DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Cristina Rins y María Felisa Winter, profesoras, historiadoras, escritoras, autoras del libro La Argentina - Una historia para pensar ( 1776 - 1996 ), editorial Kapelusz S.A., Buenos Aires, profusamente ilustrado, 544 páginas, año 1998:

Nunca en la historia argentina la esposa de un presidente tuvo el desempeño y la influencia de Eva Perón.

Llevó a cabo, en breve tiempo, una obra de magnitud nunca vista en favor de los humildes.

Cuando murió, el 26 de julio de 1952, a los 33 años, fue despedida por una multitud desolada que esperó horas y horas de pie bajo la lluvia para verla por última vez.

Evita pasó a ser un mito, más que un personaje histórico, y el peronismo perdió mucho más que la esposa de su líder.

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De Patricia Moglia, Fabián Sislián y Mónica Alabart, docentes, historiadores, escritores, autores del libro Pensar la Historia - Argentina desde una Historia de América Latina, editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 463 páginas, año 1997:

Desde las primeras décadas del siglo XX, grupos de feministas habían comenzado a luchar por obtener los derechos políticos de las mujeres. En esta línea, a comienzos de 1947 el gobierno lanzó una campaña en favor de los derechos políticos de las mujeres. La campaña fue encabezada por Eva Perón, esposa del presidente, primera dama y presidenta de la Comisión Pro - sufragio Femenino. Ese mismo año se otorgó a las mujeres argentinas el derecho a votar y a ser elegidas como representantes políticas. Este derecho fue ejercido por primera vez en las elecciones legislativas de 1951, en las cuales fueron elegidas 23 diputadas nacionales y 6 senadoras nacionales.

Otros dos organismos canalizaron la participación de las mujeres; uno la Fundación Eva Perón, y otro, el Partido Peronista Femenino, ambos bajo la conducción de Evita. El primero fue uno de los instrumentos más eficaces de la política de la acción del gobierno. Mediante subsidios estatales la Fundación Eva Perón creó escuelas, hogares - escuelas para niños, policlínicos, hogares para ancianos, centros de vacaciones, planes de vivienda, etc. El segundo, funcionó a través de las denominadas unidades básicas barriales. En ellas se daban cursos de cocina, de costura, clases de ayuda escolar y funcionaban guarderías. Relevaban las necesidades de ropa, alimentos y medicamentos, vinculándose, de esta manera, con la Fundación Eva Perón. Las unidades básicas fueron importantes centros de la campaña electoral que llevó a Perón a la segunda presidencia, en 1952.

Nota:

El reconocido investigador norteamericano, escritor, abogado y profesor de la Universidad de Georgetown, Joseph Page, biógrafo de Perón, expresa que:

Evita era toda una personalidad. Su historia, aun luego de podar toda la incrustación mitológica, merece con justicia la categorización de épica.

Mucho de lo ofensivo y difamatorio que se ha escrito sobre Evita se basa fundamentalmente en María Flores ( Mary Main ) ( 1914 - 2009 ); The woman with the whip, un relato parcial basado en fuentes hostiles a Eva Perón.

Perón tenía aversión al contacto físico espontáneo. Evita, por el contrario, era totalmente desinhibida respecto de mezclarse con su pueblo. Cuando ella abría las puertas de su oficina a todos los que quisieran ir a exponer sus problemas, las entrevistas terminaban con un beso de ella a las mujeres que la visitaban. Una vez, un testigo que presenció uno de estos actos y trató de interponerse, entre Evita y una mendicante con una llaga sifilítica en la boca, recibió un empujón de Evita. Luego de besar a la infortunada mujer, la primera dama le dijo al funcionario: " Nunca más vuelva a hacer eso, porque ese el precio que pago ".

La muerte de Evita dejó un enorme vacío que afectó a Perón y al movimiento peronista. Diez días después de la muerte de Evita, él anunció que ocuparía su despacho en el Ministerio de Trabajo y recibiría al público. Asumió además, la presidencia de la rama femenina del Partido Peronista. Juan Domingo Perón no estaba preparado para estos roles.

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De Hugo Quiroga, doctor en Filosofía ( España ), abogado, profesor, escritor, autor del libro El tiempo del " Proceso " - Conflictos y coincidencias entre políticos y militares ( 1976 - 1983 ), ediciones Homo Sapiens, Fundación Ross, Politeia, Rosario, 368 páginas, año 2004:

Desde 1916 han coexistido en el seno del sistema político regímenes democráticos fraudulentos ( 1932 - 1938 y 1943 ), regímenes proscriptivos elegidos bajo la proscripción del peronismo ( 1958 y 1963 ), regímenes militares ( 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976 ) y regímenes democráticos con participación plena ( 1916, 1922, 1946, 1952, 1973 y 1983 ).

Los regímenes militares:

1930 - 1932: José Félix Uriburu.

1943 - 1946: Pedro Pablo Ramírez - Edelmiro Julián Farrell.

1955 - 1958: Eduardo Lonardi - Pedro Eugenio Aramburu.

1962 - 1963: José María Guido.

1966 - 1973: Juan Carlos Onganía - Roberto Levingston - Alejandro Lanusse.

1976 - 1983: Jorge Rafael Videla - Roberto Viola - Leopoldo Galtieri - Reynaldo Bignone.

Total de esos años: 22 años de regímenes militares.

En los 60 años transcurridos desde 1916 a 1976, solamente 4 presidentes constitucionales de los 10 elegidos por las urnas - en elecciones en democracia con participación restringida o en democracia con participación plena - pudieron terminar su mandato legal. Hipólito Yrigoyen en su primera presidencia, Marcelo Torcuato de Alvear en 1922, el general Agustín Justo en 1932 y el general Juan Domingo Perón en su primera presidencia de 1946. Desde 1956 a 1976 ninguno de los presidentes constitucionales pudo concluir su período: Perón elegido nuevamente en 1952, Arturo Frondizi en 1958, Arturo Illia en 1963 y el gobierno peronista de 1973. En contraste con esta situación hay otro momento histórico no menos importante que corre de 1862 a 1930 en el que ningún presidente fue dsignado por una intervención militar.

La dictadura militar de 1976 se arroga el poder constituyente, aunque no se autotitula revolucionaria como lo había hecho en 1966 la " Revolución Argentina " y en 1955 la " Revolución Libertadora ".

La Junta Militar de 1976 se autoinviste, en el mismo día de la intervención, en un Supra - poder, en el órgano supremo de la Nación de acuerdo al artículo 1 del Estatuto para el " Proceso de Reorganización Nacional ". La organización jurídica del régimen militar acarrea, por tanto, una serie de modificaciones al Estatuto de Derecho. En el vértice de la pirámide jurídica se ubica el Acta y el Estatuto para el " Proceso de Reorganización Nacional " y toda otra disposición originada en el gobierno de facto. La Junta Militar está investida del poder constituyente, porque sus Actos y Normas tienen prioridad y están por encima de la Constitución Nacional. Es lo que determina el artículo 14 del Estatuto. De allí, por consiguiente, toda la voluntad fundacional que emana del poder constituyente. Al atribuirse la Junta este poder se asigna poderes ilimitados. Podría asemejarse a la dictadura soberana, en clave schmittiana, en tanto tiene poderes soberanos y en cuanto no es el poder de un comisario que permanece dentro de los límites de la Constitución. Mientras la dictadura comisaria recibe el poder de la autoridad constituída, la dictadura soberana recibe el poder de sí misma. En 1976, la Junta Militar - en nombre de las Fuerzas Armadas - invocando un estado de necesidad se apropia del poder constituyente, sometiendo a su voluntad a todos los demás poderes.

