre y las hermanas de Evita buscaron asilo en la embajada del Ecuador. El interventor de Espectáculos Públicos, Reynaldo Tettamanti, reclamó de autores y empresarios que cumplieran con los postulados de la Revolución en el campo de las actividades teatrales.

En Radio Belgrano, donde ofrecían una versión de " Así la vida " con Enrique Muiño, Amalia Sánchez Ariño, Santiago Gómez Cou, Beatriz Bonnet, Alberto de Mendoza y Francisco Alvarez, se produjo un bochornoso incidente, cuando un grupo, encabezado por comandos civiles antiperonistas, irrumpió y sacó a los empellones al veterano actor, quien en la siguiente audición fue reemplazado. Triste final para una digna carrera, que concluyó esa noche por el " pecado " de adherir al peronismo.

Proliferaron publicaciones de efímera vida, que hicieron pingües ganancias aventando supuestos escándalos de jerarcas peronistas. De los más notorios fue la revista Orbe, que en su número 2, del 7 de octubre de 1955, preguntaba en la portada: " ¿ Suicidio o crimen ? ¿ Quién mató a Juan Duarte ? " y en páginas interiores, con despliegue de fotografías, comentaba la vida, andanzas y extraña muerte de aquél, sin olvidarse de citar sus tres famosos romances paralelos ( Fanny Navarro, Elina Colomer y Maruja Montes, a las que denominaba " pierna de ases " ).

Lo que sobrevendría sería peor.

Una tarde, imprevistamente, y mientras " China ", la hermana de Fanny, se encontraba de visita, llegaron al domicilio cinco comandos, quienes comenzaron a zamarrear la puerta principal. Cuando abrió la puerta, la empujaron y le preguntaron a boca de jarro:

- ¿ Vos sos la hermana de Fanny ? ¿ Dónde están los cubiertos de oro ? ¿ Dónde esconden el transmisor y las armas ? ¿ Dónde está Fanny ? ¡ Que baje ... !

Fanny, aterrada, pálida y temblorosa, descendió la escalera. Los intrusos, mientras revisaban todo, quemaban fotos de Evita y Perón, descosían forros de los tapados buscando dinero, rompían libros, estrellaban la vajilla contra las paredes e insultaban sin parar.

Las " visitas " se repitieron en casas de muchas figuras peronistas. Recuerda Hugo del Carril: Entraron a mi casa y rompieron todo. Llegaron a descoser el tapizado de los sillones, el forro de mi sobretodo y de mis sacos. También " visitaron " a Paco Jamandreu, a Pablo Palitos y a Silvana Roth, entre muchos otros.

En el Teatro Cómico, donde Lola Membrives, simpatizante del gobierno peronista, presentaba " Su amante esposa ", del dramaturgo español Jacinto Benavente, un grupo antiperonista rompió cartelera y fotografías, y le arrojaron huevos a la Membrives.

En el Teatro Gran Splendid, una horda " libertadora " la tomó contra el actor Juan Carlos Thorry, acusándolo de ser profesor de la UES.

En la ciudad de Rosario, el guionista Hugo Mac Dougall y su mujer, Nora Lagos, peronistas, fueron cesanteados en el diario La Capital.

La actriz Tita Merello se presentó ante la Comisión Investigadora del Ministerio del Interior y solicitó que se investigara su situación patrimonial, para demostrar que no tenía nada que ver con los permisos de importación de té ( algo de lo que se la acusaba ).

Convencido de que la Revolución había triunfado, el productor artístico José Huberman decidió liberarse de Fanny Navarro, se apresuró en hacerla " renunciar " ante escribano de los contratos firmados. Fanny, tomó la estilográfica y firmó con náuseas e impotencia.

Pero faltaban muchísimas pruebas más ...

El 16 de octubre de 1955 comenzó a funcionar la Comisión Nacional Investigadora. Nueve días después se desdobló en 26 subcomisiones, establecidas en el Congreso. Dependían directamente del vicepresidente, contralmirante Isaac Rojas, y las integraban militares y civiles. El decreto que las facultaba era de una amplitud tremenda. Hasta permitía a los investigadores intervenir en las declaraciones de impuestos a los réditos. Sus facultades provocaron arbitrariedades y abusos.

En nombre de la libertad se quitó la posibilidad de trabajo a muchos. Esto ocurrió en cualquier nivel y en todos los medios. La radio se vio invadida de programas a cargo de antiguos exiliados, lo mismo que el cine y el teatro.

En los últimos días de octubre empezó a funcionar una comisión encargada de " investigar las irregularidades en la industria cinematográfica y teatral ". Ante sus miembros se presentaron - y quedaron detenidos - Hugo del Carril ( el 24 de octubre ), los hermanos Angel y Atilio Mentasti ( el 3 de noviembre ) y Luis César Amadori ( el 4 de noviembre ). Se los acusó de efectuar contrabando de celuloide y haber exportado películas sin permiso, para comercializarlas en el exterior.

Fanny Navarro fue conducida a declarar una madrugada. A las dos de la mañana sonó imprevistamente el timbre de su casa. El ama de llaves le avisó que la Policía Federal la esperaba para llevarla al Congreso. Asustadísima, se vistió rapidamente. Se sentía humillada con ese proceso que la ponía a la par de un delincuente común. Y su aturdimiento era mayor porque no entendía por qué iban a acusarla. Luego supo que su participación implicaría actuar como testigo del " caso Duarte ". Retenida durante tres horas, se la sometió a un riguroso interrogatorio sobre sus relaciones con Juan Ramón Duarte ( 1914 - 1953 ), su amistad con Eva Perón, el origen de sus ingresos y su desempeño al frente del Ateneo Cultural Eva Perón.

