DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


Eva Ibarguren EVA IBARGUREN EVA DUARTE EVA PERON EVA PERON EVA PERON EVA PERON

María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Edda Lía Crespo, docente y escritora, en el libro titulado Cuando las mujeres reinaban - Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX, editora Mirta Zaida Lobato, Editorial Biblos, Buenos  Aires, 191 páginas, con numerosas fotografías e ilustraciones, año 2005 :

El 13 de diciembre de 1947, al conmemorarse el cuadragésimo aniversario del descubrimiento del petróleo argentino en Comodoro Rivadavia, la prensa local destacó " el apoyo popular " con el que había contado el programa de actos en adhesión al Día del Petróleo.

Los festejos se habían iniciado por la mañana cuando la procesión compuesta por autoridades y público recorrió el trayecto que separaba la parroquia Santa Lucía ( ubicada en jurisdicción de los barrios dependientes de Yacimientos Pretrolíferos Fiscales, YPF ) del monolito levantado en homenaje a los caídos en las actividades de exploración petrolera. La inauguración del monumento se realizó en presencia del ministro de Agricultura, del entonces gobernador militar general Armando Sebastián Raggio, del administrador del Yacimiento Comodoro Rivadavia y otras personalidades que visitaban la localidad. En la oportunidad hablaron varios oradores, aunque el discurso de cierre estuvo a cargo del administrador del yacimiento, el ingeniero Bernardo Astiz. Por la tarde, el ministro de Agricultura entregó títulos de propiedad a 53 vecinos, después de haber inaugurado el barrio Juan Perón. Sin embargo, la nota dominante de los festejos fue la consagración de la reina del petróleo nacional desarrollada en el estadio local, ceremonia a la que acudieron más de cinco mil personas.

Los cronistas subrayaron " la compacta muchedumbre " que había asistido a los festejos. La llegada de las autoridades se produjo a las 18.30 horas, y mientras el ministro de Agricultura se encontraba pronunciando su discurso llegó Juana Sosa de Canosa ( 1875 - 1953 ), la madre del presidente de la Nación Juan Domingo Perón, quien residía en la ciudad desde 1940. Doña Juana se sentó a la " diestra del ministro " y fue ovacionada por la concurrencia. Los festejos en el estadio incluyeron distintas actividades entre las que sobresalió la ceremonia de coronación de Marta I como reina del petróleo. Los momentos culminantes de la celebración fueron la bendición del petróleo ( la reina sostuvo una bandeja con el oro negro en presencia del obispo de la Patagonia ) y, luego, la nueva soberana recibió el saludo de la madre del Presidente y pronunció unas breves palabras. Tras la ceremonia de coronación, la muchedumbre ubicada en el estadio escuchó la transmisión de la palabra presidencial.

La consagración de Marta I y sus sucesoras ha quedado registrada en la memoria colectiva local como el símbolo máximo del esplendor de mediados del siglo XX. Aún en nuestros días, al recorrer las calles de la ciudad durante los meses en que se conmemoran tanto el aniversario de su fundación como del descubrimiento del petróleo, es posible advertir en las vidrieras de muchos comercios fotografías de la ceremonia de coronación y de las mujeres que participaron en aquellas elecciones. Una aproximación a sus experiencias tanto individuales como colectivas nos permitirá examinar la conformación de unas particulares relaciones de género en marcos del desarrollo de una actividad productiva estrechamente relacionada con el nacionalismo. En términos generales, estos análisis recuperaron el lugar central que las Fuerzas Armadas desempeñaron en las décadas formativas de la petrolera estatal, y comenzaron a interesarse por las prácticas materiales e imaginarias desarrolladas por los directivos de la empresa para generar lealtad entre su personal y el resto de los habitantes de Comodoro Rivadavia. Estudios recientes han abordado la denominada " Fiesta Nacional del Petróleo ", ritual originado en 1947 y que perduró hasta 1984. El lugar que tuvieron las mujeres en esos procesos permanece prácticamente inexplorado. La figura de la madre de Perón no ha recibido mucha atención por parte de la historiografía sobre el primer peronismo.

Comodoro Rivadavia se encuentra ubicada sobre la costa patagónica aproximadamente a unos 1.800 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires. El decreto de fundación de la localidad data de 1901, pero en 1907 una expedición depediente del Estado argentino encontró petróleo a unos 3 kilómetros al norte del asentamiento originario. Los trabajos de perforación avanzaron a ritmo muy lento entre 1907 y 1910; estas actividades dependían del Ministerio de Agricultura de la Nación. A partir de la creación de la Dirección General de Explotación del Petróleo en Comodoro Rivadavia ( 24 de diciembre de 1910 ), el campamento comenzó a adquirir las características de un pequeño pueblo. En 1919 se estableció que los campamentos dependientes de la Explotación Nacional del Petróleo quedaran fuera del ejido municipal de Comodoro Rivadavia. En 1922 el Estado argentino decidió organizar la empresa bajo la denominación Yacimientos Petrolíferos Fiscales. El yacimiento dependiente del Estado argentino no fue el único que quedó por fuera de la jurisdicción municipal; en su mayoría se ubicaron hacia el norte del poblado originario. Varias compañías de capitales privados establecieron allí sus asentamientos durante el transcurso de las dos primeras décadas del siglo XX ( Astra, kilómetro 20; Ferrocarrilera del Petróleo, kilómetro 8, y Diadema Argentina, kilómetro 27 ).

A principios de los 40, el desarrollo de las actividades extractivas era el eje principal de la economía de la zona donde se asentaba Comodoro Rivadavia. En su contorno se fue configurando una subregión con centro en la misma localidad ubicada sobre las costas del golfo San Jorge. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y en el marco del golpe de Estado producido en junio de 1943, con el objetivo de garantizar la provisión de petróleo, se creó la gobernación de la zona militar de Comodoro Rivadavia el 31 de mayo de 1944. Para ello se modificaron las antiguas jurisdicciones de los territorios nacionales de Chubut y Santa Cruz, los que pasaron a integrar una nueva unidad administrativa que adoptó los siguientes límites; al oeste, la cordillera de los Andes hasta el límite con Chile; al este, el océano Atlántico; al norte, varios kilómetros arriba del paralelo 44, y al sur, el río Deseado.

Comodoro Rivadavia fue elegida ciudad capital y allí residían las principales autoridades de la gobernación. El gobierno era ejercido por un oficial superior del Ejército en actividad, nombrado por el Poder Ejecutivo Nacional a propuesta del Ministerio de Guerra. Entre sus deberes y atribuciones, el gobernador militar poseía la facultad de designar en forma directa los comisionados municipales, las comisiones de fomento y los jueces de paz. Entre mayo de 1944 y junio de 1955, cinco gobernadores ejercieron el cargo, aunque esto no significó que la población de la zona militar permaneciera al margen de las elecciones nacionales. En noviembre de 1951 quienes residían en ella ( varones y mujeres ) pudieron participar por primera vez en elecciones presidenciales, así como también pudieron elegir un delegado territorial al Congreso Nacional. Habiendo resultado electo Alberto Rodríguez Gallardo del Partido Peronista, la nota dominante de la jornada electoral la constituyó la presencia femenina en los comicios. Los titulares de la prensa local subrayaron que la ciudadanía de la gobernación militar había afirmado su fe inquebrantable en Perón, y agregaban: " La mujer comodorense, que concurrió por primera vez a los comicios, dio un magnífico ejemplo de civismo ".