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De Monseñor Miguel Esteban Hesayne, Obispo emérito de Viedma, provincia de Río Negro, en nota enviada en el año 1977 a los integrantes de la Junta Militar del llamado " Proceso de Reorganización Nacional ", publicada en el libro Cartas por la vida, edición de Pagina / 12 Editora, Colección Documentos, Buenos Aires, 95 páginas, año 1989:

La violencia es antihumana y anticristiana. Dios no puede seguir bendiciendo a las Fuerzas Armadas que ultrajan a criaturas suyas bajo el pretexto que fuere.

Fuerzas Armadas que torturen no saldrán impunes ante Dios Creador.

¿ Puede un obispo no elevar su voz cuando es violado el templo vivo de Dios, sobre todo por quienes se proclaman católicos e hijos de la Iglesia ?

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De Jorge Schvarzer y Jorge Federico Sábato, escritores e historiadores, autores de Funcionamiento de la economía y poder político en la Argentina - Trabas para la democracia - ¿ Cómo renacen las democracias ?, en La clase dominante en la Argentina moderna, Formación y características, editorial CISEA/Imago Mundi, Buenos Aires, pp. 243 a 280, año 1991:

Desde el 6 de setiembre de 1930 hasta el 10 de diciembre de 1983, la Argentina tuvo 24 presidentes de la República - incluyendo el efímero general Arturo Rawson y al transitorio señor Raúl Alberto Lastiri - 16 de los cuales fueron generales. En ese lapso se produjeron 6 golpes de Estado de las Fuerzas Armadas contra gobiernos elegidos.

Las tentativas frustradas de golpes de Estado se cuentan por decenas si no por centenas. Como presidentes elegidos sólo Agustín Pedro Justo y Juan Domingo Perón pudieron cumplir el período establecido por la constitución y no es casual que en las dos ocasiones ambos fueran militares que previamente habían ejercido liderazgos en el Ejército.

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De Emilia Delfino, investigadora periodística y escritora, redactora, periodista en Diario Perfil, Buenos Aires, Argentina:

El artista Fernando Pugliese es reconocido mundialmente por sus esculturas de alto realismo. Es creador del parque temático Tierra Santa y de la vaca gigante de los famosos Chocolates Milka, sobre la ruta 2.

Pugliese trabaja tanto en esculturas de tamaño real como en megaobras de peronismo puro, con efectos especiales, música, sonidos y ambientación.

El artista es creador de su propia técnica y ha logrado diseñar materiales que pueden resistir la crudeza del clima y del tiempo. Trabaja con resina, polietileno y fibra de vidrio. Con todo eso da forma a esculturas de gran realismo. Entre sus obras más reconocidas se encuentra la representación más grande de La última Cena de Cristo - entre otros trabajos que ha realizado para la Iglesia -, y esculturas tamaño natural de el Papa Juan Pablo II, Carlos Gardel, y próceres argentinos. Entre sus megaobras están Tierra Santa, la carabela de Cristóbal Colón - que le valió el Premio Rey de España - y el bar irlandés Kilkenny, en el centro porteño ( Marcelo Torcuato de Alvear y Reconquista ).

Ha preparado el pesebre más grande del mundo que tiene 160 figuras.

Pugliese no quiere hablar de precios. Dice que cobra algunas obras y otras las regala, como un sin número de santos que cede a diferentes iglesias. Asegura que cada obra es un traje a medida.

Una de sus obras más romántica son las esculturas de Evita y Perón tomados de la mano.

El estudio de Pugliese es un laberinto de ídolos y personajes inmortales, por donde el artista guía a sus invitados con una pequeña linterna y un excelente humor.

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Del fascículo titulado Argentina se hizo así - Apogeo del régimen peronista, número XII, investigación de Felicitas Luna, obra del Dr. Félix Luna, editado por el diario La Capital, Rosario, con diversas ilustraciones, diseño gráfico Mariana Vicat, 48 páginas, año 1993:

Respeto mucho a Evita, una mujer muy auténtica, pero no me gustaría que ese arquetipo se repitiera en Argentina, porque agregó un elemento de fanatismo, una suerte de adhesión incondicional a Perón que creo no le hizo bien al sistema republicano, aunque dentro del sistema peronista fue algo casi inevitable.

Es injusto hablar de Evita en poco espacio, cumplió roles insustituíbles y su personalidad desató grandes amores y odios en igual medida.

En primer lugar, Evita funcionaba como contacto del gobierno con los gremios, con el movimiento obrero. En segundo lugar, Evita era la jefa del Partido Peronista Femenino, es decir, la jefa nata de un electorado que se había incorporado al escenario nacional y tenía enorme importancia numérica. Y en tercer lugar, Evita era la que a través de su oratoria insuflaba a las filas del peronismo una mística difícil de mantener por mucho tiempo. Sin embargo Evita lo logró hasta que la salud la traicionó.

Esas tres funciones, más una suerte de ministerio de Bienestar Social informal, como la función que cumplió desde la Fundación que llevó su nombre, le dieron a Evita características relevantes y originales. Evita no tenía gran instrucción ni mayor cultura, pero sí una intuición muy fina. Fue ajustando los instrumentos de su proselitismo y en los últimos años de su vida, fue afinando su aspecto militante, incluso en el plano físico.

Falleció pocos días después de haber asumido Perón por segunda vez la presidencia de la Nación.

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De la Enciclopedia Británica, Macropedia Hispánica, producida en los talleres de Rand Mc Nally & Company, Versailles, Kentucky, USA, impresa y encuadernada en los Estados Unidos de América, Tomo 11, profusamente ilustrada, 408 páginas, año 1995:

Evita, Eva Duarte de Perón, la segunda esposa del tres veces presidente argentino Juan Domingo Perón, suscitó admiración y simpatías en los más diversos ámbitos por su dedicación al sostén de las clases populares. Su prematura muerte contribuyó, por otra parte, a la mitificación de su recuerdo.

Sus trabajos en la Secretaría de Trabajo y Previsión y su importante mediación entre los sindicatos y el gobierno le proporcionaron un creciente prestigio que determinará su aclamación en 1951 como vicepresidenta de la Nación. Aunque pareció dispuesta a aceptar el cargo, acabó por desistir, sabiéndose gravemente enferma. Víctima de cáncer, Evita falleció en Buenos Aires el 26 de julio de 1952. Sus restos, que permanecieron secretamente, durante años, en Italia, fueron definitivamente sepultados en Buenos Aires en 1976.

Evita representó en su país la esperanza de los más pobres, de las clases más desatendidas, a los que ella llamaba sus " descamisados ".

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De la revista 20 de junio, editada por el Diario La Capital, Rosario, en homenaje al Día de la Bandera, con ilustraciones a color, 46 páginas, año 1996:

Entre los cientos de rosarinos que festejaban la inauguración del Monumento Nacional a la Bandera, aquel 20 de junio de 1957, había una notable ausencia. El arquitecto ángel Guido, padre de la novelista Beatriz Guido, director de la obra, proyectista, y el más apasionado luchador para que se concluyera el Monumento Nacional a la Bandera, había sido excluído de la lista de invitados, en un nuevo capítulo de la intolerancia argentina.

Los actos fueron encabezados por el presidente de facto general Pedro Eugenio Aramburu y el vicepresidente de facto contraalmirante Isaac Francisco Rojas.

La adhesión al peronismo del arquitecto, poeta, ingeniero, urbanista e historiador ángel Guido y su reconocida admiración a Marcello Piacentini, arquitecto del Duce Benito Mussolini, aparecen como algunas de las causas por las que el discurso académico empezó a vincular la obra a la arquitectura fascista.

El profesor y arquitecto Iván Hernández Larguía sostiene que " en realidad casi todos los proyectos presentados en el concurso del año 40 eran similares, y que sea fascista me parece exagerado, es una clara obra monumental que se repetía en esa época en los gobiernos autoritarios de Italia, Alemania y la Unión Soviética, con un lenguaje y una estética más apropiada para hacer un monumento ".