La subcomisión encargada del " caso Duarte " llevaría el número 58. La encabezaba el capitán de fragata Aldo Luis Molinari ( también subjefe de Policía ). Pero quien se ocupaba de la investigación era su secretario, Próspero Germán Fernández Alvariño, apodado " Capitán Gandhi ". Para denostar la tesis del suicidio, la comisión utilizó los testimonios de ex vecinos de Juan Duarte, quienes aseguraron que en la madrugada del 9 de abril de 1953 no habían oído ninguna detonación de arma de fuego ( dichos testimonios fueron desechados posteriormente por la Justicia ). Fernández Alvariño intervino sádicamente en la autopsia de Juan Duarte. Ordenó que al cadáver le cortaran la cabeza y un dedo del pie derecho; además la acción la presenció vestido de cirujano ( pese a no tener el título de médico ). Circuló luego por los pasillos del Departamento Central de Policía, en abierta actitud exhibicionista, con la cabeza de Juan Duarte en una bandeja.

A la actriz Elina Colomer, el moderno inquisidor llegó a preguntarle si ella sufría de sífilis.

Una noche, luego de presionar a Fanny Navarro hasta la exasperación, al no obtener los resultados que deseaba, apeló a un macabro recurso: destapó la cabeza de Juan Duarte - cubierta por un plástico -. Fanny creyó volverse loca. Los pares del " Capitán Ghandi " detuvieron el morboso festín y se lo recriminaron, pero el mal ya estaba hecho: ella estaba inconsciente sobre el escritorio, arrastrada por la locura del investigador.

Molinari sostenía que Fanny tenía una carta firmada por Duarte, en la cual le confirmaba su sospecha de que estaba por ser asesinado. La actriz negó rotundamente la existencia de esa esquela. Tres años después, lejos del fragor del ´55, un juez acusó a la comisión de varios delitos; entre ellos: usurpación de autoridad, falsificación por supresión de documentos y privación ilegítima de la libertad.

Los bienes de Juan Duarte pasaron al Estado en 1965. Se los justipreció en 800.000 pesos.

El 8 de noviembre de 1955, cerca de 700 mujeres se reunieron frente a la Penitenciaría Nacional, para requerir la libertad de familiares detenidos e incomunicados desde dos semanas antes.

En diciembre cesó la actividad de las subcomisiones y se anunció la creación de una Junta Patrimonial, a la que pasarían los bienes malhabidos. Por el decreto 5148/55 se conoció una larga lista de personas y empresas interdictas. En la larga lista de interdictos, aparecían Luis César Amadori, Hugo del Carril, Ana María Lynch, Tita Merello, Atilio y Angel Mentasti. El nombre de Fanny Navarro figuraba inmediatamente antes del periodista Bernardo Neustadt.

El 11 de diciembre se allanaron las casas de veraneo de la actriz Zully Moreno y de Raúl Apold, ubicadas en Mar del Plata.

La Navidad de 1955 fue la más triste en la vida de Fanny Navarro. No fue un privilegio: cientos de personas estaban presas, incomunicadas o exiliadas, y había lugares vacíos en muchas mesas. Pero a diferencia de otros peronistas precavidos, Fanny se había jugado con pasión por la causa en que creyó. Ahora comenzaría su ostracismo, la muerte civil no sólo por interdicción, sino por el abandono de colegas y supuestos amigos. La hipersensibilidad del ambiente artístico la estigmatizaría por el resto de su existencia, con la excusa de su peronismo, su relación con Juan Duarte o su amistad con Evita. El periodismo no le ahorraría ninguna humillación, no habría piedad para Fanny Navarro.

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De Fanny Navarro, ( Fanny Julia Navarro, 1920 - 1971 ), excelente actriz, diva del cine y del teatro argentino, amiga de Evita:

De haberlo querido, en 1952 hubiera sido la dueña de Canal 7 o una senadora. Pero no me interesaba ni la televisión ni la política. Yo adoraba a Eva Perón, era como una hija suya. Conocí a Perón y a Evita en 1950, cuando ya tenía mi carrera hecha; no me apoyé en ellos para hacerla. Nunca le hice mal a nadie, y sí mucho bien, y nunca oí que Perón o Evita mandaran a matar a nadie. Querer a Evita fue mi condena ...

Nota:

Según aportan los escritores y críticos cinematográficos César Maranghello y Andrés Insaurralde, en su estupendo trabajo ( Fanny Navarro o Un melodrama argentino, Ediciones del Jilguero, Buenos Aires, año 1997 ), la gran actriz Fanny Navarro falleció de un infarto y fue hallada en su cama con los piecitos descubiertos, el 18 de marzo de 1971.

Su velatorio se efectuó en Malabia 150, en Palermo, Buenos Aires. Numerosas coronas llegaron de Unidades Básicas y de asociaciones gremiales. Muchísimo público hizo fila en silencio, para acompañarla.

El 19 de marzo, a las 11, en la Chacarita, el párroco Moisés Soto ofició una misa; y luego, en el Panteón de la Asociación de Actores, un sacerdote rezó un responso. Otra vez, mucho público esperaba para despedir a la actriz.

La dirigente y ex cantante Juanita Larrauri expresó: En nombre de todas las mujeres peronistas, que tanto te queremos y que trabajamos contigo en el Ateneo junto a Eva Perón, deseamos paz en tu tumba.

Dos empleados municipales retiraron el féretro del Panteón de Actores. Sabina Olmos y Dora Ferreiro, tomadas del brazo, iniciaron la marcha hacia el crematorio, seguidas por Myriam de Urquijo, la productora Esther Fernández y el actor Ricardo Soler.

Esa fría mañana de marzo de 1981, la despidieron con una oración. Tres días más tarde, Myriam de Urquijo recibió el llamado de un cuidador del panteón. El hombre, preocupado, le avisaba que las cenizas de Fanny Navarro, apretadas en una bolsita de material plástico, carecían aún de urna para ser depositadas.

Ricardo Soler propuso organizar una colecta para pagarla, y para cualquier otro gasto que se produjera. Las mismas personas que estuvieron presentes en la cremación se ocuparon del trámite. Así, las cenizas fueron depositadas en el nicho correspondiente.