Si bien los resultados electorales no afectaban a los gobernadores militares, dado que su nombramiento dependía del Ejecutivo nacional, ellos apelaron a otras formas, ceremonias, símbolos, invención de riruales, a fin de garantizar su dominio sobre el conjunto de la población. Cada vez que pudieron subrayaron que la nueva unidad administrativa era el resultado de la obra del golpe militar de junio de 1943. Así, en los primeros años de existencia de la gobernación se hacían coincidir las conmemoraciones de creación de la zona militar con los aniversarios de la revolución del 43. Dando discursos, inaugurando obras de infraestructura y monumentos dedicados a figuras vinculadas a la expansión del Estado argentino como al primer peronismo, los gobernadores militares crearon un imaginario político basado en el desarrollo de un ambicioso programa de urbanización para la nueva ciudad capital acompañado por la celebración de conmemoraciones, en las que el cincuentenario de la fundación de la localidad adquirió gran importancia.

Los gobernadores auspiciaron la publicación en febrero de 1951 del denominado " Cincuentenario " de la ciudad; la edición de este tipo de anuarios  -  en la que participaron los editores de los principales periódicos  -  originó una tradición que tendría continuidad durante la segunda mitad del siglo XX entre los medios locales. Si bien la gobernación fue disuelta en 1955, la tarea fue continuada por los editores de El Rivadavia en 1957, cuando se editó Medio siglo de petróleo argentino en conmemoración del cincuenta aniversario del descubrimiento del petróleo en la localidad y, años después, con la edición del denominado Comodoro 70. Estas publicaciones poseen una estructura que denominaremos " canónica " ya que en ellas encontramos descripciones siempre armónicas y estereotipadas del pasado de la localidad.

En febrero de 1951 apareció el Cincuentenario. La tarea quedó a cargo de Roberto Ezpeleta, editor del periódico El Rivadavia, quien consideraba a su periódico como el " decano de la prensa patagónica ". Ezpeleta aclaró en la presentación del anuario que, a diferencia de experiencias anteriores, en esa oportunidad se había adoptado un criterio metodológico que por primera vez privilegiaba producir una versión " fiel y honesta " del pasado de la ciudad. Para llevar adelante la tarea Ezpeleta convocó a varios especialistas en la materia entre quienes figuraban varios integrantes del Instituto Superior de Estudios Patagónicos, institución creada también por la gobernación militar. Entre el material gráfico seleccionado por quienes elaboraron el anuario figuran fotografías de las reinas del petróleo. El índice del Cincuentenario es bien explícito al respecto ya que la sección ilustrada ofrece un panorama del lugar que las imágenes de las reinas y las mujeres ocupaban en el pasado de la localidad: están al final del texto, entremezcladas con otras fotografías de mujeres y niños, organizadas como formando parte del álbum familiar de la ciudad.

Entre las que allí aparecen retratadas figuran las tres primeras reinas del petróleo: Marta I, Liliana I y Delia I, y algunas de sus princesas. En la publicación se reproducen imágenes de las tres primeras ceremonias de proclamación, el momento en el que las reinas son aclamadas por el público, de las autoridades nacionales presentes y el momento cuando Delia I visita a Doña Juana Sosa de Canosa en su domicilio en Comodoro Rivadavia. En la misma sección figuran otras mujeres retratadas; sus fotografías se ordenan bajo los siguientes títulos: " La mujer sureña, madre e hijas ", " Nativas rivadavienses ", " Doña Juana Sosa de Canosa, madre del presidente Juan Perón ", " Damas rivadavienses ", " Niñas rivadavienses y madres jóvenes ". Expresamente los editores subrayan la identidad femenina ligada a los roles posibles: reinas, madres, hijas, damas, niñas. Pero además no dejan de insistir en que todas son sureñas y rivadavienses. La vinculación de la localidad con la figura del nieto de Bernardino Rivadavia, en cuyo honor se bautizó la ciudad con su apellido y grado militar, es una cuestión que los editores no dejaron de exaltar. El Cincuentenario le dedica un capítulo que incluye retratos del comodoro Martín Rivadavia y del propio Bernardino Rivadavia. En otra sección, dedicada al gasoducto Comodoro Rivadavia - Buenos Aires, la reproducción del mapa de Buenos Aires con la ciudad es acompañada con la fotografía del presidente de la Nación, en cuyo honor se lo ha bautizado. En la sección ilustrada al pie de la imagen de la madre del Presidente, se puede leer " Doña Juana Sosa de Canosa, madre del presidente de la Nación general Juan Perón. Radicada en la zona de Comodoro Rivadavia, hace casi medio siglo, fue una de las primeras pobladoras que ha visto crecer a esta ciudad capital, donde reside actualmente, rodeada del afecto de la población ". La ciudad quedaba innegablemente asociada a la historia nacional a través de la evocación en imágenes de los parientes sobresalientes. La escritora y antropóloga Rosana Guber ha sostenido que en la medida en que la población se encuentra privada de sus identidades como ciudadanos, el parentesco filial es utilizado para denotar vínculos legítimos con la nación. En este sentido la presencia de la madre de Perón en la ciudad de la capital de la gobernación militar resaltaba la vinculación con la Nación en un lugar en el que la incorporación a la participación política no era posible, por lo menos hasta 1951 cuando los/las ciudadanos/as pudieron votar al Presidente y a los delegados territoriales. El binomio madre - hijo no dejó de ser exaltado durante los últimos años de vida de doña Juana, quien falleció el 30 de mayo de 1953. Doña Juana era " prototipo de la madre patagónica , llegada a este lejano sur, cuando no había caminos, ni protección policial, ni sala de primeros auxilios, y jamás sintió miedo en la soledad del desierto ". La prensa local  no dejó de destacar su espíritu generoso, las condiciones excepcionales de bondad y cristiana sencillez. La imagen de autosacrificio de doña Juana se asemeja a la caracterización realizada por la escritora Evelynn Stevens sobre el marianismo.

Su abnegación maternal había sido reconocida en marzo de 1948 cuando el barrio dependiente de la Compañía Ferrocarrilera del Petróleo ( expropiada tras la compra de los ferrocarriles por parte del gobierno argentino ) fue rebautizado en su honor como Santa Juana. La ceremonia contó con la presencia de la homenajeada y fue reproducida en imágenes en el Cincuentenario. Al invocar la santidad de doña Juana, se retomó una antiquísima tipología femenina cristiana. Hacia 1948, la ciudad contaba con dos parroquias con nombres de vírgenes mártires: Santa Lucía y Santa Bárbara. Si bien doña Juana había contraído segundas nupcias, " su santidad " era invocada en su carácter de viuda, estereotipo femenino que ocupa el segundo lugar en la tipología cristiana luego de la virginidad. En el nivel local, doña Juana compartía con Eva Perón el haberse convertido en el nexo entre trabajadores y desposeídos, por ello tras la muerte de ambas se erigieron monumentos en su homenaje.

Tras la disolución de la gobernación militar y el posterior derrocamiento del peronismo en 1955, las representaciones que aludían a la madre de Perón y a Evita fueron destruidas. No se mencionan sus nombres en Medio siglo de petróleo argentino, cuando éste se publicó en 1957. Sin embargo, tiempo antes de que finalizara el prolongado exilio de su hijo, en febrero de 1971, los editores de Comodoro 70 reprodujeron una imagen sonriente de doña Juana rodeada por el gobernador militar de turno y parte de los integrantes de su gobierno.

La evocación de doña Juana reapareció de forma velada en las imágenes de las fiestas del petróleo publicadas en la sección gráfica del anuario, con lo que se nos invita a examinar el lugar que había ocupado en las ceremonias de coronación de las reinas de belleza.

Nota:

El 1º de junio de 1953 los restos de doña Juana Sosa de Canosa, viuda de Mario Tomás Perón Dutey en 1928, casada en segundas nupcias con el empleado rural Marcelino Canosa Pozal ( 1896 - 1961 ), fueron trasladados vía aérea a Buenos Aires. Descansa en el Cementerio de la Chacarita.