Nota:

Las magníficas estatuas de la escultora Lola Mora ( Dolores Mora Vega ) realizadas en mármol de Carrara - hoy reconocidas por todos - y que engalanan el Pasaje Juramento, a metros de la Basílica Catedral de Nuestra Señora del Rosario y del Palacio Municipal de Rosario, fueron desechadas en su momento por un jurado que las consideró un conglomerado de pésima concepción, y no faltó quien propusiera tirarlas al río, antes que ubicarlas por la ciudad.

ESCULTURA

En la imagen adjunta, una escultura de Lola Mora en el Monumento Nacional a la Bandera, en Rosario.

Y para conocer otras imágenes del Monumento Nacional a la Bandera, clickee aquí

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De Urania Ungo, Graciela Sapriza, y María del Carmen Feijoó, profesoras, investigadoras y feministas, en el libro titulado Participación política de las mujeres en América Latina, editorial Sudamericana, COPPPAL ( Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe ), 187 páginas, año 2007:

En 1951 las mujeres argentinas concurrieron a votar por primera vez. Mediante la aplicación de un sistema de " cuotas ", fueron electas 23 diputadas y 6 senadoras, todas peronistas.

Cuando Perón fue derrocado por un golpe militar, en 1955, el número de diputadas había llegado a 37 y el de senadoras a 8 ( 16 % y 25 % respectivamente ). únicamente en 1999 se sobrepasó el número de diputadas de 1955.

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De Julio Rodríguez Ledesma, músico, escritor, director de la Biblioteca Folclórica Itinerante de Argentina, autor de El criollismo en América - Argentina, ensayo histórico - sociológico, edición del autor, Centro Americano de Cultura Criolla, 126 páginas, año 2009:

En 1945 se unirán los trabajadores porteños y provincianos para ocupar la Capital Federal y parapetarse detrás de un coronel del Ejército elegido como caudillo. Pasando encolumnados por las calles del centro ( obreros de los frigoríficos, de las barracas, de las industrias ) el sector político de la gente " decente " los motejará con un apodo: " el aluvión zoológico ".

Un mujer criolla revolucionará la política y morirá en su intento. Fue la más amada por los pobres y la más resistida por la gente " decente ". Su nombre: Evita.

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De Eber Molina, cinéfilo y escritor, en el libro titulado Cine y Agua - En defensa del Acuífero Guaraní y sus pueblos, de Miguel Catalá, Osvaldo Ronal di Prinzio, Sergio Luis Fuster, Pablo Suárez, Cinthia Snach, Carlos Del Frade, Pablo álvarez, Andrés Fluxa, Oscar Lupori, y Fernando " Pino " Solanas, colección Estación Cine, editorial Ciudad Gótica, Santa Fe 1261, Rosario, 108 páginas, con ilustraciones, año 2009:

Las primeras películas del cine argentino datan de 1897. En realidad eran tomas, vistas, de 1 minuto de duración. Así se realizó La Bandera Argentina en la que se ve flamear la insignia patria en la Plaza de Mayo. En 1906, durante las honras fúnebres de Bartolomé Mitre se rodó con cierta espectacularidad un film de varios minutos. Aparece la ficción y con ella el argumento y los actores. Comienza un período ( de 1909 a 1913 ) donde se aborda la temática histórica, política y social. El fusilamiento de Dorrego, Camila O´Gorman, Juan Moreira, todas de Mario Gallo, dan muestra de ello. Con Amalia ( 1914 ) sobre la novela homónima de José Marmol, y Mariano Moreno y la Revolución de Mayo ( 1915 ), ambas de Enrique García Velloso, comienza el largometraje. La saga continúa hasta la aparición del sonoro. Pero dentro del período silente no podemos dejar de mencionar tres obras fundamentales: El Apóstol ( 1917 ), de Federico Valle, que en un congreso sobre cine de animación realizado en Berlín en 1970, se reconoció al fim como " el primer largo de dibujo animado del mundo "; El último malón ( 1918 ), del cuentista, novelista, jurisconsulto y político radical santafesino Alcides Greca, que trata sobre la última rebelión de los indios mocovíes en San Javier; y Juan sin ropa ( 1919 ) que narra la huelga de los Talleres Vasena, en Buenos Aires y su represión que arrojó dos mil víctimas y se conoce como " La Semana Trágica ".

Con la aparición del sonoro en EE. UU. ( El cantor de jazz, año 1927 ) y su extensión a Europa, nuestro mercado fue invadido por productos de dichos lugares. Argentina logra en 1933 su primer film sonoro, Tango de Luis Moglia Barth y comienza un período donde el cine nacional es prolífico y de gran aceptación popular. Durante unos treinta años aproximadamente, en el que se estrenaron no menos de 1.500 títulos, hubo una producción digna y hasta sobresaliente de algunas obras que - además - tuvieron aceptación de público. Entre ellas Las aguas bajan turbias.

La aguas bajas turbias, año 1952, 85 minutos de duración, drama, blanco y negro, con Adriana Benetti, Hugo Del Carril, Herminia Franco, Gloria Ferrandiz, Pedro Laxalt, y como director Hugo Del Carril.

Excelente actor ( El último payador, año 1950 ), muy buen cantante, talentoso realizador cinematográfico y - sobre todo - una personalidad de probada honradez intelectual y política, Hugo Del Carril ya en su ópera prima Historia del 900 ( 1949 ) mostró un cine de honda raigambre nacional.

En 1955 da a conocer una película excepcional y - hoy - una rareza dentro de su filmografía. Se trata de La Quintrala - Doña Catalina de los Ríos y Lisperguer, ambientada en el Chile del siglo XVII. Obra plena de climas sórdidos, amenazantes, nocturnales, donde el sexo, el misticismo y la muerte invaden la pantalla. Un " must ", verdaderamente.

La aguas bajan turbias fue, no obstante, su logro más completo. Explora con fuerza, con total credibilidad la explotación a que son sometidos los obrajeros " mensúes " en los yerbatales del alto Paraná. Basada en la novela " El río oscuro " del escritor comunista Alfredo Varela, con guión de Eduardo Borrás, es un llamado a la rebelión y a la organización de la lucha.

El film no desmaya nunca, con el leve reparo de las secuencias amorosas entre Hugo Del Carril y Adriana Benetti. El autor e intérprete de " La marcha peronista ", demostró su compromiso con las luchas de los trabajadores, que continuará con Las tierras blancas ( 1959 ), Esta tierra es mía ( 1961 ) y otras.

Nota:

En 1946 Hugo Del Carril trabajó junto a Evita Duarte en La cabalgata del circo, dirigida por Mario Soffici y Eduardo Boneo.

Nota:

Historiadores afirman que la primera proyección de cine en Argentina se realizó en un galpón de la ciudad de Rosario en el mes de abril del año 1896, a cargo de Federico Figner. Otros señalan que la primera proyección se realizó en el Teatro Odeón de Buenos Aires el 28 de julio de 1896.

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De Elisa Pastoriza y Juan Carlos Torre, docentes, investigadores, historiadores y escritores, autores del capítulo titulado La democratización del bienestar, en el libro Nueva Historia Argentina - Los años peronistas ( 1943 - 1955 ), tomo 8, director Juan Carlos Torre, editorial Sudamericana S.A., Buenos Aires, 574 páginas, profusamente ilustrado, año 2002:

Creada en 1948 como " Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de Perón " para dar una estructura a las actividades que ésta venía realizando en el campo social, en 1950 tomó el nombre por el cual sería popularmente conocida. Con el surgimiento de la fundación culminó la amplia reorganización de la asistencia social que había comenzado en 1944 y proseguido en 1946. Por medio de una sucesión de resoluciones, las sociedades de beneficencia privadas, administradas por damas de los círculos aristocráticos y sostenidas principalmente con dineros públicos, fueron transferidas con sus bienes e instalaciones al ámbito estatal. A partir de estos recursos y de otros que fluirían sin cesar, la Fundación Eva Perón se dirigió a los sectores más desamparados de la población, a ese mundo ancho de los humildes, como fue llamado, que quedaba, en los hechos, fuera de las instituciones de protección social, muchos de ellos llegaban a la edad de retiro sin tener jubilación.