Ese fue el final de la actriz argentina Fanny Navarro.

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De Margarita Alarcón, escritora, especialista en temas históricos, articulista en revista Todo es historia, Buenos Aires, Argentina:

Sin dudas uno de los temas más complejos de la historia argentina es el peronismo. Hay, por ello infinitas maneras de abordarlo y probablemente no pueda cerrarse fácilmente una conclusión sobre el mismo. En el libro Peronismo y Conflictos Sociales ( 1945 - 1999 ), editorial Nueva Librería, 152 páginas, año 2004, el sociólogo Luis Alberto Cárdenas intenta dar cuenta de décadas de peronismo, es decir desde su gestación hasta el final del período menemista.

Tal vez, consciente de la inmensidad del problema, el autor aborda acotadamente distintos asuntos; primero describe su ideología confrontándola con los calificativos que le sirven a propios y ajenos para nombrar al Peronismo: bonapartista, fascista, populista.

El plato fuerte del texto es el capítulo en el que se analizan los conflictos de ayer y de hoy, en el interior del movimiento o con la oposición, en el gobierno o en la resistencia. La historia de los conflictos es pues, lo que mejor define el imbricado y contradictorio tema del ser peronista y probablemente allí esté su respuesta: entender el permanente cambio que implica su vigencia constante.

Asimismo, el autor se sirve también de entrevistas a actores significativos: Andres Framini, Roberto García, Saúl Ubaldini, Floreal Forni, Jorge Rulli y Hugo Santos. Con ellos trata de explicar distintas vicisitudes y momentos de la vida del movimiento.

Por último, en el capítulo dedicado a la estructura social, Cárdenas describe el gran arco sectorial que implicó el peronismo, desde la supremacía inicial de la clase obrera en el primer decenio ( 1945 - 1955 ) hasta el marcado descenso en los años 90.

Libro de lectura interesante para aquellos que, una vez más, se interesan por entender un fenómeno singular de la sociedad argentina.

Conjuntamente la Universidad de San Andrés y Fondo de Cultura Económica, han editado dos trabajos sobre los primeros tiempos del peronismo.

El primero, titulado Viviendas para el pueblo - Espacio urbano y sociabilidad en el barrio Los Perales ( 1946 - 1955 ), de Rosa Aboy, indaga la conexión entre política y experiencia individual analizando el barrio de Mataderos. El enfoque adoptado permite poner las políticas públicas de viviendas en perspectiva, haciendo emerger los idearios de movilidad social e igualitarismo promovidos por el peronismo.

También se publicó Un mundo feliz - Imágenes de los trabajadores en el primer peronismo ( 1946 - 1955 ), de Marcela Gené. Aquí se describen las imágenes de los trabajadores que circularon en la propaganda gráfica, en los cortometrajes cinematográficos y en las decoraciones efímeras elaboradas para las celebraciones de la ciudad.

Ambos trabajos son investigaciones originales y rigurosas sobre los aspectos que permitieron hacer del peronismo una identidad política particular, en la cual se favoreció a los sectores postergados pero que excluyó la crítica y el disenso.

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De Alejandra Laera y Martín Kohan, doctores en Letras, escritores y docentes:

Si hay algo que tiene la muerte, es que sirve para fijar un lugar.

Es por medio de la muerte, y hasta gracias a ella podría decirse, que el cuerpo ya inmóvil del que fue y dejó de ser, se detiene en un determinado sitio para señalarlo como un punto de referencia: el de un aquí yace. Por lo común se procura que ese ciclo sea pronto, inmediato incluso, para eludir que la muerte contamine con sus signos quietos el mundo móvil de la vida subsiguiente.

La historia argentina, sin embargo, por razones siempre políticas, abundó en la lúgubre circunstancia de que los cuerpos continuasen yendo y viniendo incluso después de muertos, en un proceso variable de expatriaciones y repatriaciones. Le cupo a su prócer indiscutido: José de San Martín, a su prócer discutido: Domingo Faustino Sarmiento, y a sus próceres muy discutidos: Bernardino Rivadavia y Juan Manuel de Rosas; por no hablar, ya en el siglo XX, de las tétricas peripecias del cuerpo de Eva Perón.

En cualquier caso, la muerte por fin prevalece y entonces acaba por fijar un lugar, ya sea en la Recoleta, en Plaza Miserere o en la Catedral de Buenos Aires, fija un lugar y un punto de referencia: dice aquí.

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De Fabián Bosoer, periodista, politólogo y editorialista de diario Clarín, y Santiago Senén González, historiador, periodista, creador y compilador del Archivo del Sindicalismo Argentino en la Universidad Torcuato Di Tella, coautores del libro Breve historia del sindicalismo argentino, con prólogo de Andrew Graham - Yooll, Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 320 páginas, año 2009:

En 1950 el Congreso de la CGT había resuelto designar a Eva Perón " llama viva de la revolución peronista ", y decidió que los trabajadores del país se convirtieran en " misioneros de Perón ". Esa " gloriosa función " la tomaban " como predicadores de una nueva verdad en marcha, para propagarla por todos los ámbitos del país, a fin de contribuir al esclarecimiento de una conciencia nacional y a la mejor compenetración de los trabajadores en los ideales peronistas, para que éstos sean la norma rectora que oriente a las generaciones presentes y futuras ".

Ese mismo año, la CGT inauguró su edificio de Azopardo 802, en la zona sur de la Capital Federal, mientras numerosas delegaciones regionales adquirían edificios propios en las capitales provinciales y otras ciudades, como Rosario.

En otro terreno, la CGT aportaba los jornales del 1º de mayo y del 12 de octubre a la Fundación de Ayuda Social Eva Perón, dada su calidad de integrante de la conducción del organismo, y estableció la Distinción al Reconocimiento para ser entregada los 17 de octubre, instituido a su vez como Día de la Lealtad.