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Del historiador Dr. Robert Crassweller ( 1915 - 2004 ), graduado en la escuela de Leyes de Harvard, Estados Unidos, abogado, escritor, docente, consejero para asuntos latinoamericanos de la ITT, crítico en el " New York Times ", autor del libro Perón y los enigmas de la Argentina ( Peron and the enigmas of Argentina ), traducción de Julia Benseñor de Jais, editorial Emecé, Buenos Aires, 470 páginas, año 1988:

En 1827, en la cumbre de las miserias de las agonizantes y desunidas Provincias Unidas, llegó a Buenos Aires un joven llamado Tomás Mario Perron, con un pasaporte extendido por el Reino de Cerdeña. Seis años más tarde se casó con una mujer llamada Ann Hughes Mckenzie, hija de un carpintero londinense, cuya familia había llegado a Buenos Aires dos años antes que Tomás Mario Perron. La joven pareja continuó viviendo en Buenos Aires, donde Tomás Mario Perron ( más tarde conocido como Tomás Mario Perón ) trabajó al frente de una tienda. Si el relato del biznieto es fiel, llegó a ser dueño de varias zapaterías y a importar botines de Italia.

Tuvieron siete hijos; uno de los cuales estaba destinado a ser famoso dentro de la Argentina. Era Tomás Liberato Perón ( 1839 - 1889 ), uno de los médicos más eminentes de la Argentina en aquella época, la primera autoridad nacional en higiene pública y distinguido profesor de química y medicina clínica, ampliamente aclamado por su inteligencia y por la nobleza de su carácter. Se conserva una fotografía en la que se observan rasgos de notable belleza y sensibilidad, un rostro y unos ojos tan cautivantes como los de un poeta o un santo. En un hombre de esta naturaleza cabe esperar toda una conducta ética y no es sorprendente el hecho de que haya reunido en su jardín la colección de rosas más espectacular de Sudamérica, con 500 variedades. Tomás Liberato Perón se casó con Dominga Dutey Bergougnan, una nativa de Paysandú, un pueblo del interior del Uruguay, cuyos padres habían llegado de Savoy, en el sudeste de Francia. Así Dominga contribuyó con otro rasgo de la herencia de su nieto que llevaría luego su nombre.

Mario Tomás Perón, el mayor de los dos hijos de Tomás Liberato Perón y de Dominga Dutey, nacido en 1867, reflejaba con luz algunos de los valores e intereses de su distinguido padre, incluyendo la indiferencia hacia el éxito material.

Alto, bien proporcionado, de cabello castaño y de tez morena al estilo de los criollos, el joven Mario Tomás Perón estudió medicina durante algunos años y luego tomó otros rumbos. Había heredado algunas tierras en las cercanías de Lobos, un pequeño pueblo a unos 90 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, donde la frontera aún parecía infinita. El cambio probablemente respondía al nacimiento de su propia personalidad, dado que Mario Tomás Perón era un verdadero hombre de campo. Juan Domingo Perón, años más tarde, lo calificó de horaciano, un Horacio de nuestros días, dedicado a atesorar valores y bellezas bucólicas. Adquirió a través de arrendamientos y compras otras tierras en el área cercana a Lobos y se estableció allí. Pronto ocupó el puesto de intendente, además de administrar sus campos.

Mario Tomás Perón ( 1867 - 1928 ) pronto encontró una compañera que compartía muchas de sus cualidades, si bien no sus intereses intelectuales. Juana Sosa Toledo ( 1875 - 1953 ), robusta y sólida, era una criolla pura en lo que se refiere a sus antecedentes y temperamento. Sus familias, los Sosa y los Toledo, estaban radicados en las pampas desde hacía muchos años. Eran familias humildes, de campo, imperturbables ante el aislamiento, el peligro y la adversidad. Su madre contribuyó con otra veta étnica a la compleja trama de la herencia de Juan Domingo Perón, ya que su sangre española se había mezclado con la de los indios mapuches del sur de Chile.

Un primer hijo, Mario Avelino, nació de Mario Tomás y Juana en 1891. Cuatro años más tarde, el 8 de octubre de 1895, nació un segundo hijo al que llamaron Juan Domingo. Si bien la unión de Mario Tomás Perón y Juana Sosa Toledo fue estable y continua, aparentemente no estaban casados en esa época. Jamás se encontró el certificado de nacimiento de Juan Domingo Perón, pero la declaración de su padre, hecha el 8 de octubre ante el Registro Civil, confirma que no estaba casado y Juan Domingo figura como hijo natural. El posterior casamiento de sus padres, figura en una partida de casamiento de 1901. La familia vivía en una típica casa de estilo latinoamericano con pocas ventanas sobre la calle y un patio interior, donde se centraba la vida familiar, una casa de clase media ubicada en un pequeño pueblo, cercano a la pampa húmeda.

Fue aquí donde Juan Domingo Perón recibió sus primeras impresiones de las virtudes de la gente del pueblo, los hombres de a caballo, los paisanos, cuyos méritos elogiaría toda su vida. Su principal mentor fue un peón de campo llamado Sixto Magallanes, que se destacaba por su destreza como jinete. El joven Perón parece haber tenido cálidas experiencias con todos estos hombres de la pampa. " Eran como de la familia para mí y yo los trataba como a tíos. Nunca se los consideró peones en el sentido peyorativo que muchas veces se le da a esa palabra ... se trataba de gente magnífica; en su infinita humildad cabía una grandeza que no me fue fácil encontrar luego en gente más evolucionada ", Perón escribiría.

El padre, Mario Tomás Perón, un hombre inquieto que anhelaba más espacio abierto y que no quería sentirse atado por el éxito que tenía en Lobos, pronto comenzó a pensar en la Patagonia. En 1889, se puso en contacto con una empresa dueña de enormes campos en los alrededores de Río Gallegos, en el extremo más remoto de la Patagonia, trasladó a su familia a la casa de unos parientes en Lobos y se embarcó solo con destino al remoto sur. En un gesto de paternalismo casi feudal, reunió a los criados de la familia, a los peones, y en una caravana de coches tirados por mula emprendieron el camino hacia Río Gallegos bajo la dirección del versátil Sixto Magallanes, cuya única información concreta era que debía encabezar la procesión e ir hacia el sur, recorriendo alrededor de 1.700 kilómetros. Instrucciones más precisas no habrían servido mucho en esas pampas sin rutas ni caminos. La caravana llegó sana y salva varios meses después de la llegada de Mario Tomás Perón. La familia partió por mar un año más tarde.

La vida en la nueva hacienda, dedicada a la cría de ovejas, fue una lucha constante contra el medio inhóspito, el temible frío del invierno, los espectrales vientos que no cesaban de soplar. Aquel medio era ideal para Mario Tomás Perón a quien atraían los estudios científicos, ya que había mucho material para estudiar, geología, la escasa pero interesante botánica del lugar, y arqueología, en las primeras tumbas indígenas. Mantenía una asidua correspondencia con eruditos de Buenos Aires, a quienes les enviaba muestras de diversos ítems junto con preguntas y comentarios. Una vez más cumplió servicios como funcionario público de poca jerarquía, por el cual no recibía paga y su trabajo lo podía hacer desde su casa.

Dona Juana lo seguía en los avatares de esta nueva vida; montaba a caballo como los hombres, curaba a los enfermos con remedios caseros, participaba junto a su marido y a sus hijos cuando salían a caballo a cazar ñandúes y guanacos, y consolaba a sus hijos con toda su capacidad de comprensión. Sus hijos recibían educación de un maestro, controlado de cerca por el mismo Mario Tomás, cuya pequeña biblioteca constituyó el primer contacto de Juan Perón con el mundo del saber: " Desde edad temprana, adquirí el hábito de leer buenos libros, en especial de filosofía, ciencia, botánica, religión y mineralogía, sobre todo porque eran los únicos que tenía a mano ", escribiría Perón.