La Fundación construyó hogares para huérfanos, madres solteras y ancianos indigentes, comedores escolares, hospitales y policlínicas, colonias de vacaciones, hoteles de turismo, viviendas de bajo costo y escuelas de enfermeras. Por medio de actividades de prolongado eco en la memoria popular, también se hizo presente en las navidades repartiendo juguetes y en la organización anual de los campeonatos infantiles y juveniles de fútbol.

Los fondos de la Fundación Eva Perón provinieron de varias fuentes. Entre las más sustantivas, donaciones de empresas y contribuciones extraordinarias de los sindicatos, de las entradas anuales de la Lotería Nacional, los casinos y las carreras, y finalmente de los aportes regulares de los trabajadores - el salario de dos días no laborales al año y los aumentos salariales del primer mes de vigencia de nuevos convenios colectivos -. Estos aportes, sumados a las contribuciones de los sindicatos, convirtieron en parte a la Fundación en un mecanismo de redistribución de ingresos dentro del propio universo de los sectores populares, desde las categorías más prósperas a las otras más necesitadas.

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Del Dr. Elías Hurtado Hoyo, médico y presidente de la Asociación Médica Argentina, profesor titular de Cirugía, director de la Carrera de Especialista en Cirugía Torácica ( UBA ), en el libro titulado Dr Ramón Carrillo - Primer Ministro de Salud Pública y Asistencia Social de la República Argentina ( 1946 - 1954 ), de la serie Hombres destacados de la Historia Argentina, editado por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe, 30 páginas, año 2002:

Cuando un pueblo está en crisis y no vislumbra un futuro para sus hijos, volver una mirada hacia atrás y correr el velo de la memoria y comprobar en la Argentina de ayer, como hombres de la talla de Ramón Carrillo hicieron el camino de la grandeza de la patria, estimula a seguir la brecha del esfuerzo y del trabajo. Fueron ejemplos de que en todos los tiempos y en todas las circunstancias hubo patriotas que sacrificaron todo por nuestro país. Nacido en la tierra árida y del sol de fuego como era Santiago del Estero, de familia numerosa de clase media, eligió desde niño el cenit de la excelencia. Estudió tenaz e incansablemente; fue colmado de distinciones al paso de toda su carrera. Dedicado de lleno a la medicina, encontró en la neurocirugía, una especialidad naciente, el campo propicio donde volcar todas sus energías. Lo consiguió con creces; sus maestros lo estimularon mientras sus pares lo respetaron.

Por sus logros científicos asistenciales y en los claustros universitarios fue convocado para organizar la salud pública de la República Argentina. Fue elegido por ser representativo de lo mejor de las ciencias médicas y porque independientemente de donde había actuado siempre lo había fecho con un compromiso social. De su carrera brillante como neurocirujano dio un salto al sanitarismo. El prestigio nacional e internacional que alcanzó en esta nueva actividad, muchas veces ha hecho olvidar su origen de una rama quirúrgica. Su formación escolástica rígida y su capacidad de análisis crítico le permitieron programar y efectivizar distintos programas que la sociedad necesitaba. Sólo mencionaremos su campaña para erradicar el paludismo, endemia por esa época; la prevención de las enfermedades emergentes fue para él una obsesión, como la desnutrición infantil y la pobreza.

La Asociación Médica Argentina lo recuerda entre otros hechos como Miembro Fundador de la Sociedad Argentina de la Historia de la Medica, expresión del aspecto humanístico de su personalidad. En nuestra Institución su espíritu siempre siguió presente como uno de los líderes de la medicina argentina, por eso propuso su nombre como uno de los 38 médicos más importantes, de todas las especialidades, fallecidos en el siglo XX ( ver el libro Médicos Argentinos " - Historias de Vida " - Héroes de la Salud Argentina, editado en año 2001 en Conmemoración de los 80 años de los Laboratorios Roemmers ) donde comparte un sitial de honor entre todos los grandes. También a propuesta de nuestra Institución, junto a otras organizaciones médicas, fue distinguido como " Héroe de la Salud " por la Organización Panamericana de la Salud ( OPS ) con motivo de festejar su Centenario ( 1902 - 2002 ), como uno de los 20 más grandes sanitaristas del país que actuaron en la centuria pasada.

El mejor elogio que podemos hacerle es recordar que murió pobre en el exilio, por la incomprensión de los de siempre, ejerciendo la medicina entre los más humildes. Cuando llegó a la función pública ya tenía todo el conocimiento, el poder y la gloria que no dudó en sacrificarlo para beneficio de la comunidad. Hasta el reconocimiento del país hermano del Brasil que lo cobijó le llegó tarde, un profesorado que no alcanzó a ejercer.

La lectura de sus escritos y las obras que dejó concretadas son un ejemplo para las generaciones actuales. Las circunstancias sociales, económicas, culturales y morales que vive hoy el país agiganta su figura.

Nota:

Para ver imágenes del Dr. Ramón Carrillo, clickear, por favor, aquí

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De Rolando Concatti, escritor, en el libro Nuestra opción por el peronismo, Publicaciones del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, provincia de Mendoza, Argentina, 174 páginas, año 1972:

Poco después de la caída del gobierno peronista, la reacción triunfante organizó una exhibición del guardarropas de Eva Perón, con el objeto de escandalizar a todos y probar el afán de riquezas y de vanidad de la ya desaparecida " abanderada de los humildes ".

El fracaso fue total, y a pesar de la propaganda empeñosa, la muestra debió ser retirada al poco tiempo. Sólo concurrían a ella los oligarcas del Barrio Norte - donde se realizaba -, cuyos comentarios furiosos y cuyas ironías amargas no hacían sino prolongar la rabia tenaz con que dicha clase había detestado siempre a Evita. De los sectores populares, a quienes se quería impresionar y convencer con la muestra, sólo concurrieron ciertos grupos temerosos y cabizbajos, que miraban en silencio los atuendos, con el rostro bañado en lágrimas y una terrible tensión en los rostros.

Algún matutino porteño, con amargo cinismo, comentó al respecto la profundidad con que la " demagogia " peronista había nublado la capacidad de reacción en los miembros del Movimiento. Un cura de la zona, luego Obispo, lo comenta de un modo bien distinto: " Después de participar también yo del asombro de todos, comprendí pronto lo desubicados que estábamos. Las ropas de Eva Perón, que la gran burguesía consideraba como una afrenta y una contradicción, para el Pueblo eran la señal de su propio triunfo. Lo mismo que para los primeros significaba un insulto, ya que había colocado a Evita por encima de ellos, incluso en los signos y las galas en que cifraban sus honores; para la gente común era el signo triunfal de que una " de ellos ", totalmente hermana, aplastaba a los enemigos incluso en la belleza y el esplendor. Una vez más la gran burguesía no entendía nada; y una vez más el pueblo pasaba por encima de los pruritos de pequeña moral para descubrir las grandes verdades de fondo.

Este acontecimiento póstumo, no hacía sino poner en evidencia de nuevo la reacción contradictoria que Evita suscitaba desde siempre entre sus compatriotas.

Pocos argentinos, o mejor: nadie, ha provocado la profunda escisión, el afrontamiento apasionado que supo motivar esta mujer.

Evita fue siempre un " signo de contradicción " para el país real, y en los odios o la admiración que motivó se podría perfilar la radiografía más profunda de los conflictos contemporáneos.

La resistencia oligárquica y el entusiasmo popular, el odio oscuro de la " élite distinguida " y el apasionamiento fanático del Peronismo en sus bases, encontraron en ella su blanco y su bandera.