Entre fines de 1950 y principios de 1951 tuvo lugar una importante huelga de los ferroviarios, el más serio conflicto gremial hasta esa fecha de la era peronista. El reclamo obrero era un pedido de aumento salarial. Mientras la CGT y la Unión Ferroviaria llaman a la reflexión a los huelguistas, el paro fue declarado ilegal y si bien se otorgó el aumento solicitado, la existencia de cesantes impidió que se normalizara el trabajo. La CGT decidió intervenir la Unión Ferroviaria. Pero esto tampoco dio resultado. La propia Evita se llegó a los talleres intentando solucionar el conflicto, hasta que el 24 de marzo de 1951 el gobierno resuelve la movilización de los ferroviarios. Hay que señalar que esta actitud de diálogo y moderación de Evita no sólo con los trabajadores ferroviarios, como en esta oportunidad, sino en muchas ocasiones, fue exitosa. Encontraba para ello, como un interlocutor directo y predispuesto, al titular de la central sindical, a José Espejo.

En 1951, la CGT participa con todo su poderío en la campaña para la reelección de Perón y el 3 de agosto proclama su compañera de fórmula: Eva Perón. El 22 de ese mes la CGT es la prinicipal animadora del Cabildo Abierto del Justicialismo para llevar al gobierno de 1952 - 1958 a Perón - Perón.

El secretario general de la CGT invitó a integrar la fórmula a Evita, quien ya se encontraba en el palco ubicado en la avenida 9 de Julio, a la altura del Ministerio de Obras Públicas, junto al Presidente de la Nación; desde allí improvisó un discurso, cortado por la emoción y las lágrimas.

Todos los sindicatos adhirieron de una u otra manera a la fórmula durante los días siguientes, pero el 31 de agosto Evita declinó el ofrecimiento al cargo y la CGT declaró que ese día se incorporaba en el calendario peronista como Día del Renunciamiento.

Tanto José Espejo como los dirigentes Isaías Santón y Florencio Soto, miembros del Secretariado Nacional de la CGT, tuvieron activa participación en este proceso que culmina el 17 de octubre de 1951, cuando el titular de la central obrera entrega a Eva Perón la citada medalla de Distinción al Reconocimiento en el habitual acto efectuado en Plaza de Mayo.

Pocos días antes, el 28 de septiembre, se había producido el primer intento de golpe militar contra el gobierno, que fue encabezado por el general Benjamín Menéndez.

En las elecciones del 11 de noviembre de 1951, Perón, finalmente, es acompañado nuevamente por Hortensio Quijano, quien fallece el 3 de abril de 1952 y es reemplazado dos años después, en 1954, realizados los respectivos comicios complementarios, por el contralmirante Alberto Teisaire.

Después de los funerales de Evita, en julio - agosto de 1952, donde la CGT y los sindicatos adheridos intervienen activamente, se advierte en el ambiente sindical el surgimiento de nuevos líderes.

En el seno de las principales organizaciones, Abdala Baluch - y más tarde Paulino Miembro y Augusto Timoteo Vandor - en metalúrgicos y Andrés Framini - luego Juan Carlos Loholaberry - en textiles enfrentan a la " vieja guardia ". La lucha se da en los sindicatos y culmina en la Plaza de Mayo, frente al mismo Perón. En efecto, el 17 de octubre de 1952, cuando José Espejo inicia su discurso, una ensordecedora silbatina se hace escuchar desde los cuatro puntos de la Plaza. La demostración había sido organizada por la " nueva generación " y apoyada por " fuerzas de choque ". En ese momento, según analistas peronistas, básicamente eran los hombres de la Alianza Libertadora Nacionalista, un grupo filofascista. José Espejo renuncia y su lugar en la dirección cegetista es ocupado por un dirigente poco conocido, de la Federación de Trabajadores de la Farmacia, Eduardo Vuletich.

Nota: El contralmirante Alberto Teisaire ( 1891 - 1962 ), miembro de la masonería, presidente del Consejo Superior Peronista y vicepresidente de la Nación durante el segundo gobierno del general Perón, llamado " el cantor de las cosas nuestras " ( Antonio Tormo) y " traidor " por el peronismo y también " alcahuete " por miembros de la Revolución Libertadora, sería asesinado el 12 de octubre de 1962 por un grupo extremista mientras almorzaba en un restaurante.

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*     *     *

De Carlos Saúl Menem, automovilista deportivo, político, abogado, dos veces electo presidente de la República Argentina ( 1989 - 1995 ) y ( 1995 - 1999 ), y senador riojano, en el Decreto Nº 349/99 del 15 de abril de 1999 ( fragmentos ):

Considerando

Que los edificios de calle Austria Nº 2577/87/89/93 y Nº 2601 de la Ciudad de Buenos Aires son las únicas construcciones que se conservan del Palacio Unzué que fuera residencia del General Juan Domingo Perón y de su esposa María Eva Duarte de Perón, durante los dos primeros períodos presidenciales del primero, y que actualmente son sede permanente del Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas, órgano ejecutivo de la Comisión Permanente Nacional de Homenaje al Teniente General Juan Domingo Perón, dependiente de la Presidencia de la Nación.

Que " lugar histórico " es un área de existencia material, constituída por un espacio rural o urbano, o determinado por un punto geográfico del país, donde tuvieron origen o transcurrieron hechos trascendentes de carácter histórico, artístico, institucional o ético - espiritual y, su preservación y presencia física - comprendido su entorno - tiene por finalidad transmitir y afirmar los valores históricos que en ese bien se concretan, conforme a los términos de la disposición 5/91 de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos.

Por ello

El Presidente de la Nación Argentina

Decreta:

Declárase lugar histórico nacional: los edificios de la calle Austria Nº 2577/87/89/93 de la Ciudad de Buenos Aires ( Datos Catastrales: Circunscripción 19, Sección 15, Manzana 96, Parcelas 3 y 4 ) y Nº 2601 ( Datos Catastrales: Circunscripción 19, Sección 15, Manzana 96, Parcela 2 b ).