Pero la contribución más importante de Mario Tomás a la educación de Juan Domingo parece haber sido a través del ejemplo moral. Su padre era un hombre austero, según los recuerdos de sus virtudes durante el período de residencia en la Patagonia, incluyendo el incidente del indio menesteroso, quien se dirigió a su padre en busca de ayuda. Mario Tomás lo recibió con gran cortesía, le habló en dialecto indio, le ofreció un par de cabras y un lugar en el campo para construirse una vivienda. Juan Domingo le preguntó por qué tenía tanta consideración con un indio. " ¿ No has visto la dignidad de este hombre ? ", le respondió Mario Tomás. " Es la única herencia que ha recibido de sus padres. Nosotros los llamamos ahora indios ladrones y nos olvidamos que somos nosotros quienes les hemos robado todo a ellos ".

La anécdota es ilustrativa. Ahí estaba la estructura de clases vigente; la jerarquía, el patrón arriba y el peón abajo; el sentido de obligación mutua que es parte del concepto de sociedad orgánica; el acento en la dignidad de cada individuo, creando un plano de igualdad que compensara en parte las extremas disparidades materiales. Todo era muy criollo y Juan Domingo se nutrió de estos ejemplos.

A los nueve años, el joven Perón ya había agotado todas las oportunidades educativas que el lugar ofrecía y sus padres lo inscribieron en un colegio de Buenos Aires, de donde regresaba a la Patagonia sólo para pasar sus vacaciones de verano. Pero aquella tierra remota tuvo una tremenda influencia formativa: " Creo que toda la familia recibió en la Patagonia una lección de carácter. Yo doy gracias a Dios por eso; he comprendido que esos cinco años ejercieron una influencia favorable sobre el resto de mi vida ".

Si bien estaba en contacto con su abuela Dominga y con su familia en Buenos Aires, años más tarde observó que debió de haber sido muy difícil el cambio que implicaba la libertad absoluta de la Patagonia a la estricta disciplina y a la rutina de la escuela. Era un estudiante mediocre, pero se dedicaba con más energía a los deportes, hacia los que sentía verdadera pasión, sentimiento que nunca lo abandonó. El principal legado de aquellos primeros cinco años que pasó lejos de su hogar parece haber sido su sentido de la independencia y de la autosuficiencia, producto de su separación de sus padres y de la experiencia de viajar solo de un lugar al otro recorriendo más de mil setecientos kilómetros en sus vacaciones. Estos sentimientos se veían reforzados por la ausencia de una figura paterna en Buenos Aires, de tal modo que Juan Domingo llegó a considerarse más maduro que lo que indicaban sus años. " Como mi abuela era ya viejita, podía yo hacer las veces de jefe de familia. Eso tuvo gran influencia en mi vida, porque comencé a ser independiente, a pensar y a resolver por mí mismo ".

Su primera decisión importante, tomada en 1910, fue cambiar de carrera. Había empezado a prepararse para estudiar medicina, pero luego se volcó hacia el Ejército, influido , según él mismo afirmó, por varios compañeros que estaban por inscribirse en el Colegio Militar de la Nación. En marzo de 1911, Perón comenzó sus estudios en esta institución, de la que se graduó en diciembre de 1913. Sin embargo, su decisión le había ocasionado angustia, ya que Perón había reprimido una secreta aspiración por otra carrera para la que ya había solicitado los papeles: había querido ser ingeniero, atraído por " la exactitud y el rigor de las matemáticas ".

Resulta curioso el hecho de que un hombre que desarrolló un genio para la política, la más inexacta e intuitiva de las artes, albergara una secreta vocación por una carrera exacta y objetiva. Uno de los enigmas de Perón.

Los enigmas han atraído a muchos especialistas que ofrecen explicaciones basadas en toda clase de disciplinas. Muchas de estas conclusiones son persuasivas, pero a menudo resultan incompletas porque suele haber algo oculto que se percibe pero no se explica, una suerte de aposento que se esconde detrás de otros aposentos, como si el gran mensajero del cuento de Franz Kafka intentase una vez más atravesar la Gran Muralla China. En las explicaciones ofrecidas suele faltar un elemento: la comprensión de la motivación y de la conducta de los individuos que forman el santuario de la vida pública y de aquellos que los siguen inarticuladamente.

La búsqueda de los principales móviles del comportamiento humano como clave de los enigmas conduce a las creencias, a los valores, a las estructuras institucionales en los que éstos se expresan y a su origen en la civilización y la herencia. De hecho hay una constelación distintiva de valores, actitudes y prácticas de tradición hispana y criolla que se vislumbran en cada intersticio e interacción de la vida argentina, a menudo sutiles y un tanto misteriosas.

El rebrote perenne de esta herencia intrincada en las vidas de los grandes líderes argentinos y en su sociedad es cierto especialmente en Juan Domingo Perón, ya que fue el líder político más importante en la historia de la Argentina y es evidente que los valores criollos del pasado y del presente fueron fundamentales en el desarrollo de su personalidad.

El hombre que salió a enfrentar los enigmas de la Argentina en un momento crítico era él mismo repositorio de infinitos enigmas. Tantos eran sus enigmas y hacia tantas direcciones apuntaban que uno se ve tentado a concluir que, al igual que el Shakespeare del escritor Jorge Luis Borges que le imploraba a Dios una identidad, era al mismo tiempo muchas personas y, por consiguiente, ninguna. De hecho, él mismo sugirió la idea de que era un " individuo doble ": uno que actuaba y otro que observaba a la distancia.

Estaba el Perón que pronunciaba discursos desde el balcón, el orador populista, y estaba el Perón de sobrio pragmatismo. Por momentos surgía el Perón audaz y en otras ocasiones surgía un Perón ajeno a toda acción temeraria, que se detenía en los momentos de crisis. Había un Perón ducho en el arte de la oratoria y de la palabra escrita; el otro era capaz de arengar con un pintoresco lunfardo. Había un Perón militar y un Perón político muy diferente. ¿ El Perón que acometió contra las empresas extranjeras imperialistas fue el mismo que negoció en privado con la Standard Oil ?

El desfile de todas sus facetas es infinito. Había un Perón tortuoso y laberíntico que se combinaba con el otro, sencillo y directo. Un Perón histriónico y otro, carente de artificios. El Perón que vivió su vida entre las multitudes, jamás a solas, y el otro, solitario entre la muchedumbre. El Perón que respetaba el orden y los principios orgánicos y el que recurría a la improvisación demostrando un gran dominio de su arte. El Perón que persiguió objetivos políticos de un modo directo y el Perón cuya estrategia económica fue indirecta.

Su relación con las mujeres abunda en enigmas. Fue muy feliz junto a su primera esposa, una mujer hogareña. ¿ Fue acaso el mismo hombre cuya segunda mujer, una actriz, introdujo cambios en el orden sociopolítico del país ? ¿ Fue alguno de estos maridos el que convirtió a su tercera esposa, una bailarina apolítica de escasas dotes públicas, en la vicepresidente de la Argentina y, al morir, en la primera mujer presidente en el hemisferio occidental ? Un Perón que valoraba a las mujeres por su compañía más que por su cuerpo y otro, ya con 58 años, se acercó a una jovencita de 14, tal vez en una búsqueda inconsciente del hijo que nunca tuvo. Había un Perón que se caracterizaba por ser un hombre de tradición machista y había otro que desafiaba las costumbres de una sociedad dominada por hombres.