Para ahondar en este fenómeno, habría que profundizar no sólo en los rasgos individuales de Eva Duarte; sino en todo un complejo nudo de reacciones psico - sociales, en todo un contorno de transformaciones revolucionarias que tuvieron a esta mujer como uno de los ejes fundamentales: a la vez protagonista, heroína y víctima.

Pero hay un dato seguramente fundamental y que es preciso subrayar de inmediato. Eva Duarte significa la irrupción clara y militante de la mujer en la esfera pública, su entrada combativa en la política y en la lucha social.

Hasta ella, y después de su desaparición hasta hoy, las esposas de los gobernantes han cumplido el rol oscuro, totalmente secundario, que la moral y la práctica burguesas les otorgan. Son apenas una sonrisa en los actos públicos, un objeto decorativo en las recepciones oficiales, una presencia en los distinguidos grupos de damas de caridad.

Eva Perón ha roto en primer lugar con ese hábito y ese prejuicio que en el mundo burgués y en la Argentina rodea a la mujer y la limita, la acorrala al submundo hogareño, la margina de los grandes problemas. Muchas de las irritaciones y de las desconfianzas que motivó, no son ajenas a esta irrupción de una mujer distinta, cuyo apasionamiento y cuya intuición clarividente no son puestas al servicio de un proyecto privado y mimoso, sino al servicio de todo un pueblo y a la proyección de toda una clase, a la que pertenecía por origen y a la que se convirtió totalmente.

Para comprender el significado de esto en plenitud, hay que recordar que junto con la promoción personal de Evita, lo que aparece en la Argentina es el voto femenino, la participación de las mujeres en las decisiones colectivas.

Los enemigos del peronismo minimizan hoy este hecho, pretendiendo que es totalmente obvio y normal. Se olvidan que ellos no sólo no lo impusieron nunca antes de Perón y que incluso lo resistieron explícita o veladamente, con esa desconfianza a todo lo nuevo que caracterizó siempre a las fuerzas conservadoras o liberales.

Eva Perón, compañera del Líder, primer militante peronista, candidata incluso a la vicepresidencia de la República, simboliza y personifica esta entrada profunda y agresiva de la mujer en la tarea política.

Eva Perón fue además la Mujer del Conductor, su compañera entrañable en el sentido militante y exigente que el término tiene hoy.

Nunca se conocerá totalmente la historia de amor de estos dos seres, el costado secreto y privado de esta pareja, tan violentamente inmersa en lo público y en las luchas políticas.

Pero no por eso es menos cierto que constituyen el testimonio de una pareja distinta, que debe renunciar en gran parte a la intimidad y el sosiego, a la fruicción del propio amor, para vivir totalmente las exigencias de un compromiso social apabullante de urgencias.

La actitud misma de Perón ante Evita merecería una reflexión. De algún modo Perón " apuesta " a esta muchacha se juega por ella no sólo haciéndola su compañera, sino dejándola crecer, gravitar por fuerza propia, tomar iniciativas muchas veces riesgosas. Perón tantas veces calculador y sagaz, arriesga con esta mujer, con su vehemencia impulsiva. Y prueba que un proyecto político agresivo, no sólo importan las sabias precauciones, sino también el empuje creativo y renovador, aunque sea riesgoso e imprevisible.

Todos estos elementos y muchos más van formando la imagen y el mito de Eva Perón. Porque también Evita es un mito en el sentido fuerte y positivo en que hemos hablado antes del " mito " de Perón. También en ella, más que sus rasgos personales, los que se van cristalizando y superponiendo son los rasgos de un pueblo al que representa y que se identifica con ella, se reconoce en ella, la idolatra a fuerza de sentirse interpretado, defendido, proyectado. Con más fuerza tal vez que en el mismo Perón, por lo de novedoso y radical que toma su figura, es lo más marginado y lo más sumergido de nuestra clase trabajadora quienes reconocerán en Evita " la abanderada de los humildes ", la voz violenta donde reconocen su propia voz largamente silenciada.

Pero como en todo mito vital y positivo, no sólo lo constituye el amor y la idolatría de los que se sienten defendidos, sino también el odio y el temor de los que se sienten ofendidos, atacados, humillados. Al mito de Eva Perón contribuye en gran parte el odio de la oligarquía, su reacción terrible delante de esta mujer que la denuncia y la ataca impunemente, su rencor ante todo el Peronismo que encuentra en ella alguien donde personalizar su rabia amordazada.

Lo que a Evita no se le podía perdonar, como se le puede perdonar al pueblo peronista, es su carácter " plebeyo ", su raíz oscura, su memoria de explotado que accede al poder. Toda la " aristocracia ", la del dinero como la cultura, se sintió ofendida por esta mujer, sin apellidos y sin títulos universitarios, que podía asumir autoridad y gritar verdades sin pedirle permiso y sin hacerle reverencias.

En el mismo odio a Perón, Evita jugó un papel definitorio. El coronel Perón pertenecía de algún modo todavía a la " elite distinguida ", a los que tienen derecho a mandar y disponer. Pero desde el momento en que abandonó el sabio paternalismo militar y se inclinó por las impaciencias populares; desde el momento sobre todo en que dejó crecer y avaló los pasos de Evita, fue blanco de una crítica y una repugnancia sin matices.

Por todo esto es que la figura de Evita adquiere vital importancia para juzgar y entender el Peronismo. Su propia historia personal es en gran parte la del Pueblo Peronista. Como éste, nace el 17 de octubre de 1945, en una experiencia combativa y triunfal. Como el mismo pueblo, su fuerza se polariza en torno a Perón; pero a la vez le da toda la estatura y toda la fuerza que el Líder tiene. Como el pueblo en fin, sufre el odio y los ataques " de los de afuera y de los de adentro ", de todos los que odian o temen la radicalización definitiva de la Revolución Peronista. Su propia muerte incluso, sella quizás el tiempo de un crecimiento triunfal y asegura el tiempo de un crecimiento triunfal e inaugura el tiempo difícil de las contradicciones, las fracturas internas, la pérdida de agresividad del Movimiento en el gobierno.

Entender el significado de Eva Perón no implica elogiarlo todo ni absolutizar sus valores. Un estudio detallado de su vida, sus luchas, su proceso ideológico y personal mostrará seguramente las incertidumbres, las zonas grises de su vida que por ser humana no puede carecer de ambigüedades y contradicciones. Nada más alejado de nuestro intento de deificarla o ennoblecerla abusivamente, hasta convertirla en un monstruo de perfección irreal e inútil.

Pero la Eva Perón que sobrevive en la memoria popular no es la criatura frágil que también ella debió ser, sino el símbolo de un modo apasionado y combativo de vivir el Peronismo, dándose allí con todas las fuerzas y toda su pasión. La gente sabe que Eva Perón fue la primer compañera y que si algo sigue significando es un llamado intenso a vivir el Peronismo como ella lo vivió.

Entonces sí su vida deja de ser un recuerdo triunfal o nostálgico, para convertirse en un motivo de valoración del Peronismo y en una perspectiva de combate.

Lo primero que sorprende en Evita es su lucidez permanente ante esa identidad original que constituyen Perón y el Pueblo. Cuando uno piensa que se trata de una mujer enamorada, naturalmente inclinada a idealizar al hombre que ama; que vive en un contexto donde el elogio y la obsecuencia marean a cualquiera; que sobre todo el éxito y la gloria impulsan a la vanidad de creerse superiores y predestinados; cuando uno piensa en todo eso sorprende la claridad con que Evita descubre el centro de su pasión militante: "¡ Sí, soy peronista, fanáticamente peronista ! Pero no sabría decir qué amo más: si a Perón o a su causa; que para mí, todo es una sola cosa, todo es un solo amor; y cuando digo en mis discursos y en mis conversaciones que la causa de Perón es la causa del pueblo, y que Perón es la Patria y es el pueblo, no hago sino dar la prueba de que todo, en mi vida, está sellado por un solo amor ".