Comuníquese, publíquese, dese a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.

Dr. Carlos Saúl Menem - Presidente de la Nación.

Ing. Jorge Alberto Rodríguez - Jefe de Gabinete de Ministros.

Dr. Carlos Vladimiro Corach - Ministro del Interior.

Nota:

En la década del ´30, el presidente de la Nación Roberto Ortiz había expropiado el Palacio Unzué, situado sobre la entonces Avda. Alvear ( Avda. del Libertador ) entre las calles Austria y Agüero, para ser utilizado como residencia de los presidentes de la República Argentina.

Cuando Juan Domingo Perón asume la Presidencia de la Nación, 4 de junio de 1946, se instala junto a su esposa, María Eva Duarte de Perón, en la Residencia Presidencial cuyas dependencias principales se levantaban en el lugar donde actualmente está la Biblioteca Nacional.

El Dr. Jorge Alberto Taiana, médico de Evita y de Perón, ex ministro de Educación de la Nación, da testimonio que visitaba a Evita durante los últimos tiempos de su enfermedad, entrando por la puerta de la casa de la calle Austria. También el dirigente gremial Andrés Framini, miembro de la Confederación General del Trabajo en ese tiempo, dice que junto a los miembros del Consejo Directivo de la CGT ingresaron al lugar y que en el hall Evita los recibió.

Cuando el golpe militar derrocó al gobierno constitucional de Perón en septiembre de 1955, se produjo un incendio intencional en la Residencia Presidencial que la dejó prácticamente inutilizada y así permaneció durante varios años hasta que, durante el gobierno del Dr. Arturo Frondizi, se la demolió para construir la Biblioteca Nacional.

Los trámites solicitando la declaración de " Lugar Histórico " de la casa fueron realizados ante la Comisión de Museos y Lugares Históricos, presidida por la Lic. Magdalena Faillace, aportándose la documentación necesaria. Producido por esa Comisión el dictamen favorable, se elaboró el Decreto respectivo.

*     *     *

De Jorge Fernando Barrese, soldado conscripto del Ejército Argentino, testigo de los sucesos de junio de 1955:

Estando en el Ministerio del Ejército me tocó vivir los dramáticos hechos de aquella jornada del 16 de junio de 1955.

Recuerdo que la mañana del 16 de junio de 1955 amaneció fría y con un cielo plomizo que amenazaba lluvia. Las disputas entre antiperonistas y peronistas eran cada día más ostensibles.

A las 7.00 horas en punto, llegué al Ministerio de Ejército. El sargento Greco, nuestro jefe de sección y gran amigo, y los soldados Versinsky ( traductor de ruso ), Vincenot ( traductor de francés ), Rey, Dibar, Pini, Bevilacqua y Thompson ( todos traductores de inglés como yo ), me esperaban para compartir el desayuno.

Esa mañana se habían oído comentarios relacionados con disidencias entre los miembros de las Fuerzas Armadas. La Marina debía rendir un homenaje al Libertador General don José de San Martín, el acto incluía un desfile aéreo.

A las 12.30 hs., nos disponíamos a retornar a nuestro hogares.

De pronto, un ruido ensordecedor proveniente del exterior del edificio, nos hizo dirigirnos hacía las ventanas para observar qué ocurría. Un enorme helicóptero en el cual viajaba el Ministro de Aeronáutica, se posó junto a la escalinata. El ministro venía a comunicarle al Presidente Juan Domingo Perón, de un inminente bombardeo a que sería sometida la Casa Rosada. Poco minutos después, una escuadrilla de aviones sobrevoló la zona, en vuelos rasantes. Era la aviación naval, proveniente de Punta Indio que, con aparatos Glenn Martin y Douglas DC3, empezaban su tarea de devastación.

Los primeros impactos dieron en los balcones del Ministerio de Economía. Un grupo de empleadas que observaba los acontecimientos, fue alcanzado por una bomba. Los cuerpos de las inocentes chicas volaron en pedazos.

Mientras tanto, favorecida por la confusión reinante, la Infantería de Marina con asiento en el Puerto de Buenos Aires, avanzaba tras el paredón de la avenida Huergo. El plan consistía en asesinar al general Perón, atacando la Casa Rosada con bombas de demolición y de fragmentación.

Dos ómnibus repletos de niños de un Jardín de Infantes que pasaban por Paseo Colón, quedaron totalmente destruídos. Los cuerpecitos mutilados sembraron la calle y la tiñeron de rojo sangre. Eran chicos de 4 y 5 años que iban cantando canciones de paz, de alegría, de esperanza y futuro. Aquella escena mostraba el vergonzoso resultado, provocado por el tremendo desencuentro entre hermanos.

Las playas de estacionamiento que cubrían el espacio comprendido entre la Plaza Colón y el palacio del Correo Central, ofrecían un aspecto infernal. Centenares de automóviles ardían y se sucedían grandes estruendos al estallar sus tanques de combustible.

Pasado el primer momento de estupor, se preparó la defensa del edificio. Se nos ordenó ir al cuartel de planta baja, para recibir fusiles. Mientras bajaba las escaleras, desde el quinto piso, pensaba que lo mejor que me podía pasar era no recibir un arma. Con ella tendría que matar, y yo no quería hacerlo. Del otro lado, había soldados como yo, que querían vivir, que tenían ilusiones, planes, madres, novias y 20 jóvenes años.

La suerte me acompañó. El último fusil existente fue para el soldado que me precedía. No obstante la falta de armas, los soldados sin ellas, acompañaban a los que las empuñaban con el propósito de custodiar el helicóptero que había traído al Jefe de la Fuerza Aérea.

La primera visión fue el cuerpo de un hombre que yacía boca abajo, con un agujero en su espalda, que permitía ver las baldosas del piso.