Existen otros enigmas acerca de la vida de Perón, quien dejó una marca imborrable en la sociedad a la que perteneció, y la Argentina cambió desde entonces. Pero ¿ cuántos líderes con este tipo de estampa alcanzan la madurez sin acercarse al poder, ni siquiera desde lejos ? Hasta los 48 años, no era previsible que Perón llegase a hacer una carrera política, menos aún que fuese elegido Presidente a los 50. Luego, se vio obligado a dejar la presidencia, partió hacia el exilio, pero seguía siendo el eje alrededor del cual giraba el proceso público. Al cabo de dieciocho años, siendo ya un hombre mayor en los umbrales de la muerte, retornó a la presidencia de su país a través de una victoria aplastante surgida de elecciones libres. ¿ Qué otro líder político tuvo una historia similar ?

A primera vista resulta difícil comprender cómo Perón logró hacer lo que hizo. Lo que se veía en él era notable, pero no suficiente para explicar el extraordinario fenómeno de su carrera. Era alto, de facciones varoniles, atractivas y de sonrisa amplia y lucía muy bien en su uniforme. Por lo general era una persona agradable, que sabía congraciarse con la gente. Trabajaba mucho y tenía la disciplina y la vitalidad necesarias para desempeñarse con éxito en los niveles más altos de la política. Si bien no era un intelectual en el sentido más profundo de la palabra, tenía una inteligencia extraordinaria, inquisitiva y de gran receptividad. Leía mucho, aprendía rápidamente, escribía con suma facilidad, publicó numerosos libros, una gran cantidad de panfletos, columnas periodísticas y otras obras menores. Dictó cátedra en la Escuela de Guerra y hasta el fin de sus días conservó el genio didáctico de un maestro. Extraña unión en un hombre de armas, un hombre político y un hombre de letras. Hacia el final de su vida, desgastado ya por la erosión de la política, soñaba con retirarse al Hudson Institute en Croton - on - Hudson, Nueva York, para consagrarse a satisfacer su ansia de curiosidad y vivir en el apacible mundo de los conceptos. Sin embargo, aun en esta faceta se descubre una dualidad y un enigma. ¿ Aquel Perón que se basó en Licurgo para crear su movimiento político, el que recurrió a Platón y a los filósofos fue el mismo Perón que cerró universidades cuando el panorama de la oposición le resultó ingobernable ?

Para Perón ser astuto era tan natural como respirar. Era un hombre surgido del cinquecento que consideraba a Maquiavelo su mentor político y guía espiritual, ya que había heredado del gran florentino el aspecto noble y pragmático: el amor al patriotismo y a la unidad y el genio para las maniobras oportunistas. Sin embargo, a menudo daba pruebas de una aguda sinceridad que eliminaba las más oscuras huellas de engaño, como Falstaff riéndose de sus propios pecados y de los pecados del mundo mientras pedía otra jarra de cerveza. Era un patriota sincero y deseaba lo mejor para su país, pero más allá de eso cualquiera que desee estudiar a Perón debe examinar detalladamente su relación con los principios, dado que ningún saber adquirido puede resistir las feroces discrepancias entre aquellos que no ven nada positivo en Perón y aquellos que no ven nada más que sus virtudes. Es posible dedicar horas al estudio de la vasta literatura que existe sobre el peronismo y a conversar con los simpatizantes y los enemigos de Perón sin hallar más que unos pocos puntos de contactos. Sus enemigos lo consideraron un tirano, un ladrón y el origen de todo mal. Al mismo tiempo, sus partidarios han dicho: " Para muchos de nosotros, y por sobre todo para los más humildes, Perón es un ídolo ".

Para comprender los increíbles logros de Perón, es indispensable comprender sus cualidades invisibles y abstractas, que no se prestan fácilmente a una estereotipación o caricatura. Entre ellas se cuentan su intuición, su comprensión casi sobrenatural de la psiquis popular y su sensible comunión con la civilización argentina.

Tuvo la visión de un nuevo orden e intentó imponerlo y, hasta cierto punto, tuvo éxito en su empresa. Restableció el equilibrio social; así logró modificar para siempre la dinámica de la sociedad argentina y para muchos representó el sentido de comunidad y cohesión social que se percibe en Evita. Pero sus logros no alcanzaron a satisfacer las esperanzas que tenía depositadas en la Argentina y murió lleno de desesperanza.

Así surge el enigma central de la relación entre Perón y la Argentina: ¿ cómo es posible que haya hecho tanto y sin embargo no haya hecho más ? Némesis reapareció hacia el final con un deterioro físico, pero en los años anteriores las ideas de Juan Domingo Perón encontraron resistencias tan enérgicas como las adhesiones que despertaron, y aún sigue presente el enigma de su éxito y su fracaso.

En la noche del 21 de junio de 1978, un público entusiasta reunido en el Prince Theatre de Londres, Inglaterra, aplaudía el estreno de un nuevo espectáculo musical, basado en la vida y temprana muerte de Eva Perón, la segunda esposa del presidente de la Argentina. Los presentes y los miles de futuros espectadores estaban conmemorando una leyenda y participando en la creación de otra leyenda, ya que el éxito mundial de Evita reflejó como un espejo la mitología de su heroína.

Parece estar inundado de sueños, entre los cuales surge uno que de cualquier manera se contradice con los principales temas del espectáculo musical y que parece una añoranza de la época, atrapada en la melancolía de la más memorable de las canciones:

                                           No llores por mí, Argentina

                                           mi alma está contigo;

                                           mi vida entera te la dedico,  

                                           mas no te alejes,

                                           te necesito.

Allí, quizás, está la clave que también se aplica a Perón: la promesa de la comunidad y la devoción en la Argentina fragmentada que la verdadera Evita conoció y en los mundos allende la Argentina que el público aún vive, mundos en busca de la unidad y el amparo, que intentan al igual que el poema Abt Vogler de Robert Browning hallar un círculo perfecto en un universo de arcos rotos.

 

*     *     *

De las Dras. María Damilakou, Lizel Tornay y Mirta Zaida Lobato, docentes, investigadoras históricas y escritoras, en el interesante libro Cuando las mujeres reinaban, editorial Biblos, Buenos Aires, 191 páginas, profusamente ilustrado, año 2005:

El 1º de Mayo había sido instituido como ritual obrero internacional en 1890. Su establecimiento fue el resultado de un acto político deliberado con el propósito de crear a la clase obrera a través de la pedagogía de la fiesta. Con la fiesta se instauró una tradición con símbolos, eslóganes y recursos que se sumaron a la preocupación de hacer visible a la multitud como señal ostensible del relativo consenso al que habían llegado los trabajadores. Desde entonces y cada año, los asalariados de diferentes ideologías ( anarquistas, socialistas y comunistas ) manifestaban por las calles de la ciudad de Buenos Aires, se reunían en la Plaza Lorea o en la Plaza Miserere con carteles, banderas, bandas de música, y entonaban himnos revolucionarios. El objetivo era colocar al mismo tiempo en la escena nacional e internacional la fuerza de los trabajadores organizados y sus demandas. Las manifestaciones del 1º de Mayo podían ser tanto tumultuosas como ordenadas, y en algunas oportunidades fueron objeto de la represión del Estado y tuvieron su secuela de heridos y muertos.

Entre 1890 y 1946, fecha en la que se festejó por primera vez el 1º de Mayo bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, se realizaron cientos de actos en la ciudad de Buenos Aires y en otras del interior del país. El Día de los Trabajadores se había convertido en un ritual obrero que recordaba a los centenares de trabajadores reprimidos, muertos, heridos y detenidos en las movilizaciones reivindicativas ( mejores salarios, por la jornada de ocho horas, en solidaridad con otros asalariados ) y contra la explotación capitalista. Frente a estas tradiciones el peronismo produjo tanto una ruptura como un cambio de sentido del ritual obrero. La jornada del 1º de Mayo se convirtió en un combate por el espacio simbólico, adquirió un tono magnífico en 1950 y se mantuvo hasta 1955, aunque perdió algo de su brillo luego de la muerte de Eva Perón.