Así, con palabras sencillas que esconden una certidumbre muy profunda, Eva Perón nos dice que su sola pasión es en el fondo el pueblo sufrido de su patria, y que Perón mismo llena su vida porque encarna a ese pueblo y le es fiel.

En un contorno de fácil alabanza, que puede ser también de fácil confusión, Evita se diferencia de muchos apologistas de la época, que elogiaban a Perón para distinguirlo de la chusma o de la masa. Ella cree en Perón porque cree en el pueblo, y si llegaran a oponerse un día - lo que juzga imposible - preferiría al pueblo.

Esta es definitiva una prueba de fidelidad a Perón más grande que la de ciertos " disciplinados ", que confunden pasividad con obediencia, y que pretenden recibir órdenes cuando lo que se necesitan son iniciativas, que se creen ortodoxos cuando no son más que cómodos. Para Evita, la verdad de Perón y las verdades peronistas deben ser entendidas escuchando el crisol desde donde se forjan y la fuerza que las sostiene: los descamisados, la masa trabajadora.

Y el pueblo para Evita no es una palabra vacía o una realidad confusa. " Todos los que estuvieron el 17 de octubre en la Plaza de Mayo son descamisados. Aún si hubo allí alguien que no fuese, materialmente hablando, un descamisado, ése se ganó el título por haberse sentido y sufrido aquella noche con todos los auténticos descamisados; y para mí, ése fue y será siempre un descamisado auténtico ". " Para mí, por eso, " descamisado es el que se siente pueblo ". " Lo importante es eso; que se sienta pueblo y ame y sufra y goce como pueblo, aunque no vista como pueblo, que esto es accidental ".

Eva Perón es además el prototipo de un cierto militante revolucionario: el que ejecuta, tenazmente, los objetivos de la revolución.

En ella eso es claro. Siendo una mujer inteligente , capaz de analizar y distinguir, es sin embargo todo lo opuesto a un intelectual o a un maestro de la revolución. Su fuerza está en poseer algunas certidumbres fundamentales y en combatir apasionadamente por ellas.

Así, en su temple se destaca una pasión enorme por la justicia y una indignación por la injusticia que parecen haberla poseído desde muy temprano. El contacto con los más humildes despertará pronto en ella un cariño sincero y obsesivo. Si se puede sospechar que en los primeros tiempos de la Fundación Eva Perón hay aún bastante de paternalismo; el contacto con el dolor real, con las huellas de una explotación secular, y también el contacto con la gratitud y la colaboración de los más simples, desarrollan en Evita la convicción de que no es un problema asistencial el que enfrenta, sino un desorden profundo que sólo se soluciona destruyendo los privilegios y cambiando las ruedas del destino.

Pronto también descubre que los enemigos existen, bien reales y concretos. Sabe rápido que los ataques contra su persona son ataques contra una clase a la que ella se identifica. " Yo sé que cuando ellos me critican a mí en el Movimiento, lo que en el fondo les duele es la revolución ... Mi sectarismo es además un desagravio y una reparación. Durante un siglo los privilegiados fueron los explotadores de la clase obrera. Hace falta que eso sea equilibrado con otro siglo en que los privilegiados sean los trabajadores ".

Su voz es la más claramente clasista que se ha levantado en el país. Prueba de que la lucha de clases no existe en los libros sino en el seno viviente de la sociedad capitalista. Y que para entenderla y asumirla no es preciso aprender las categorías exactas de los teóricos, sino el combate cotidiano junto al pueblo.

En ese sentido, los primeros capítulos de " La Razón de mi Vida " constituyen una lección magistral, en lenguaje sencillo, de las motivaciones para una lucha social que no se detenga en meras reivindicaciones o en conciliaciones hipócritas.

Así, con un bagaje elemental pero claro, y con una pasión y una coherencia sin fracturas, se consagra a combatir, a organizar, a impulsar y a sostener.

Cuando los grupos de la resistencia o las líneas más avanzadas del Movimiento apelan al nombre de Eva Perón para identificarse, no se equivocan. Ella fue la primer peronista, si no en su profundidad teórica, seguramente sí en el valor de sus certidumbres y en la capacidad de dar la vida por ellas.

Pero donde es importante descubrir a Evita es en relación con Perón y con el Peronismo todo. Ella vivió el 17 de octubre. Aprendió así cómo nacía y cómo se hacía un pueblo, un Líder, una fe.

Aprendió también cómo la traición puede estar más cerca de lo que uno piensa, y en los mismos que parecen aliados.

Eva Perón supo desde el principio que el único modo de ser fiel a Perón y al Pueblo radicaba en la participación combativa, en las iniciativas riesgosas y audaces. El 17 de octubre, ella y los que la acompañaron salvaron a Perón y al Peronismo, pero porque apostaron a la combatividad del pueblo, una combatividad que en ese momento parecía ilusoria e imposible.

Su fidelidad a Perón, que nadie pensaría cuestionar, no nacía sin embargo de una actitud pasiva o sometida. Fue fiel porque siempre interpretó las consignas del Líder en su sentido más combativo y más radical; fue fiel porque entre varias alternativas de participación eligió siempre la más comprometida, la más avanzada. Fue la encarnación misma de la lealtad peronista, porque siempre soñó un Peronismo sin componendas y porque nunca redujo a Perón a un rol de conciliador mediocre. Como todos los que aman, proyectó un sueño grande y exigente sobre lo que amaba, y no entendió a Perón y al pueblo peronista con la clave de una indulgencia cínica, sino con la clave de una exigencia tenaz, que pedía de ambos lo más agresivo y lo que más condujera a arrebatar al enemigo todo el poder, hasta aniquilarlo.

Eva Perón pasará a la historia como la abanderada encendida del movimiento popular de su tiempo.

En esta mujer todo ha sido vivido extremadamente: el amor y el odio, la defensa y el ataque. No conocía términos medios. Sus enemigos le crearon una leyenda negra de persecuciones y ensañamientos. Sus admiradores un aura angelical de bondad y dedicación. Limando los excesos de ambas distorsiones, surge sin embargo claro que su propia vida era inclinada a los extremos. Y si esto es quizás un riesgo para los políticos, es sin lugar a dudas la característica de todos los militantes que en la historia han impulsado la revolución.

Por eso Evita encarna lo que bien se ha llamado: " la mística peronista ". Tomemos sólo algunas frases, a título de ejemplo:

" El amor no es - según la lección que yo aprendí -, ni sentimentalería romántica, ni pretexto literario. El amor es darse, y darse es dar la propia vida. Mientras no se da la propia vida cualquier cosa que uno dé, es justicia. Cuando se empieza a dar la propia vida, entonces se está haciendo una obra de amor ".

" He hallado en mi corazón un sentimiento fundamental que domina desde allí, en forma total, mi espíritu y mi vida: ese sentimiento es mi indignación frente a la injusticia ".

" Muchas veces he deseado que mis insultos fuesen cachetadas o latigazos para que dándoles a muchos en plena cara les hiciesen ver, aunque no fuese más que por un momento, lo que yo veo todos los días en mis audiencias de ayuda social ".

Todo empujaba a Evita para una radicalización permanente: su temperamento, su experiencia, la dureza con que la atacaba la reacción.

En contacto con las necesidades de los más pobres, que llegaban como un aluvión a su despacho de la Fundación, no despertaron en ella tanto la satisfacción por la tarea cumplida cuanto la indignación ante las causas de tantos dolores. Evita descubre la horrible verdad del imperialismo, de la oligarquía y del capitalismo, no en los estudios eruditos, sino en las llagas tremendas de personas concretas, de niños y de mujeres sobre todo.