Los civiles que colaboraban con la rebelión, disparaban armas de todo tipo. Una bala de gran calibre rebotó en un mármol junto al cual me guarecía. Fue entonces que, desobedeciendo las órdenes del cabo que nos mandaba, entré en el edificio y bajando llegué al tercer subsuelo. Allí estaba ante mis ojos, el Presidente de la Nación, el general Perón. Había llegado por un túnel que unía la casa Rosada con el Ministerio del Ejército.

Las bombas continuaban destruyendo la Casa de Gobierno y sus adyacencias. Un proyectil atravesó los cinco pisos de un hotel ubicado frente a la Plaza de Mayo. Al llegar al sótano explotó y derrumbó el edificio. El Presidente, con su uniforme de General pasó a mi lado y me palmeó la espalda diciéndome: " No se asuste soldadito, todo va a pasar ". Lucía nervioso. La muerte atemoriza a todos por igual.

Los guardaespaldas que lo protegían era hombres muy corpulentos, morochos y vestidos de civil, con traje azul, camisa blanca y corbata azul. Sus ametralladoras Halcón apuntaban hacia la puerta por la cual supuestamente debían entrar las fuerzas revolucionarias. En un momento determinado, creí que el enfrentamiento era inminente, por la forma en que se aprestaban a disparar.

La infantería de Marina, que cubría la Plaza Colón, estaba a pocos metros de una de las puertas de entrada. En el interín, desde las radios se convocaba a los trabajadores a defender a Perón.

Innumerables camiones, atestados de gente, confluían hacia el centro de la ciudad. Nerviosamente me dirigí hacia la planta baja del edificio. En el hall central fui recibido por una catarata de vidrios rotos que caían desde los ventanales altos. Las bombas estallaban una tras otra y producían destrucción y muerte.

Ví cómo el automovil de un general que llegaba a tomar servicio, alcanzado por una onda expansiva, parecía haber sido cortado por una poderosa sierra, quedando sólo sus ruedas y el chasis.

Desde la Base Aérea de Morón, apuntalaron la Revolución los Gloster Meteor, que al llegar ametrallaron a los civiles que en gran número se hallaban diseminados por los alrededores. Los peronistas respondieron tirándole palos y piedras.

Eran cerca de las 15.00 hs., y sentí la imperiosa necesidad de comunicarme con mi casa. Quería decirles a mis padres que estaba vivo, que no iba a morir. En mi ambular llegué hasta un teléfono en el primer piso. El general Adesso estaba tratando de hablar. Me observó y me pidió que lo ayudara. Quería comunicarse con su hija. Sus manos temblaban, había olvidado el número y no podía encontrar su apellido en la guía telefónica. Empecé a buscar y de pronto, una fenomenal explosión seguida de la caída de un enorme vidrio sobre nuestras cabezas, me aterrorizó. Atiné a tirar la guía casi en la propia cara del general y sin pedir disculpas, me alejé velozmente.

Subí hasta mi oficina del quinto piso . Encontré los 108 diccionarios técnicos en varios idiomas diseminados por el piso y cubiertos de mampostería y vidrios.

Pisando libros, llegué al teléfono. Disqué y me comuniqué con mi hermano Mario. Le dije que estaba bien. Las interferencias eran constantes y no podía explayarme. Le pedí que tranquilizara a mi madre y corté.

Las tropas leales al Presidente empezaron a llegar. Los aviones tenían ya la respuesta de las baterías antiaéreas provenientes del Cuartel de la Tablada. Algunos fueron alcanzados y cayeron al Río de la Plata.

El general Franklin Lucero, ministro del Ejército, comandó la represión. Junto con el general Perón y varios soldados, subieron hasta el quinto piso del Ministerio. Allí emplazaron ametralladoras antiaéreas. Desde el lugar, tenían una perfecta visión de los marinos que intentaban acercarse al edificio. El efecto de los disparos fue demoledor. Los cuerpos alcanzados por balas de tan tremendo poder destructivo, se partían en dos y saltaban haciendo grotescos movimientos.

Nuevamente en la planta baja, fui testigo del enorme fanatismo de los peronistas. Una multitud sacudía las rejas del Ministerio, intentando derribarla. Pedían armas para luchar. Un hombre, que dijo luego que venía desde Lanús, se trepó como un gato y se lanzó desde cuatro metros hacia el interior del edificio. Como resultado de la caída, se rompió las dos piernas y a pesar del dolor que sentía, reclamaba enloquecidamente un fusil para defender al general Perón. Entonces pensé que si esa masa pudiese entrar, nos pasaría por encima, pues estaba fuera de sí.

A las 18.30 horas, los disparos comenzaron a mermar. La sedición empezaba a ser controlada.

Los tanques que respondían al gobierno, acompañados por la multitud de civiles adictos, se desplazaron hacia el Ministerio de Marina, sobre la avenida Huergo. Rendido el último bastión de la rebelión, comenzaron los desbordes contra las iglesias.

Mientras tanto, en el Ministerio, " un soldado " tenía hambre. El miedo, la tensión y la muerte que habían pasado varias veces a mi lado sin tocarme, habían aflojado.

Llegué a la cocina del cuarto piso. Allí estaba el cocinero del Comandante en jefe, general José Domingo Molina, un militar de prominente abdomen, con fama de ser glotón. Le pregunté al cocinero si había algo para comer. me respondió que sólo había una fuente de frutillas con crema. Observé y calculé que no menos de un kilo de rojas frutillas cubiertas por una tentadora crema blanca nívea estaban sobre la mesa para deleitarme.Tomé una cuchara y en segundos limpié la fuente. Después de la última cucharada, comprendí que había cometido una grave falta de disciplina. Pensé en el calabozo, en dos años de recargo en Covunco, etc. ... El cocinero interpretó mi pensamiento y me dijo: " Pibe, hoy el gordo no está para frutillas con crema ".