En 1946 se realizó el primer festejo bajo el gobierno de Perón pero en esa fecha todavía no estaba claramente definido el sentido que se le asignaría en el futuro, incluso en algunas localidades hubo varias convocatorias con dirigentes que competían entre sí. El acto nacional fue convocado por la Confederación General de Trabajo ( CGT ) y contó con el apoyo del Partido Laborista, que había dado base de sustento a la movilización política que terminó con el triunfo electoral de febrero de 1946. La columna de manifestantes fue encabezada por Juan Domingo Perón, María Eva Duarte de Perón, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, coronel Domingo Alfredo Mercante, y el secretario de Trabajo y Previsión. Por primera vez en cincuenta y cinco años de historia de los 1º de Mayo las autoridades nacionales encabezaban la marcha junto a los trabajadores y Perón asoció la fecha en el emergente movimiento peronista. Se daba inicio a un proceso de apropiación de los símbolos y significados asociados al Día de los Trabajadores y a las ideologías que habían pugnado por orientarlos. El Día de los Trabajadores se vinculó con la victoria obtenida por el pueblo el 17 de octubre de 1945, cuando los trabajadores se movilizaron para liberar a Juan Domingo Perón de la cárcel en la que había sido confinado por sus compañeros de armas.

El " ayer y hoy ", una expresión que luego fue profusamente utilizada por la propaganda del gobierno, fue clave para marcar las rupturas: el ayer estaba asociado con los excesos y los abusos que alimentaban el odio de los humildes; el ayer estaba signado por las divisiones de las masas populares y por la presencia de " agitadores importados "; también estaba marcado por la indiferencia de los gobiernos y del parlamento. En el hoy, reinaba en cambio la alegría, el júbilo y la fiesta de quienes estaban dispuestos a edificar una nueva Nación. El 1º de Mayo se convirtió en una fiesta porque el triunfo del peronismo encarnaba el sentimiento nacional y una clara ruptura con el pasado cuando los gobiernos oligárquicos reprimían a los trabajadores y provocaban violentos enfrentamientos.

En el ritual obrero resignificado dentro de una nueva liturgia por el régimen peronista las mujeres ocuparon un sitio privilegiado, pues la fiesta culminaba con la coronación de la Reina de los Trabajadores.

Una belleza criolla, representante de un sindicato o de una actividad productiva de una región, era coronada ante una multitud cada 1º de Mayo en los actos oficiales. Esto significaba un cambio importante respecto de las representaciones de la mujer obrera. En 1948, cuando se realizó la primera elección oficial, Perón le habló a la multitud resaltando la importancia de la fiesta para los trabajadores y el gobierno, así como el anuncio de una etapa de felicidad representada por la presencia de las bellas mujeres obreras. Con la exhibición pública de la belleza de la mujer trabajadora se realizaba una operación ideológica que colocaba junto a la dignificación del trabajo una idea del requisito de belleza femenina. Las reinas del trabajo eran la imagen del trabajo digno, que estaba lejos del trabajo humillante del pasado y que deformaba a la mujer y a su prole, popularizado por la literatura y la gráfica de la prensa obrera.

La elección de la Reina del Trabajo en su primera versión fue una iniciativa del diario El Laborista, que organizó el concurso en marzo de 1947 con el objetivo de que el proletariado consagrara en un gran acto a la Reina del Trabajo.

Ya desde fines del siglo XIX las mujeres realizaban innumerables labores en fábricas y talleres en las grandes ciudades como Buenos Aires o Rosario pero también en otras ciudades menores que se extendían por todo el territorio; al promediar la década del 40 del siglo XX el trabajo femenino tenía cierto nivel de calificación y había una clara diferenciación entre funciones domésticas y extradomésticas. La mayor visibilidad de la participación de las mujeres en diversos órdenes de la vida económica, social y política, incluso las artes conflictivas de esa participación, preocupaba al partido gobernante y por eso abordó la situación promoviendo la construcción de estructuras de participación y reconociendo algunos derechos como el de sufragar.

La propuesta de llevar a cabo un certamen realizado por El Laborista no era una novedad. En Estados Unidos lo había inaugurado el Chicago Tribune y en nuestro país diferentes periódicos locales promovían la elección de Miss Simpatía, Miss Sonrisa, de la Reina de la Primavera o de diferentes colectividades étnico - nacionales; en el campo de la actuación las revistas Radiolandia, Antena y Sintonía organizaban los suyos buscando las nuevas estrellas. La diferencia esta vez residía en que se trataba de una propuesta política de movilización popular que finalizaría con la consagración de una mujer trabajadora como Reina del Trabajo. El mensaje en este sentido era claro y ante el envío de numerosas cartas a favor de Evita el diario aclaró a los lectores: " La esposa del general Perón valora en todo su significado esa distinción de que se le hace objeto, pero ella misma desea que la Reina del Trabajo surja de las empleadas y obreras que prestan servicio en fábricas, talleres, oficinas, tiendas, etc., ha resuelto, en un gesto digno de su calidad de primera dama argentina, excluirse de la selección. Por consiguiente, los votantes deben limitarse a pronunciarse exclusivamente por las señoritas cuyas fotografías aparecen en nuestro diario ".

La movilización de El Laborista culminó con la elección de la Reina Nacional del Trabajo de 1947, pero ella fue el resultado de la voluntad de los lectores del diario. Se trató de la primera y la última vez que se aplicara este método; al año siguiente la elección se haría en el marco de la movilización obrera convocada por la CGT y el gobierno, y el jurado estaría integrado por los jefes sindicales, Perón y hasta monseñor Santiago Copello.

Política, cultura y espectáculo se encontraban reunidos en la fiesta del 1º de Mayo. La política se materializaba en el cambio de sentido del rito obrero que ahora formaba parte de la identidad del peronismo y en la movilización de los trabajadores ( varones y mujeres ). El espectáculo adquiría fuerza en el desfile de carrozas alegóricas y en las escenografías que se montaban frente a la Casa de Gobierno y frente al edificio de la CGT. El esparcimiento se materializaba con la fiesta que convocaba a los trabajadores y su familia. La cultura cobraba sentido con las representaciones musicales, los bailes y la presencia de artistas en el palco oficial. En los actos del 1º de Mayo se difundía música clásica y folclore, podía actuar la Orquesta Sinfónica Nacional o el ballet del Teatro Colón.

Acorde con el discurso industrializador del peronismo, la imagen por excelencia en los afiches de propaganda era la figura masculina vestida de overol que representaba al trabajador urbano industrial. Esta imagen competía con la representación del descamisado ( un varón con su camisa abierta ) símbolo del proceso disruptivo que había protagonizado el pueblo el 17 de octubre de 1945.

La iconografía de la mujer en las carrozas alegóricas y en los afiches de propaganda tiene poco de disruptivo. En contraposición, las fotografías de las reinas, en las carrozas, visitando fábricas y centros turísticos, en los retratos donde se destaca la belleza del rostro y en las palabras que enfatizan la suavidad del andar hablan de una mujer moderna, más cercana a las imágenes que difundían las revistas destinadas al público femenino.

Del espectáculo no sólo formaban parte el desfile de las carrozas alegóricas y de las reinas, incluía también varios programas artísticos. Por ejemplo el 1º de Mayo de 1948 el acto se abrió con la ejecución del Himno Nacional Argentino y la marcha " Canto al trabajo " por parte de la banda del Colegio Militar. En 1952 se desarrolló un programa artístico organizado por la CGT que contó con destacadas figuras del teatro, del cine y la radiotelefonía. Desfilaron ante el público la primera actriz Fanny Navarro, quien interpretó el poema de Jorge Mar " Capitana de mi pueblo ", Hugo del Carril, Luis Sandrini, los hermanos Abalos, Juan Carlos Mareco, Agustín Irusta, Iris Marga, Edmundo Rivero, Carlos Montbrun Ocampo y por último la orquesta típica de Julio De Caro.