Comenzará a hablar obsesivamente de eliminar " una explotación de siglos "; y cuando defina la raíz de su combate, dirá con modestia e inteligencia que " no es tanto el amor por la justicia, cuanto la indignación ante la injusticia ". Acusada de " resentida social " por el " gorilaje ", tendrá la audacia de aceptar y reivindicar este presunto insulto: " En lo que las obras son mías es en el sello de indignación ante la injusticia de un siglo amargo para los pobres ... Dicen que soy una resentida social. Y tienen razón mis supercríticos. Soy una resentida social. Pero mi resentimiento no es el que ellos creen. Ellos creen que se llega al resentimiento únicamente por el camino del odio ... Yo he llegado a ese mismo lugar por el camino del amor ... " ( La Razón de mi Vida, pag. 213 ).

Una mujer como ésta no podía descansar en las primeras victorias. Si es cierto que se empeña en la defensa y la apología de lo realizado por el justicialismo, le parece siempre poco. Sus discursos no son nunca un canto a la victoria y a la paz, sino una proclama de guerra. Evita vive la militancia y la política como una guerra, como un combate mortal, donde el pueblo no habrá triunfado mientras no esté liquidado todo lo que es antipueblo.

Perón mismo ha evocado más de una vez su figura y su palabra inquietante y extrema : " Como decía Evita, las luchas de clase no terminan sino con la desaparición de una clase ... ".

Y la inquietud que Evita suscitaba, y el sentimiento de que pasaba los límites de lo sensato, que era una " extremista ", invadía no sólo a sus enemigos sino a los presuntos aliados dentro mismo del bando peronista.

Por eso, cuando las diferentes tendencias dentro del Peronismo comienzan a " cristalizarse ", cuando los sectores burgueses y burocráticos pretenden monopolizar el Movimiento , el enfrentamiento es irremediable.

Las oposiciones no salen claramente a la superficie, porque el " espíritu de cuerpo ", la necesidad de defenderse mutuamente, impide un estallido de fracturas latentes.

Pero desde la burocracia y los sectores burgueses la resistencia a Eva Perón crece. Se le acepta su trabajo en la Fundación, su figuración pública, todo lo que contribuya a la propaganda del Movimiento. Pero se resiste su participación política, su ingerencia en la conducción y en la orientación fundamental del proceso.

Evita se siente literalmente " utilizada ", como siente utilizados a los obreros, a sus queridos " descamisados ", los que ella sabe son la fuerza de Peronismo y los únicos que lo representan totalmente. Valga solamente un texto, en cuyas entre líneas se perfila claramente el enfrentamiento: " Por eso, también algunas veces he cometido lo que para algunos quizá parezca una herejía, al indignarme, mientras recibía en mi despacho a muchos peronistas, especialmente a los descamisados, a los desposeídos, contra aquellos peronistas que se han convencido de tener una personalidad que no tienen y que se creen superiores, cuando en realidad no somos nosotros quienes hemos de creernos superiores, sino que son los demás los que deben calificarnos. Ellos, suponiendo que son importantes y personajes indispensables, han olvidado a los peronistas " descamisados ", al pueblo, al pueblo glorioso del 17 de octubre, que para salir a la calle no tuvo quien lo condujera, ni otro jefe que un coronel prisionero en Martín García. Por eso yo siempre he defendido y seguiré defendiendo a los humildes, porque fueron ellos los que defendieron. Fue el pueblo el que se dio cita, sin que nadie se lo hubiese indicado ". " Por eso, cuando llegamos a una alta posición, por más alto que estemos, nuestro corazón nunca debe dejar de estar con el pueblo, y siempre hemos de sentirnos humildes ".

" Esto es muy importante para los peronistas. Yo he sufrido una gran desilusión cuando he visto a hombres que siendo de la primera hora se han sentido personajes y se han olvidado del pueblo ".

" Yo no llamo acordarse del pueblo a los que se acuerdan de él para utilizarlo políticamente, sino a los que quieren sinceramente a ese Pueblo ".

" Yo, por ser una mujer de pueblo, creo tener una cierta intuición popular y sé quienes quieren honrada y lealmente a los descamisados y quienes pretenden utilizarlos políticamente ". ( Eva Perón, " Historia del Peronismo ", pag. 139/140 ).

El arma para " frenar " a Evita no es fácil de encontrar. En este proceso difícil y riesgoso, las oposiciones no pueden ser totalmente manifiestas. Se recurre al " bloqueo " interno de sus iniciativas, y externamente se infla el aparato de los elogios sin mesura, intentando ahogar en una nube de incienso sus inquietudes, sus críticas, sus impaciencias.

Pero ella no se deja engañar. " He dicho siempre que antes de ser una realidad, prefiero ser la esperanza de la revolución. Y eterna vigía de la revolución es el título que aspiro a tener. Y para tenerlo, hay que ganarlo ".

Los últimos meses de Evita acentúan este proceso y este enfrentamiento sordo. Acechada por la muerte, oscuramente consciente de su destino trágico, esta mujer que era aún casi una muchacha, se crispa en su resolución y en su violencia. Sus últimos discursos son cada vez más intensos, y allí fustiga como nunca a los enemigos, a la oligarquía, a los imperialismos. Y también deja entrever los conflictos internos, las oposiciones veladas pero tenaces. Es la época en que el grito: " el peronismo será revolucionario o no será nada ", se repite en sus labios y sostiene su pensamiento.

No podemos saber aún con certidumbre el papel que jugó la burocracia en la gestación de aquel paso doloroso que se conoce como " el renunciamiento ". Por cierto, no fue sólo la enfermedad de Evita lo que decidió aquella resignación. Y en el discurso de despedida, ahogada por mil presentimientos funestos, ha dejado un testamento de confianza en Perón y en el Peronismo; pero también un llamado ansioso a no traicionar a los descamisados, a " ser fieles a la clase trabajadora ".

Toda revolución está siempre trabajada por intereses discordes; no existe en la historia concreta la revolución " monolítica " y perfecta. Toda revolución está además compartida por los políticos, los impacientes y los burócratas. Los " políticos ", en el sentido noble de la palabra, son aquellos que tienen el sentido y la inteligencia de cómo se debe llevar un proceso con realismo y método. Los impacientes, a cuya " raza " pertenecía Evita, son el motor de la revolución, los que no se resignan a las claudicaciones, los que vuelven a las posturas radicales y a los objetivos puros cada vez que se enturbia la nobleza de " la causa ". Los burócratas, en fin, son los que valiéndose de un presunto " realismo ", declamando elogios a lo ya conquistado, condenando los " excesos " de los impacientes, quieren reducir la revolución a lo ya hecho, porque son los nuevos instalados, lo que ahora tienen el usufructo del poder, los que no quieren arriesgar ni perder la seguridad de que disponen.

En el Peronismo, si Perón ha sido el político genial, el Conductor inspirado que ha sabido llevar el proceso con tacto y astucia, Evita ha sido líder del sector " impaciente ", empeñada en rescatar al Movimiento de sus riesgos burocráticos.

Y por eso, aunque haya muerto, su consideración es imprescindible para entender y valorar al Peronismo. Porque en definitiva su " línea " representa una manera de entender y sentir el Peronismo, una actitud radical y combativa que no ha muerto con ella. Representa además una manera de vivir la lealtad a Perón y al Peronismo, que no consiste en la adulación o el servilismo pasivo, sino en la fidelidad a las primeras motivaciones y la sana impaciencia revolucionaria. Un modo agresivo de asumir la militancia, y una manera insobornable de encabezar la lucha del proletariado.

La muerte de Eva Perón marca una etapa en la lucha popular argentina. El pueblo, en sus sectores más desposeídos como en los grupos más combativos sintió su desaparición como una pérdida irreparable.

Con ella desaparecía no sólo una militante enérgica y temida, sino el reaseguro más valioso que había tenido la revolución peronista hasta ese momento.

El largo mes de su velatorio puso al rojo vivo las pasiones que en torno a Evita se habían suscitado.