A las 21.00 hs., nos dijeron que podíamos volver a nuestros hogares. Salí junto con mi compañero Rey. Una lluvia torrencial caía sobre Buenos Aires. El cielo quería lavar la sangre de tantos inocentes caídos por la intemperancia de los hombres. El resultado trágico fue cientos de muertos y heridos, de acuerdo a un radiograma posterior emitido por el Ejército.

Pasamos junto a muchos trapos rojos que indicaban peligro. Al día siguiente nos enteramos que cubrían bombas que no habían estallado por falta de desarrollo de las espoletas y que ante cualquier presión podían explotar.

Hordas enfurecidas quemaban y saqueaban las iglesias de Santo Domingo, San Francisco y la Curia Metropolitana. Producía repugnancia ver a esa gente vistiendo albas y casullas. Un alocado portaba un cáliz y otro corría con el Santísimo.

Corrimos hasta Alberti, la primera estación de subte que funcionaba esa noche. Llegué a mi casa. Mi madre me recibió con un interminable abrazo. Las lágrimas y caricias de aquel instante serían inolvidables. Mi padre me apretó contra su pecho y me besó.

Pasaron 25 años, 1980, y un día domingo, fui al cementerio de Chacarita, con mi cuñado Salvatierra. Visitamos el panteón militar donde estaban los restos de su padre. Al salir y ante la atónita mirada de mi cuñado, me detuve frente a un cajón cubierto con la bandera argentina. Me cuadré. Leí el nombre estampado en el bronce y dije en voz alta:

" Soldado Jorge Fernando Barrese, clase 1934, destino Comando en jefe, quinto piso del Ministerio del Ejército, división traductores. Mi general, José Domingo Molina, yo fui el soldado que comió sus frutillas con crema el día 16 de junio de 1955 ".

*     *     *

Del coronel ( R ) César Arrechea, militar argentino:

Cuando se produce uno de los tantos levantamientos que tuvo que soportar Perón, existía en el Código de la Justicia Militar la pena de muerte para aquellos que participaran en movimientos subversivos contra las autoridades del Estado.

Cuando Perón se hace cargo del gobierno, dispone sacar la pena de muerte y que los hombres sean juzgados, los militares por la Justicia Militar y los civiles por la Justicia Civil, que es lo que corresponde a un país democrático como el nuestro.

*     *     *

De Juan Ramón Duarte, hermano de Evita, en nota publicada en diario La Prensa, el viernes 10 de abril de 1953, en el libro titulado Cartas póstumas - Un recorrido por nuestra historia, del docente e investigador Ricardo De Titto, editado por Grupo Editorial Norma, Buenos Aires, de la colección Biografías y Documentos, con ilustraciones y fotografías, 352 páginas, año 2008:

Mi querido general Perón:

La maldad de algunos traidores a Perón, del pueblo trabajador, que es el que lo ama a usted con sinceridad, y los enemigos de la patria me han querido separar de usted, incómodos por saber lo mucho que me quiere y lo leal que le soy; por eso recurren a difamarme y lo consiguieron, me llenaron de vergüenza, pero no pudieron separame de usted, desde mi renuncia usted fue tan amigo como siempre y esta aflicción suya de estos días por mí, me pagó con creces el mal que ellos me causaron.

He sido honesto y nadie podrá probar lo contario. Lo quiero con el alma y digo una vez más que el hombre más grande que yo conocí es Perón; sé de su amor por el pueblo y la patria, sé como nadie de su honestidad y me alejo de este mundo asqueado por lo canalla, pero feliz y seguro que su pueblo nunca dejará de quererlo y de haber sido su leal amigo; cumplí como Eva Perón, hasta donde me dieron las fuerzas.

Le pido cuide a mi amada madre y de los míos, que me disculpe con ellos que bien lo quieren. Vine con Eva, me voy con ella, gritando Viva Perón, Viva la Patria y que Dios y su amado pueblo lo acompañen por siempre.

Mi último abrazo para mi madre y para usted. Juan Duarte.

Perdón por la letra, perdón por todo.

Nota:

Una de las obsesiones de los miembros de la Revolución Libertadora fue querer demostrar que Juan Ramón Duarte, enfermo de una avanzada e incurable sífilis, había sido asesinado. De eso se ocupó la Comisión Investigadora Nº 58 a cargo del capitán de fragata Aldo Luis Molinari. Dirigida por el llamado " Capitán Gandhi ", Próspero Germán Fernández Albariño, cortaron la cabeza del cadáver de Duarte, con la excusa de analizar el orificio de la bala disparada en la sien. El sádico Fernández Albariño llegó a mostrarle la cabeza a la actriz Fanny Navarro, amiga de Juan Duarte, con el objeto de lograr una respuesta favorable a sus propósitos.

La sucesión de Juan Ramón Duarte se tramitó ante el Juzgado Nacional en lo Civil N°16. Se indagaron los bienes de Juan Duarte y sólo se encontró una insignificante cifra para la época, además de dos autos y un avión.

*     *     *

De Vicente Muleiro, periodista, poeta y escritor, Premio de Periodismo Rey de España y Premio Julio Cortázar que otorga la Cámara del Libro, y María Seoane, docente, periodista y escritora, Premio Internacional de Prensa Rey de España, Premio Cortázar otorgado por la Cámara del Libro y Premio Fundación Henry Moore a la Trayectoria, coautores del libro titulado El Dictador - La historia secreta y pública de Jorge Rafael Videla, editorial Sudamericana S.A., Buenos Aires, 640 páginas, año 2001:

Según el recuerdo de María Lidia Sostres:

A poco de asumir el general Videla, 1976, las ex compañeras de colegio de Cristina Videla ( hija del general Videla ), en realidad sólo las que teníamos hijos, fuimos invitadas al cumpleaños de su primogénito. Cristina estaba de paso en Buenos Aires, ya que se había radicado en Tucumán y la fiesta fue en Campo de Mayo, lugar donde aún estaban viviendo los Videla. Fue una reunión normal, con conversaciones leves y circunstanciales. En algún momento, Alicia ( Alicia Hartridge de Videla ), la esposa del general Videla , comentó que de ninguna manera se trasladaría a la residencia de Olivos hasta que no sacaran a "esa " de la casa. " Esa " era Eva Perón, quien luego de un periplo perverso había sido por fin encontrada y restituidos sus restos a la Argentina. El tema se trató en una de las primeras reuniones de la Junta Militar.