La fiesta del trabajo era un espectáculo y esto formaba parte del " inconsciente óptico del peronismo ", de las condiciones audiovisuales y cinemáticas de existencia que llenaban de contenido a su formación político - cultural.

La elección de las reinas implicaban un largo proceso al final del cual la mujer más bella era elegida representante provincial - regional del trabajo y, finalmente, en la ceremonia del 1º de Mayo reina nacional. El proceso de selección parece haberse modificado a lo largo del tiempo. Varios sindicatos elegían sus soberanas. Las reinas eran mujeres trabajadoras jóvenes, sus edades oscilaban entre los 16 y los 20 años, que para la fiesta nacional llegaban a la ciudad de Buenos Aires desde los pueblos y las ciudades del interior, visitaban algunas fábricas y eran agasajadas en algunos gremios y en periódicos y revistas. Las bellas mujeres candidatas se ubicaban en una parte importante del escenario que se montaba para el desarrollo de la fiesta. Las candidatas iban vestidas de gala, con capa, corona y cetro. En el proceso de selección de la soberana el ideal de la belleza femenina y la ideología peronista estaban enlazados bajo la noción de armonía, tan difundida durante el período.

La elegidas podían dedicarse a cualquier oficio o actividad. Según la prensa, Ruth Romero, Reina del Trabajo en 1949, ayudaba a sus padres en labores del campo y al mismo tiempo estudiaba economía doméstica y música; Práxedes Mesconi, Reina en 1950, era empleada pública, mientras que Aída Beaumé, que la sucedió se dedicaba a tareas domésticas. Edna Alicia Constantini, Reina del Trabajo en 1952, era modista después de haber estudiado Corte y Confección; las reinas de 1953 y 1954, Nélida María Ferreyra y Susana ( Susy ) Leiva respectivamente, pertenecían a la Unión de Artistas de Variedades, mientras que Elsa Landaburu, Reina del Trabajo en 1955, representaba al gremio de los telefónicos. Cualquier oficio era digno y merecía el respeto público, pero la condición indispensable para la selección de la reina era la belleza física. Era ella la que le permitía convertirse en la " fiel exponente de laboriosidad y belleza jamás desmentidas de la mujer argentina ", en la " auténtica representante de esa gracia y esa belleza genuina de nuestras mujeres de trabajo ". Las reinas encarnaban la belleza y el espíritu del pueblo argentino y representaban a todas las mujeres que trabajan y " laboran la grandeza de la Nación ". De estas manera, las dos cualidades de la reina, la laboriosidad y la belleza, se entrelazaban y extendían a toda la población femenina del país.

En el concurso un jurado masculino, excepto Eva Perón, consagraba a la reina. Los miembros del secretariado de la CGT, dirigentes gremiales y el Presidente de la Nación, eran las voces autorizadas.

Para el régimen peronista la exhibición de la belleza natural permitía la revalorización y la dignificación del trabajo femenino que ya no humillaba a la mujer sino que le aseguraba el reconocimiento público; para la población masculina, fueran los miembros del jurado o los espectadores, la belleza natural de las elegidas servía para identificarlos como poseedores de un bien preciado; mientras que para las mujeres, la belleza " accesible " de las reinas, alejadas de exquisiteces y del modelo de la " femme fatale ", permitía su fácil identificación no sólo con las elegidas sino con un mundo de ensoñación alimentado por la literatura. En otro nivel esas mujeres eran como Eva Perón: reproducen en cierta manera su experiencia, actualizan la historia de la joven humilde que se convirtió en reina de su pueblo y, como recreación de esa persona, ellas también amaban el hogar, el peronismo y a los humildes.

Entrevistada, en junio de 2003, en la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, en su espaciosa casa, entre numerosas fotos familiares y otras en las que se ve coronada por Eva Perón en 1952, Edna Alicia Constantini expresó muy emocionada:

" No era una competencia a la belleza, era más para homenajear a la persona trabajadora. Estaban presentes Evita y Perón. Yo creo que me eligieron a mí porque era la representante de la provincia Eva Perón ( La Pampa ) y Evita ya estaba enferma. Las concursantes no eramos maquilladas y nunca tuvimos que ponernos traje de baño "

La belleza estaba vinculada con conceptos morales que en este caso se asociaban a la dignificación de los trabajadores en general y de las mujeres en particular. Para las jóvenes era normal ir a un baile; ocasionalmente, si era bonita o simpática, podían elegirla reina o princesa. Algunos de esos bailes y elecciones eran promovidos por periódicos o comerciantes locales. Pero fue después de la primera elección de Miss Argentina, resultando ganadora del certamen Hilda Isabel Gorrindo ( Isabel Sarli ), casi de manera coincidente con el derrocamiento de Perón en 1955, cuando las competencias comenzaron a adquirir más o menos los rasgos actuales: compañías de cosméticos y empresas relacionadas con la moda apoyaban la realización del evento, además las jóvenes tenían que desfilar con ropa de fiesta, con traje de baño, y la televisión, que hacía poco había iniciado sus transmisiones, difundía algunas de las imágenes.

El golpe militar de 1955 puso fin a las fiestas del trabajo y a la elección de las reinas. El Partido Peronista y sus militantes fueron perseguidos por el nuevo gobierno militar. La fiesta había terminado abruptamente. No fueron los únicos cambios; en muchos aspectos la cultura se fue transformando en sus expresiones artísticas, gustos musicales, en la moda y fundamentalmente en la vida cotidiana. Allí se produjo una modificación que en más de un aspecto se proyectaría en los años venideros. Los cambios afectarían a varones y mujeres y se apoltronaban en el orden moral sexual. Relaciones extramatrimoniales, la aceptación del goce y de la búsqueda del placer sexual, la liberación del fantasma de la maternidad de la mano de la píldora anticonceptiva, la independencia, el gusto por la lectura, la política y el cine, formaron parte de un nuevo campo de experiencias vividas por las mujeres aunque en grados y velocidades diferentes.

En 1973, luego de varias décadas de transformaciones culturales y de inestabilidad política, de proscripciones, de esperanzas y de frustraciones, el peronismo volvió al gobierno.

El intento de restaurar el pasado se hizo evidente en la celebración del 1º de Mayo y en la pretensión de restablecer el ritual coronado con la elección de la Reina del Trabajo.

Si en el primer peronismo laboriosidad y belleza fueron los atributos básicos mutuamente dignificados en la imagen de la Reina Nacional del Trabajo, en el año 1975 se va priorizar la belleza y en el ritual quedan relegadas tanto la movilización como la participación sindical. La Reina del Trabajo en 1975 fue Teresa Reale, representante de la Unión Argentina de Artistas de Variedades, una bella santafesina de 23 años. Según las noticias periodísticas, no sólo se tuvo en cuenta la belleza de las candidatas sino también su nivel cultural y su condición de mujer que trabaja. El nivel cultural no era considerado importante en las selecciones del primer peronismo, aunque varias candidatas intentaran exhibir sus conocimientos. En 1975 la soberana, además de las tradicionales clases de piano y danzas, había incorporado la expresión corporal y la cultura física así también como el aprendizaje de un idioma extranjero.

Fue la última vez que se eligió una Reina Nacional del Trabajo y así también se puso fin a una época que estaba fuertemente asociada con el proyecto político del primer peronismo.

*     *     *

De la Prof. Daniela Pelegrinelli, licenciada en Educación, especialista en juguetes de colección, escritora, autora del interesante libro Diccionario de juguetes argentinos - Infancia, industria y educación, 1880 - 1965, Editor El Juguete Ilustrado, Buenos Aires, 308 páginas, con cerca de 400 imágenes, año 2010:

Las fábricas de juguetes en el país surgieron como consecuencia de la interrupción de las importaciones durante la Segunda Guerra Mundial. El paso más importante es durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón y con la Fundación Eva Perón, que realizaba compras masivas de juguetes, triciclos, autitos, mecanos, caballitos de maderas, muñecas y jueguitos de té, para distribuir entre los chicos más necesitados.