La reacción lo interpretó como un gesto escandaloso, " impúdico ", como una muestra más de demagogia. ( ¡ Demagogia las colas interminables de gente humilde, que espontáneamente soportaba 30 horas de plantón para ver por última vez el rostro de la compañera admirada ! ).

La burocracia, en sus sectores más claudicantes al menos, quemó abundante incienso, desató una fanfarria estruendosa, y se alegró secretamente de su desaparición. El rostro ya ambiguo del Peronismo se manifestaba así, y la despedía con una especie de trágico sarcasmo.

El pueblo, en fin, que la amaba de verdad, comprendió que algo irreemplazable se perdía. El testimonio impresionante de los días y las filas interminables, de las lágrimas sinceras, de la muchedumbre apretada en su congoja, son una prueba irrefutable. Se puede llevar por la fuerza a una delegación escolar; no se lleva a un pueblo entero.

Una mujer, sólo una mujer había muerto. Pero sin ninguna duda, la mujer más importante y de mayor gravitación en la historia argentina. La que aparte de su destino particular significaba la inauguración de una presencia nueva de la mujer en nuestra historia; la aparición de " la compañera " que comparte de igual a igual el destino y las luchas por transformarlo.

Sin lugar a dudas, y a pesar de sus defectos, Eva Perón constituía el esbozo y la prefiguración concreta de una " nueva mujer ". Por eso escandalizó a los burgueses y entusiasmó a la gente del pueblo.

Su vida no se sustrajo quizás a las pequeñas miserias, a los pequeños enconos que la lucha suscita. Pero supo vivir la gran moral, la fidelidad a los grandes valores que dan sentido y nobleza a la vida: la justicia, la dignidad de todos, el servicio real y comprometido con los más marginados.

Algunos biógrafos han subrayado cómo sus rasgos, y sus gestos, y su voz se fueron endureciendo con el tiempo. La lucha la " marcó ", hasta su belleza pagó el tributo de la actividad y la tensión con que vivía, que en ella se prefiguran también los rasgos de una nueva mujer: la que no se cultiva como una flor hogareña, sino como una camarada expuesta cotidianamente al sol y al viento de la lucha política.

Su propia belleza, su propio cuerpo habrían de pagar más tarde la " culpa " de ser Eva Perón. Una belleza y un cuerpo respetados por la muerte, no serían respetados por sus enemigos. Como se sabe, el cadáver de Evita fue profanado. ¿ Qué oscuro atavismo, qué raíces del odio habrán nutrido la sangre y sostenido las manos del que tajeó un cuerpo sin vida y sin defensa ? Ciertamente, el odio y el amor la han seguido más allá de la tumba, como un meridiano que dividiera las pasiones argentinas.

*     *     *

De Carlos Altamirano, historiador, docente, escritor, autor del capítulo Ideologías políticas y debate cívico, en el libro Nueva Historia Argentina - Los años peronistas ( 1943 - 1955 ), tomo 8, director Juan Carlos Torre, profusamente ilustrado, editorial Sudamericana S.A., Buenos Aires, Argentina, 574 páginas, año 2002:

Mientras vivió, la palabra de Evita fue una palabra autorizada, pero la suya, cuando no se aplicaba a reforzar la autoridad del líder, exaltando sus cualidades y llamando a la adhesión más devota, era una reverberación vehemente y plebeya del discurso de Perón.

*     *     *

De la Profesora Elida Sonzogni, historiadora, docente investigadora de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, escritora:

La escala axiológica cultivada en el hogar, en la cual la tolerancia se combinaba racionalmente con el evangélico amor al prójimo fue conmovida por la emergencia del peronismo, nacido desde un golpe de estado y legitimado en elecciones democráticas en 1946.

En la semana del 16 al 23 de setiembre de 1955, desde los balcones de mi casa asistí a una escena escalofriante.

Puertas casi contiguas estaba una repartición del Ejército, el Distrito Militar. Desde su entrada, un suboficial exigía a un soldado que disparara a cuatro o cinco obreros que se desplazaban con un caballo al que le habían colgado sobre el cuello un afiche peronista. Ante la resistencia del joven civil bajo bandera, el militar lo amenazó con su propia arma y entonces el soldado disparó, alcanzando a uno de los manifestantes que cayó en la calle.

Lo absurdo, la impotencia y la consternación que rodeaba el hecho constituyeron el punto de partida para reconocer otro peronismo, el que sentía la gente a la cual sus máximas figuras le habían dado tanto y habían abandonado.

Esas jornadas, por las cuales la ciudad de Rosario conseguiría un nuevo mote, el de capital del peronismo, resumían las contradicciones de la coyuntura.

*     *     *

De Cecilia Luvecce, doctora en Sociología, autora del libro titulado Las Fuerzas Armadas y el Peronismo de Base, editorial Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, colección Biblioteca Política Argentina, 130 páginas, año 1993:

" Mito " es una palabra particularmente cargada de sentidos. El más frecuente de ellos es peyorativo y asocia el mito a la fábula, a la invención, a la ficción, descartándolo de la historia, es decir, de la noción de la historia como la reconstrucción de " los hechos verdaderos ". Uno de los rasgos más simpáticos de los argentinos, me parece, es justamente la fantasía, la imaginación con la que bordamos y creamos " la realidad ". Entonces, prefiero tomar al mito en serio, como lo hacían y continúan haciéndolo las " sociedades arcaicas y primitivas " y las civilizaciones orientales que, en mucho, son bastante más sabias que las occidentales. Parto de la idea de que se trata de una historia " verdadera ", bastando simplemente la experiencia vivida del que habla o testimonia con criterio de verdad. Bajo esa luz, espero poder ver, las maneras en que el mito puede haber actuado y estar actuando, ya sea revelando una verdad primordial, una tradición sagrada, o un modelo ejemplar. Es decir quiero intentar descubrir ese lugar del pasado " fabuloso y distante ", donde todos los actores comparten el rasgo común de no pertenecer al mundo de " todos los días ", en el cual el mito los atañe directamente en la medida en que narra acontecimientos primordiales, que explican la realidad de esos hombres y de esas mujeres en el presente.

Recordar el pasado podría ser entonces, también, revivir el mito, dejarse " capturar " por lo sagrado de los acontecimientos, narrados nuevamente. Esta experiencia se vuelve, en cierto sentido, una " experiencia religiosa ", en la medida en que difiere de la vida de todos los días, y en dicha religiosidad se representan lo fabuloso, lo exaltante, los acontecimientos significativos.

El mito es, pues, un elemento vital y una fuerza activa de la historia humana.

Aún en el silencio, en la negación, o en la cercanía excesiva se produce un vacío donde pueden encontrarse, algunos indicios de las múltiples, diversas y contradictorias visiones del mundo que otorgaron sentido a las acciones de aquella época. La negación omisión casual o silencio voluntario, es ficción de olvido y malestar de nuestra sombra. Miramos el futuro sujetando la sombra del pasado que, nos persigue, silenciosa, atractiva y persistente.

La represión del peronismo y su prohibición política y legal desde la denominada Resistencia Peronista ( 1955 - 1958 ) crearon condiciones para el desarrollo de nuevas tendencias y reinterpretaciones de la experiencia al interior del sindicalismo y del movimiento peronista, generando un espacio para el nacimiento de un " Peronismo alternativo " en el período 1958 - 1968. La denominación " Peronismo alternativo " hace referencia a las organizaciones armadas ( 1968 - 1976 ), creadas para lograr el retorno de Perón del exilio por medio de la lucha contra los gobiernos antiperonistas.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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Esta página está dedicada a mi esposa Dolors Cabrera Guillén, fallecida por cáncer el día 12 de marzo de 2007 a las 18.50 y por seguir su última voluntad, ya que conociéndome, antes de morir, me hizo prometerle que no abandonaría la realización de mis páginas web.

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