Videla propuso sacar de Olivos los cadáveres de Evita y de Perón, cuyos restos habían sido depositados en una cripta en la capilla de la residencia en 1974. Videla - a pesar de los argumentos contrarios del almirante Emilio Massera - estaba convencido de que nada sucedería si se movían los cuerpos de los líderes populares más importantes del siglo XX. ¿ Quién se va a resistir, ahora ? preguntó frente al almirante Massera y al brigadier Orlando Agosti. La discusión fue agitada. Finalmente el general Jorge Rafael Videla logró imponer su idea.

El coronel Miguel Mallea Gil y el teniente coronel Carlos Cerdá viajaron a El Messidor, donde estaba presa Isabel ( María Estela Martínez de Perón ). En tanto, el traslado de Evita era arreglado por el abogado balbinista Ricardo Yofré con la familia Alvarez Rodríguez, parientes de Evita.

En una madrugada de octubre de 1976, Evita fue trasladada a la bóveda familiar del cementerio de la Recoleta en un operativo secreto.

Años después, el general José Rogelio Villarreal, hombre de confianza del general Videla, contó que a Videla le urgía sacar a Evita de Olivos cuanto antes. " Tal vez porque a ella fue a la única que siempre, aun después de muerta, se le tuvo miedo ", dijo.

Nota.

Para ver imágenes del cementerio de la Recoleta y el panteón de la familia Duarte donde se encuentra el cuerpo de Eva Perón, usar, por favor, el navegador mozilla firefox y clickear aquí.

*     *     *

De Enrique Manson, docente universitario, profesor de Historia, Premio a la Cultura Arturo Jauretche por su labor educativa, escritor, autor del libro titulado José María Rosa - El historiador del pueblo, ediciones CICCUS ( Centro Integral Comunicación, Cultura y Sociedad ), Buenos Aires, con fotografías, 424 páginas, año 2008:

En octubre de 1951 se conoció una obra autobiográfica, La razón de mi vida, que pretendía exponer el pensamiento de Evita.

El libro había sido elaborado originalmente a través de largas entrevistas entre Eva Perón y el periodista español Manuel Penella de Silva. Este, que había desarrollado un proyecto destinado a la esposa del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, tomó contacto en Suiza con el diplomático argentino Benito Llambí, quien lo entusiasmó con sus relatos sobre la personalidad y la acción social de Evita. Penella de Silva quiso conocerla personalmente y se trasladó a Buenos Aires, donde logró convencerla de escribir su autobiografía. Por fin, la obra expresó con bastante realidad el pensamiento de Evita, aunque éste se completaría con Mi Testamento, que recién se conocería décadas después de su fallecimiento.

El 5 de noviembre de 1951 fue sometida a una tardía operación, a cargo del destacado cancerólogo estadounidense George Pack. Días después, el 11 de noviembre, mediante una excepción especial a las leyes electorales votada por el Congreso Nacional, pudo votar - ¿ cómo no iba a hacerlo ? - en las primeras elecciones en que lo hacían las mujeres.

El 1° de mayo de 1952, Evita habló por última vez en el histórico balcón de la Casa Rosada, en la Plaza de Mayo.

El 4 de junio de 1952, consumida por un avanzado cáncer, acompaña, en auto descubierto, en frío día, a Perón, presidente de la Nación, hasta al Congreso Nacional. " La única manera de que me quede en cama es estando muerta ", expresó Evita, desoyendo el consejo de los médicos.

El 20 de julio por iniciativa de la CGT se celebró una multitudinaria misa en el Obelisco, en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio. El oficiante fue el ex diputado peronista, fray Virgilio Filippo, y el sacerdote Hernán Benítez fue el encargado de la oración en la que se pedía el milagro. El mensaje se escuchó a través de las radios en todo el país, menos en la residencia presidencial, donde Atilio Renzi, secretario de Evita e intendente de la residencia presidencial, había cortado el cable de la radio para que la agonizante no lo oyera. Comenta el padre Benítez que se había acordado que se le avisaría por teléfono si, durante la misa, ocurría el desenlace, y que vivió aterrado la emocionante ceremonia.

El 26 de julio de 1952, las radios anunciaron: " El estado de salud de la señora Eva Perón ha declinado sensiblemente ". A las 20 horas, estaba ya " muy grave ". Evita había entrado en su último coma, rodeada de Perón, sus hermanas, Juancito, Nicolini, Renzi, Aloé, Cámpora y Apold. A las 20.25, una hora que miles de argentinos recordarían por muchos años, Evita dejó de respirar. Tenía 33 años.

La desaparición de Evita, produjo, naturalmente, importantes efectos políticos, pero sobre todo la ausencia dejaría en un enorme vacío a Perón. El Líder había tenido en su esposa a su invalorable colaboradora, a su persona de confianza, a la interlocutora que paliara la soledad del poder. Y también un vacío afectivo, que los adulones tratarían de aliviar inventando distracciones que ayudaron a reducir la tradicional capacidad de trabajo del presidente de la Nación. Sin caer en explicaciones psicologistas de los hechos históricos, que en la Argentina de 1952 - 1955 se desarrollaron por su propias causas y su propia dinámica, puede afirmarse que Perón, aunque seguía siendo el mismo, sintió el impacto en su entusiasmo y en su fuerza.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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Esta página está dedicada a mi esposa Dolors Cabrera Guillén, fallecida por cáncer el día 12 de marzo de 2007 a las 18.50 y por seguir su última voluntad, ya que conociéndome, antes de morir, me hizo prometerle que no abandonaría la realización de mis páginas web.

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