Como un puente tendido entre los niños y el Estado, contribuyeron a incorporarlos al proyecto nacional y a convertirlos en " la vanguardia política del futuro ", como solía decir Evita. En ese sentido, los juguetes representaron un derecho y un deber.

La mayoría de los juguetes llevaban adheridos viñetas con la imagen de Evita y Perón y el mensaje " Obsequio a nuestros queridos descamisaditos ".

Cada año se entregaban entre dos y tres millones de unidades, poco más de la mitad de la población infantil del territorio.

El Diccionario de juguetes argentinos sirve para aquellos que desean recordar los momentos especiales e inolvidables de la infancia y para quienes quieren compartir con las nuevas generaciones los juegos con los que pasaban felices horas sentados en un rincón del hogar.

Nota:

Para ver la viñeta mencionada, usar el navegador mozilla firefox y clickear, por favor, aquí

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Del Prof. Luis Alberto Romero, investigador del CONICET, profesor de Historia Social General en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, premio Konex en Historia, escritor:

La Segunda Guerra Mundial comenzó con una ofensiva fulminante de los países del Eje. Media Europa quedó en manos de los alemanes. Japón atacó a los Estados Unidos a fines de 1941 y conquistó la mayoría de las colonias inglesas y francesas en Oriente. Pero la entrada en guerra de los Estados Unidos cambió el equilibrio. En 1942, la ofensiva del Eje había sido detenida y en 1943, comenzó la contraofensiva, que fue larga y muy destructiva, hasta la rendición de Alemania y Japón en 1945. Antes de que terminara, los nazis pretendieron concretar el exterminio del pueblo judío. Dos devastadoras bombas atómicas fueron el broche de una guerra que destruyó como ninguna antes.

Para la Argentina, la guerra significó riesgos y oportunidades. Hubo problemas con el comercio exterior y posibilidades para la expansión de la industria local.

La cuestión de la neutralidad de Argentina acentuó la división y polarización de los campos. Para la oposición democrática, los militares golpistas de 1943 eran la versión local del nazifascismo.

El final de la Segunda Guerra Mundial con la victoria de los ejércitos aliados pareció anunciar el triunfo de los sectores que se habían agrupado en la Unión Democrática.

Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial apostaron a la reconstrucción del mundo capitalista, con un generoso plan de ayuda  -  el Plan Marshall  -  del que la Argentina fue excluida. Los tratados de Bretton Woods establecieron el nuevo orden monetario, basado en la convertibilidad del oro y el dólar.

El coronel Juan Domingo Perón advirtió la importancia del movimiento obrero y estableció un firme acuerdo con los sindicatos, basado en una legislación social de avanzada. Con el apoyo del Ejército y de la Iglesia, convocó a grupos de los distintos sectores y conformó una nueva alianza, que finalmente se impuso en las elecciones de 1946.

Estaba en marcha la revolución peronista. Se basó en la acción del Estado y el nacionalismo económico. El sector industrial se benefició con créditos generosos y, sobre todo, con el crecimiento del mercado interno. La clave estuvo en la amplia redistribución del ingreso a favor de los trabajadores y en una política sistemática de democratización y de justicia social. El régimen tuvo su otra cara: la concentración del poder, el avance sobre las instituciones republicanas y la represión de las fuerzas opositoras.

Junto con la justicia social y la independencia económica, la soberanía política fue una de las banderas del peronismo. Esa fue una de las razones por las que Argentina quedó al margen de los arreglos del mundo en la posguerra. El mundo volvió a dividirse en dos: de un lado, las democracias capitalistas, encabezadas por los Estados Unidos, y del otro, el bloque comunista, que se extendió por Europa del este y, en 1949, incorporó a China.

El régimen peronista sostuvo una " tercera posición " y, aunque era definidamente anticomunista, no fue bien recibido por los aliados.

El peronismo consagró los valores de lo popular, opuesto a lo oligárquico.

La figura paradigmática del peronismo fue Evita.

*     *     *

De Mario Valentino, escritor, autor del libro Evita - Argentina lloró por ella - La vida novelada de Eva Perón, colección Nueva Fontana, Ediciones Martínez Roca S.A., Barcelona, España, 200 páginas, año 1979:

Mi libro es una novela, una obra de ficción. Su tema es la vida y la época de María Eva Duarte de Perón, pero no pretende la acumulación exhaustiva de datos bibliográficos ni el erudito análisis de las circunstancias sociales y políticas que configuraron aquel particular período histórico.

Intento plasmar un relato abiertamente literario, en el que personajes supuestos se mezclan a los reales, y la rica y compleja circunstancia vital de la protagonista se describe con el apoyo ineludible de la imaginación y la conjetura. Procuro así apresar la substancia dramática y el perfil humano de un personaje de la historia abrumado por la leyenda, cuya significación ha ido más allá del detalle de sus peripecias.

Quizá resulte necesario aclarar que la trama esencial del relato se apoya en hechos reales, de acuerdo a las fuentes y documentos consultados, y lo mismo ocurre con el marco histórico en el que se desenvuelve la acción. Los pormenores, los gestos, las palabras, los sentimientos que se narran, oscilan entre lo probable y lo posible, aunque permanecen  -  dicho está  -  en el plano de la ficción ... que es, también, una de las maneras de describir la realidad.

Todo un país se detuvo aquella noche del 26 de julio de 1952. Los cines interrumpieron su proyección, los bares y restaurantes desalojaron a sus parroquianos y cerraron las puertas, se apagaron los carteles de luz de neón y se ensombrecieron los escaparates. Las radios, en cadena, pasaban sólo música sacra, interrumpida de vez en cuando por el breve comunicado acerca de la muerte de Evita. La ciudad se llenó de crespones negros, que pendían de las farolas y de los balcones. En poco tiempo, brotando de las esquinas y de entre las sombras de la llovizna, comenzaron a reunirse miles y miles de mujeres enlutadas y hombres tristes, formando largas colas frente al edificio de la CGT, donde sería exhibido el cadáver. Desfilaron lentamente, incrédulos y llorosos, paso a paso, durante días, ante el féretro encristalado.

Para evitar que millones de personas se trasladaran a Buenos Aires, motivando un colapso en la producción y en los transportes, fueron organizados grotescos velatorios sustitutivos en las ciudades y pueblos del interior. En ellos se entronizaba a fotografías, bustos de yeso, o incluso a muñecas que representaban a la " mártir del pueblo ". Se inició así un culto fervoroso y oscuro, que crecería día a día. En las casas obreras, en los hogares y en las chabolas, una vela encendida junto al retrato de Evita canonizaba a la " abanderada de los humildes ". Los honores póstumos del gobierno peronista la ensalzaron hasta el delirio, a lo largo de los tres años que éste sobrevivió a la combativa " jefa espiritual ".

El 16 de septiembre de 1955, un golpe militar derrocó al presidente Perón, que optó por el camino del exilio.

Los peronistas fueron duramente perseguidos y la revancha llegó al fusilamiento de obreros y militares, al encarcelamiento de dirigentes y a la destrucción de toda imagen o texto que recordara que el peronismo había existido. Se prohibió la sola mención pública del nombre de Evita, e incluso se castigó la tenencia privada de su fotografía.

No obstante, en las casas obreras y en las chabolas siguió ardiendo una vela votiva, junto a un retrato con el marco vacío ...

Nota: 

Para conocer más Bibliografía sobre Eva Perón, clickear, por favor aquí.    

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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